Usted sabe que su escalera
está parada sobre el viento
y que todas las campanas
están llamando a misa.
Sus deseos quieren satisfacción,
pero no ha hallado la manera
de hacerse querer por
un buen hombre.
A dónde ha puesto la mirada,
a quién han clamado sus palabras,
cuántas veces ha rogado por un supuesto amor,
cuántas lágrimas tiene por ahí olvidadas.
La escalera de su amor
está parada sobre la nada
así no podrá pisar
ninguno de esos escalones endebles.
No se trata de rociar más lágrimas
tampoco de maquillarse como clown
no se vista con trapos
con los que se vea ridícula.
Quizá su amor está escondido entre la hierba,
quizá esté clamando por usted detrás de la línea del horizonte,
quizá esté aullando entre lobos nocturnos
paseando bajo la luz de la luna llena.
Es la llamada salvaje de la noche
del instinto que late muy profundo
todo ese deseo insospechado
latiendo dentro de un corazón noble y amoroso.
Salga usted de entre las tinieblas
en donde su nombre es pronunciado en vano,
no tenga miedo de perturbar a los búhos
de ojos grandes y vistosos, luminosos.
Tiene que recordar cómo fue que Jacob
logró construir su escalera,
tiene que luchar contra sus
propios ángeles y demonios.
Tiene que echar mano de todas
sus habilidades,
el llamado salvaje no la esperará
hasta que termine de lavar todos los trastes.
Deje todo tirado y siga esa luz,
esa estrella errante que ha guiado
a tantos, bajo noches siniestras negras,
bajo su manto encontrará abrigo y rumbo.
Siga esa luz, deje que acaricie su piel,
deje que abra las puertas superiores
donde están las llaves
de los mundos secretos.
Déjese amar, no coloque obstáculos absurdos,
déjese desnudar sin miedo, poco a poco,
déjese seducir por un potro salvaje
por un fauno erotizado y ardiente.
No tenga miedo, descubra todo su poder,
todos sus sentidos se aclararán,
deje que la palabra amor la llene de gracia
para que su encuentro sea santificado.
Entonces su escalera estará parada en un lugar seguro,
entonces se dirigirá directo al cielo,
los mismos ángeles la encaminarán
y la Torre de Babel no tendrá poder sobre usted.
Vamos, niña, trepe en ella,
brinque en los escalones,
suba y baje, baje y vuelva a subir,
la escalera bendita se llama amor, entrega, rendición.
Entonces será usted una con su Adán,
luego temblará su ser bien extasiado,
y cada célula de su Vía Láctea
recorrerá el Camino de Santiago.
Es la ruta del amor, amiga,
la del encuentro,
la insólita vía solitaria
en muchos años luz a la redonda.
Un milagro, un misterio, una luz interior,
una esfera, un himno, una centella,
un relámpago en el viento
iluminando la oscuridad infinita.