/ jueves 17 de febrero de 2022

Significado etimológico de los términos “amor” y “amistad”

Literatura y filosofía

En la cultura occidental es común celebrar el 14 de febrero el Día del Amor y la amistad. De hecho, se ha vuelto tan común que pocas veces nos detenemos a pensar qué significan esas palabras: amor, amistad.

La palabra amor tiene básicamente dos posibles orígenes etimológicos. El primero y más conocido, y en el que están de acuerdo casi todos los estudiosos, es que proviene del término indoeuropeo ‘am’, que significa madre. Esto porque históricamente ha sido la madre quien ha dado un amor —digamos— mucho más profundo a otro ser (su hijo). Ahora bien, de ese término indoeuropeo (am) derivó en latín amor -is del que se desprende la palabra (también en latín) amare que indica —precisamente— el significado que hoy tenemos: sentir amor.

Sin embargo, de ese mismo término, amare —y hay que subrayarlo— se desprenden también las palabras amigo y amistad. Es decir, entre el amor y la amistad no hay ni un solo paso. Ambos términos tienen la misma raíz y, en consecuencia, refieren un sentimiento de acercamiento humano profundo.

El segundo origen etimológico es de la época medieval. En él se afirma que la palabra amor es un compuesto de dos partes: el prefijo “a” que significa “quitar” o “ausencia” (como en la palabra amoral, que significa carente de moral; a diferencia de moral, que refiere al sujeto que no actúa de manera moral). La segunda parte es la raíz “mort! que proviene del latín “mortis” que significa “muerte” de tal suerte que “a-mor” viene siendo “carencia de muerte”. La razón que daban los medievales era muy sencilla: el sentimiento del amor provoca que se sienta mucho más vivo. De hecho, los judíos también tenían esta misma idea; así, en su libro Tania (texto parecido a la Guía de los perplejos de Maimónides), escribían que uno no podía ser demasiado duro consigo mismo, pues ello provocaría que el pensamiento se centrara en uno mismo y no en los otros, en particular no en Ha-Shem (Yahvé). Lo contrario, estar alegres, era una forma de servir alegremente a Dios. Por eso ellos (los judíos) hablaban de Leejov (en singular) y Jesed (en plural), con lo que significaban un amor profundo hacia Dios y, al mismo tiempo, un amor profundo de Dios hacia su pueblo. Este amor lo identificaban con la misericordia, la bondad y la compasión. Nótese que estos términos refieren en mucho la relación que existe entre “amor” y “amistad”, es decir, confirman la idea de que el amor no puede ser contrario, o al menos alejado del sentimiento de amistad.

Por otra parte, de la misma idea de “amor” derivó estar “enamorado”. Esta idea se sigue a partir de que hay una tercera forma de comprender la palabra amor; en este sentido, nótese que la palabra enamorarse tiene el prefijo, “in” que significa “dentro”, y una raíz: “mors –es” que significa ‘cultura’; así, su significado sería que la otra persona (a quien se ama) se ha vuelto tan cotidiana que habita en el corazón y el pensamiento de quien la ama. Y esto ha sucedido porque —nótese— se ha vuelto costumbre, ha llegado a formar parte de la cotidianidad de quien la ama. Así, metafóricamente puede decirse que vive dentro de la persona. Es por ello que, aunque la persona se aleje (incluso se vaya para siempre), sigue estando dentro del corazón y el pensamiento de quien la ama: se ha vuelto parte de su propio ser (costumbre).

Hay otras formas de comprender el amor, por ejemplo, entre los griegos. A propósito de ello, les comento, estimados lectores, que hace poco más de diez días abrí un canal en YouTube. El canal se llama Martín Hurtado. En él he subido videos breves (de alrededor de cinco minutos cada uno; aunque también hay dos conferencias más largas), y sigo subiendo de manera continua. El propósito es hablar sobre diversos temas de cultura y educación: literatura, historia, filosofía, entre otros. Ahí pueden encontrar, a propósito de esta fecha (14 de febrero), tres videos. El primero trata sobre el significado de las palabras amor y amistad; el segundo, sobre las tres formas de amor entre los griegos; y el tercero, sobre el amor entre los hebreos. Además, hay otros temas que pueden resultarles interesantes, por ejemplo, hay uno en el que explico que el saludo correcto es “buenos días” y no “buen día” (aunque aclaro que ambas formas son válidas); lo mismo sucede en uno en el que trato sobre las expresiones “vaso de agua” y “vaso con agua”; y uno más, en el que explico la diferencia entre “alumno” y “estudiante”. En fin, los videos están ahí, la puerta está abierta. Espero tu visita.

En la cultura occidental es común celebrar el 14 de febrero el Día del Amor y la amistad. De hecho, se ha vuelto tan común que pocas veces nos detenemos a pensar qué significan esas palabras: amor, amistad.

La palabra amor tiene básicamente dos posibles orígenes etimológicos. El primero y más conocido, y en el que están de acuerdo casi todos los estudiosos, es que proviene del término indoeuropeo ‘am’, que significa madre. Esto porque históricamente ha sido la madre quien ha dado un amor —digamos— mucho más profundo a otro ser (su hijo). Ahora bien, de ese término indoeuropeo (am) derivó en latín amor -is del que se desprende la palabra (también en latín) amare que indica —precisamente— el significado que hoy tenemos: sentir amor.

Sin embargo, de ese mismo término, amare —y hay que subrayarlo— se desprenden también las palabras amigo y amistad. Es decir, entre el amor y la amistad no hay ni un solo paso. Ambos términos tienen la misma raíz y, en consecuencia, refieren un sentimiento de acercamiento humano profundo.

El segundo origen etimológico es de la época medieval. En él se afirma que la palabra amor es un compuesto de dos partes: el prefijo “a” que significa “quitar” o “ausencia” (como en la palabra amoral, que significa carente de moral; a diferencia de moral, que refiere al sujeto que no actúa de manera moral). La segunda parte es la raíz “mort! que proviene del latín “mortis” que significa “muerte” de tal suerte que “a-mor” viene siendo “carencia de muerte”. La razón que daban los medievales era muy sencilla: el sentimiento del amor provoca que se sienta mucho más vivo. De hecho, los judíos también tenían esta misma idea; así, en su libro Tania (texto parecido a la Guía de los perplejos de Maimónides), escribían que uno no podía ser demasiado duro consigo mismo, pues ello provocaría que el pensamiento se centrara en uno mismo y no en los otros, en particular no en Ha-Shem (Yahvé). Lo contrario, estar alegres, era una forma de servir alegremente a Dios. Por eso ellos (los judíos) hablaban de Leejov (en singular) y Jesed (en plural), con lo que significaban un amor profundo hacia Dios y, al mismo tiempo, un amor profundo de Dios hacia su pueblo. Este amor lo identificaban con la misericordia, la bondad y la compasión. Nótese que estos términos refieren en mucho la relación que existe entre “amor” y “amistad”, es decir, confirman la idea de que el amor no puede ser contrario, o al menos alejado del sentimiento de amistad.

Por otra parte, de la misma idea de “amor” derivó estar “enamorado”. Esta idea se sigue a partir de que hay una tercera forma de comprender la palabra amor; en este sentido, nótese que la palabra enamorarse tiene el prefijo, “in” que significa “dentro”, y una raíz: “mors –es” que significa ‘cultura’; así, su significado sería que la otra persona (a quien se ama) se ha vuelto tan cotidiana que habita en el corazón y el pensamiento de quien la ama. Y esto ha sucedido porque —nótese— se ha vuelto costumbre, ha llegado a formar parte de la cotidianidad de quien la ama. Así, metafóricamente puede decirse que vive dentro de la persona. Es por ello que, aunque la persona se aleje (incluso se vaya para siempre), sigue estando dentro del corazón y el pensamiento de quien la ama: se ha vuelto parte de su propio ser (costumbre).

Hay otras formas de comprender el amor, por ejemplo, entre los griegos. A propósito de ello, les comento, estimados lectores, que hace poco más de diez días abrí un canal en YouTube. El canal se llama Martín Hurtado. En él he subido videos breves (de alrededor de cinco minutos cada uno; aunque también hay dos conferencias más largas), y sigo subiendo de manera continua. El propósito es hablar sobre diversos temas de cultura y educación: literatura, historia, filosofía, entre otros. Ahí pueden encontrar, a propósito de esta fecha (14 de febrero), tres videos. El primero trata sobre el significado de las palabras amor y amistad; el segundo, sobre las tres formas de amor entre los griegos; y el tercero, sobre el amor entre los hebreos. Además, hay otros temas que pueden resultarles interesantes, por ejemplo, hay uno en el que explico que el saludo correcto es “buenos días” y no “buen día” (aunque aclaro que ambas formas son válidas); lo mismo sucede en uno en el que trato sobre las expresiones “vaso de agua” y “vaso con agua”; y uno más, en el que explico la diferencia entre “alumno” y “estudiante”. En fin, los videos están ahí, la puerta está abierta. Espero tu visita.

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