Este 22 de septiembre se celebra en todo el mundo el Día del Mimo, fecha en la que se conmemora la muerte de Marcel Marceau, uno de los grandes referentes de la pantomima a nivel internacional.
Para celebrar esta fecha, la artista Alaide Ibarra realizó en Querétaro un performance en el que rindió un homenaje a Frederik Vanmelle, mimo de origen Belga que llegó a México en 1978 y fue maestro de Humberto Ibarra, quien se dedica a este arte desde hace más de 20 años.
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“Frederik fue mi maestro, amó nuestra cultura y formó en México el Teatro Frederik, lamentablemente muere en el sismo del 85, si yo pudiera elegir la fecha en la que debería de ser el Día del Mimo sería el 19 de septiembre, porque ese día murió mi maestro. Frederik hacia un teatro corporal visual interdisciplinario, vino a revolucionar el arte del mimo que se hacía en ese entonces, a finales de los 70 había un movimiento muy fuerte del mimo en México”, comenta Humberto Ibarra.
El artista también se unirá a los festejos con el espectáculo Breve historia del mimo, que se presentará de manera gratuita el próximo sábado 24 de agosto, a las 18:00 horas, en el Centro de las Artes de Querétaro (Ceart).
Con este show, Ibarra formará parte de la séptima edición del Festival Internacional de Artes Escénicas –que se llevará a cabo del 22 al 24 de septiembre–, y en él contará de una manera amena y divertida el origen de la pantomima.
Pero más allá de los actos conmemorativos en torno a la actividad de los mimos, Ibarra reflexiona en entrevista con DIARIO DE QUERÉTARO sobre el contexto de este tipo de arte en México. Con pesar, reconoce que los mimos están desapareciendo, al igual que sus espectáculos.
Calcula que en México existen alrededor de 40 mimos, aunque no todos con formación profesional, algunos de ellos son mimos empíricos, otros tuvieron la oportunidad de conocer y aprender de grandes referentes de la pantomima en nuestro país, como Juan Gabriel Moreno quien dio clases durante muchos años en la Universidad Nacional Autónoma de México.
¿Por qué están desapareciendo los mimos? Humberto Ibarra lo atribuye a dos razones principales; la primera es la falta de una escuela del mimo en México, donde puedan formarse nuevos representantes de este arte, lo que a su vez se refleja en la falta de apoyos gubernamentales para fomentar y rescatar el trabajo de este sector.
“No hay una escuela del mimo en México como en otros países. En México son pocos los que han estudiado de a deveras, muchos otros han tomado un curso de una semana, una clase de un día, eso no es ser mimo. A nivel federal en las becas que dan para las artes ni siquiera está la categoría mimo, existe el de circo, cabaret, danza, teatro, música, artes plásticas, pero no existe el área del mimo”, lamenta.
Otra razón, señala Ibarra, es la falta de interés de los propios artistas por profesionalizarse, pues muchos creen que el arte del mimo se limita “a pintarse la cara de blanco”, refiere.
“Lamentablemente hay pocos mimos y los pocos que hay no todos tienen preparación, a veces se cree que comprando un poco de maquillaje y una playera a rayas y con guantes ya sé es mismo; nosotros mismos hemos provocado que la gente se aleje de nuestro trabajo porque creen que siempre va a haber una burla, una imitación. Creo que nosotros somos los causantes, no tenemos suficientes propuestas y no nos hemos preocupado por nuestro trabajo”.
Humberto Ibarra plasma esta realidad en su libro Mimos de México (2018), dedicado al mimo mexicano Juan Gabriel Moreno.
Humberto Ibarra realizó en 2019 el primer Festival Internacional de Mimo de la Ciudad de México, igualmente en honor al maestro Juan Gabriel Moreno, encuentro que no ha tenido continuidad debido a múltiples factores, el más importante, la reciente pandemia de Covid-19.
A través de su asociación civil Mima Escénica, el artista busca visibilizar este arte en México, pues no considera que la pantomima tenga un valor menos significativo que las otras artes escénicas.
“El mimo es el arte más antiguo porque el hombre se expresa con su cuerpo incluso antes de aprender a hablar. En las cavernas, donde pintaron aquellas famosas pinturas rupestres, seguramente llegaron y contaron esa historia con el cuerpo. Queremos decir que los mimos no somos invisibles, que existimos, a veces pareciera que desaparecemos al igual que nuestros actos”, señala.
