/ sábado 6 de octubre de 2018

Inspiración…

…no consiste en crear del vacío sino del caos: «El éxtasis de la influencia»

(Dedicado al desarrollo de la deconstrucción) 8ª Parte

Desde siempre se han dado a la tarea desde diferentes trincheras el mantener viva la tradición del blues, sin embargo es un hecho que la mayoría de las veces las propuestas devienen en un discurso reiterativo donde la estética y estructura sigue los caminos trillados. Así se producen festivales dedicados a este de portento de música negra observándose lamentablemente no haber cambios fundamentales para generar algo que vaya más allá. Claro sería Verdad de Perogrullo, si no se entendiera o manifestara que el camino evolutivo natural del blues dió como resultado al jazz, esto explica muchas cosas que son innecesarias exteriorizar, a buen entendedor pocas palabras. De hecho se ha manifestado que hijo directo del blues es el jazz y su hijo putativo es el rock. Ya se sabe en la actualidad es difícil apreciar que es rock, porque el abanico se ha abierto tanto, que cualquier propuesta de pop parece caber en este género, lo cual es una desgracia para la música. La desgracia impuesta por las leyes de mercado, la música convertida en vil mercancía. Los excesos del neo-liberalismo.

La disertación continua en una intencionalidad punzante para clarificar que existe un exacerbado purismo de aquellos que detentan el blues, es decir; prácticamente aferrados a un arcaísmo lacerante, que no han sabido como generar una continuidad para desarrollar lo que viene. Por otro lado es innegable que también existe una gran parte del jazz que se ha despegado totalmente del blues.

Pero qué pasa cuando llega el trombonista suizo Samuel Blaser en este 2018 con un disco bajo el brazo, acompañado por personalidades de la vanguardia jazzítica de USA, el baterista Gerry Hemingway y el creativo pianista Russ Lossing, además al bajista japonés Masa Kamaguchi. No conforme incluyendo a dos invitados especiales, empezando por la leyenda viviente de la radicalidad Oliver Lake al saxofón y el ahijado musical de Miles Davis, el trompetista Wallace Roney, quien aquí no juega al papel de su padrino. El álbum se titula Early in the Mornin’ en el sello Outhere Recordings, en el que deconstruye temas de la tradición del blues rural. Existe un peso subyacente en cada uno de los temas del blues del campo, de la América Profunda, sin olvidar su apego a la improvisación. Siempre se genera en cada corte un ambiente denso del blues, no se pierde esa relación natural que se da entre lo viejo y lo nuevo, una obra periférica que pone de manifiesto las capacidades de cada músico en pos de una estética de enorme profundidad y belleza dolorosa, siendo ideal para escucharlo por las mañanas, para regresarnos a esa parte olvidada o casi perdida de humanidad, para ponernos los pies en la tierra, en la realidad lacerante; también para decirnos que existe futuro. Así mismo, no conforme Blaser dedica este disco a Jimmy Giuffre (1921-2008) una de las figuras importantes en el desarrollo del estilo Cool Jazz West Cost, para posteriormente decantarse en una música dirigida al ámbito experimental del free jazz, hasta sus últimos días. Lamentablemente olvidado, en el peor de los casos inexistente para muchos supuestos amantes y músicos de jazz.

Blaser como buen líder integra totalmente a sus cómplices, dejándolos que discurran en su instrumento con libertad aportando su propia concepción, lo que redunda en una suma de partes. Todos espléndidos, debiéndose poner atención especial en el desarrollo pianístico de Russ Lossing, quien es un soporte sustancial en los matices, colores y sonoridades que plantea con sus teclados eléctricos, especialmente al piano acústico, interviniendo con una claridad deslumbrante y profunda, resolviendo el enigma de lo viejo y lo nuevo. Gerry Hemingway como siempre, músico favorito de esta columna; quien no solamente es un baterista fino, elegante y radical, sino un consumado compositor de jazz libre y música contemporánea. Masa Kamaguchi se muestra como un bajista sobrio, contenido, pero cuando se trata de tener mayor protagonismo, lo hace de manera contundente, no por algo es compañero de correrías de Russ Lossing en grabaciones y conciertos diversos. En el caso de Oliver Lake, en sus dos intervenciones da clases de la negritud radical, no por algo es cofundador del Black Artistry, grupo de artistas que cambiaron la escena subterránea de New York y su relación con el movimiento radical de la AACM de Chicago, además ser pintor y poeta, filósofo musical en todo el sentido de la palabra ¡Qué mayor presentación que esta!. Wallace Roney trompetista que sustituyó después de su muerte a Miles Davis en la famosa formación de los 60, y que a principios de la década de los 90 se reunieron Wayne Shorter, Herbie Hancock, Ron Carter y Tony Williams para ofrecer un gira mundial para recordar el legado del Príncipe de Color, teniendo la oportunidad de apreciar en directo a este quinteto en el lejano 1992 en el Auditorio Nacional, en un concierto deslumbrante y desconcertante energía. En esta grabación Roney, se muestra punzante y creativo, como siempre, un poco fuera a lo Miles Davis.

El productor y director Robert Sadin explica con claridad de qué se trata la grabación, estableciendo la equidistancia de diferentes formas y personalidades, así como el contexto unificador de la obra.

"La teoría del universo de múltiples versos sostiene que hay un número infinito de sistemas solares que contienen todas las variaciones posibles de nuestro mundo. Incluso en una variedad infinita de sistemas, ¿podríamos encontrar un jugador de trombón cuyos álbumes incluyan una reinterpretación de Machaut? ¿Un retrato de Jimmy Giuffre, y ahora el blues country? No lo creo. Pienso en Eric Dolphy tocando junto con los registros de Charlie Parker, Schoenberg, "Soy un estudiante de Mozart", y por supuesto el paso destilado de Monk. La música de Samuel escuchamos muchos de nuestros recuerdos, reconsiderados, reconfigurados, nuevos y viejos en el mismo momento”. *

No conforme en este 2018 el trombonista suizo nos regala otra grabación demostrativa de la libertad sonora, la capacidad improvisatoria de sólo tres músicos, en un juego maravilloso de comunicación extrema, desarrollando una propuesta provocativa, como debe ser la música; por supuesto nada de complacencias. Esta obra aparece en el sello suizo Hatology, uno de los favoritos del Coraje Creativo. La referencia es Samuel Blaser with Marc Ducret & Peter Dunn, en formación trombón, guitarra eléctrica y batería respectivamente. Tándem global, es decir; suizo, francés y danés.

Atonalidad, furia improvisatoria, distorsiones, percusión acústica en un marco democrático de participación entre los integrantes. La inclusión que significa la destrucción de barreras y paradigmas, bajo el atisbo de la originalidad incluyen una versión de "Fanfare for A New Theatre" del compositor Igor Stravinsky en combinación con la pieza “Useless Knowledge” de Ducret, demostrando que todo se puede integrar para alimentar la experiencia vivencial del hacer música, en todo el sentido de la palabra

La historia continuará…

*Tomado de la página del sello discográfico alemán Hat Hut, por Jonathan Lethem- escritor estadunidense de ciencia ficción y novela negra con incursiones en la música, inclusive haciendo referencia al padre de Charles Mingus.

**https://www.samuelblaser.com/projects/

Esta columna con 8 años de longevidad, puede ser un foro de discusión e intercambio de ideas, se invita a participar. Cualquier comentario hacerlo llegar a Proyectowef@gmail.com

…no consiste en crear del vacío sino del caos: «El éxtasis de la influencia»

(Dedicado al desarrollo de la deconstrucción) 8ª Parte

Desde siempre se han dado a la tarea desde diferentes trincheras el mantener viva la tradición del blues, sin embargo es un hecho que la mayoría de las veces las propuestas devienen en un discurso reiterativo donde la estética y estructura sigue los caminos trillados. Así se producen festivales dedicados a este de portento de música negra observándose lamentablemente no haber cambios fundamentales para generar algo que vaya más allá. Claro sería Verdad de Perogrullo, si no se entendiera o manifestara que el camino evolutivo natural del blues dió como resultado al jazz, esto explica muchas cosas que son innecesarias exteriorizar, a buen entendedor pocas palabras. De hecho se ha manifestado que hijo directo del blues es el jazz y su hijo putativo es el rock. Ya se sabe en la actualidad es difícil apreciar que es rock, porque el abanico se ha abierto tanto, que cualquier propuesta de pop parece caber en este género, lo cual es una desgracia para la música. La desgracia impuesta por las leyes de mercado, la música convertida en vil mercancía. Los excesos del neo-liberalismo.

La disertación continua en una intencionalidad punzante para clarificar que existe un exacerbado purismo de aquellos que detentan el blues, es decir; prácticamente aferrados a un arcaísmo lacerante, que no han sabido como generar una continuidad para desarrollar lo que viene. Por otro lado es innegable que también existe una gran parte del jazz que se ha despegado totalmente del blues.

Pero qué pasa cuando llega el trombonista suizo Samuel Blaser en este 2018 con un disco bajo el brazo, acompañado por personalidades de la vanguardia jazzítica de USA, el baterista Gerry Hemingway y el creativo pianista Russ Lossing, además al bajista japonés Masa Kamaguchi. No conforme incluyendo a dos invitados especiales, empezando por la leyenda viviente de la radicalidad Oliver Lake al saxofón y el ahijado musical de Miles Davis, el trompetista Wallace Roney, quien aquí no juega al papel de su padrino. El álbum se titula Early in the Mornin’ en el sello Outhere Recordings, en el que deconstruye temas de la tradición del blues rural. Existe un peso subyacente en cada uno de los temas del blues del campo, de la América Profunda, sin olvidar su apego a la improvisación. Siempre se genera en cada corte un ambiente denso del blues, no se pierde esa relación natural que se da entre lo viejo y lo nuevo, una obra periférica que pone de manifiesto las capacidades de cada músico en pos de una estética de enorme profundidad y belleza dolorosa, siendo ideal para escucharlo por las mañanas, para regresarnos a esa parte olvidada o casi perdida de humanidad, para ponernos los pies en la tierra, en la realidad lacerante; también para decirnos que existe futuro. Así mismo, no conforme Blaser dedica este disco a Jimmy Giuffre (1921-2008) una de las figuras importantes en el desarrollo del estilo Cool Jazz West Cost, para posteriormente decantarse en una música dirigida al ámbito experimental del free jazz, hasta sus últimos días. Lamentablemente olvidado, en el peor de los casos inexistente para muchos supuestos amantes y músicos de jazz.

Blaser como buen líder integra totalmente a sus cómplices, dejándolos que discurran en su instrumento con libertad aportando su propia concepción, lo que redunda en una suma de partes. Todos espléndidos, debiéndose poner atención especial en el desarrollo pianístico de Russ Lossing, quien es un soporte sustancial en los matices, colores y sonoridades que plantea con sus teclados eléctricos, especialmente al piano acústico, interviniendo con una claridad deslumbrante y profunda, resolviendo el enigma de lo viejo y lo nuevo. Gerry Hemingway como siempre, músico favorito de esta columna; quien no solamente es un baterista fino, elegante y radical, sino un consumado compositor de jazz libre y música contemporánea. Masa Kamaguchi se muestra como un bajista sobrio, contenido, pero cuando se trata de tener mayor protagonismo, lo hace de manera contundente, no por algo es compañero de correrías de Russ Lossing en grabaciones y conciertos diversos. En el caso de Oliver Lake, en sus dos intervenciones da clases de la negritud radical, no por algo es cofundador del Black Artistry, grupo de artistas que cambiaron la escena subterránea de New York y su relación con el movimiento radical de la AACM de Chicago, además ser pintor y poeta, filósofo musical en todo el sentido de la palabra ¡Qué mayor presentación que esta!. Wallace Roney trompetista que sustituyó después de su muerte a Miles Davis en la famosa formación de los 60, y que a principios de la década de los 90 se reunieron Wayne Shorter, Herbie Hancock, Ron Carter y Tony Williams para ofrecer un gira mundial para recordar el legado del Príncipe de Color, teniendo la oportunidad de apreciar en directo a este quinteto en el lejano 1992 en el Auditorio Nacional, en un concierto deslumbrante y desconcertante energía. En esta grabación Roney, se muestra punzante y creativo, como siempre, un poco fuera a lo Miles Davis.

El productor y director Robert Sadin explica con claridad de qué se trata la grabación, estableciendo la equidistancia de diferentes formas y personalidades, así como el contexto unificador de la obra.

"La teoría del universo de múltiples versos sostiene que hay un número infinito de sistemas solares que contienen todas las variaciones posibles de nuestro mundo. Incluso en una variedad infinita de sistemas, ¿podríamos encontrar un jugador de trombón cuyos álbumes incluyan una reinterpretación de Machaut? ¿Un retrato de Jimmy Giuffre, y ahora el blues country? No lo creo. Pienso en Eric Dolphy tocando junto con los registros de Charlie Parker, Schoenberg, "Soy un estudiante de Mozart", y por supuesto el paso destilado de Monk. La música de Samuel escuchamos muchos de nuestros recuerdos, reconsiderados, reconfigurados, nuevos y viejos en el mismo momento”. *

No conforme en este 2018 el trombonista suizo nos regala otra grabación demostrativa de la libertad sonora, la capacidad improvisatoria de sólo tres músicos, en un juego maravilloso de comunicación extrema, desarrollando una propuesta provocativa, como debe ser la música; por supuesto nada de complacencias. Esta obra aparece en el sello suizo Hatology, uno de los favoritos del Coraje Creativo. La referencia es Samuel Blaser with Marc Ducret & Peter Dunn, en formación trombón, guitarra eléctrica y batería respectivamente. Tándem global, es decir; suizo, francés y danés.

Atonalidad, furia improvisatoria, distorsiones, percusión acústica en un marco democrático de participación entre los integrantes. La inclusión que significa la destrucción de barreras y paradigmas, bajo el atisbo de la originalidad incluyen una versión de "Fanfare for A New Theatre" del compositor Igor Stravinsky en combinación con la pieza “Useless Knowledge” de Ducret, demostrando que todo se puede integrar para alimentar la experiencia vivencial del hacer música, en todo el sentido de la palabra

La historia continuará…

*Tomado de la página del sello discográfico alemán Hat Hut, por Jonathan Lethem- escritor estadunidense de ciencia ficción y novela negra con incursiones en la música, inclusive haciendo referencia al padre de Charles Mingus.

**https://www.samuelblaser.com/projects/

Esta columna con 8 años de longevidad, puede ser un foro de discusión e intercambio de ideas, se invita a participar. Cualquier comentario hacerlo llegar a Proyectowef@gmail.com

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