“Me parece que no hay nada más político que la autobiografía”: La Bala Rodríguez

La Bala Rodríguez busca visibilizar otras experiencias corpóreas y denunciar la gordofobia, lesbofobia y racismo

Donna Oliveros | Diario de Querétaro

  · miércoles 9 de marzo de 2022

Foto: Cortesía | Museo de Arte Contemporáneo Querétaro

La gordofobia es un tema que ha ocupado un espacio central en el trabajo de la artista feminista La Bala Rodríguez, quien asegura utilizar la poesía y el performance para nadar aguas profundas sobre esta forma de discriminación de la que pocas personas quieren hablar.

Tras alejarse de la luz pública un largo tiempo, la también impulsora del activismo gordo en el estado ha vuelto a emerger en la escena con un nuevo proyecto. Se trata de Las olas de mi cuerpo hablan cetáceo, una instalación sobre los cuerpos gordos, lésbicos y racializados que se compone de performance, fotos y videos, mismos que podrán verse en el Museo de Arte Contemporáneo de Querétaro hasta el 29 de mayo.

En entrevista con DIARIO DE QUERÉTARO, la artista explica que la instalación reúne piezas que realizó desde 2011 hasta la fecha, en las que muestra su propia experiencia con la gordofobia y la discriminación de género.

“Hablo como activista, feminista y lesbiana. Reúne todo el trabajo que he hecho contra la gordofobia. Es una suerte de retrospectiva de lo que llamo `fotografía autobiográfica´ – por no decir que es un registro de performance– que he hecho en soledad, en mi territorio y terruño; en playas de La Paz y de Baja California Sur, de donde soy originaria. Lo que busco es compartir lo que mi cuerpo de lesbiana, gorda y leída como mujer, registra. Hablo de memorias de dolor pero también de dulzura, de alegría y celebración por estar viva.”, asevera.

Entre las piezas, hay fotografías en las que La Bala se mimetiza con los paisajes de aquellos lugares donde solo ciertas experiencias corpóreas están permitidas.

Es una forma en la que, dice, ella se desenmarca de un proyecto humanista que no la incluye: “Si no soy humana, soy materia, soy el cerro, soy más parecida al cuerpo de una ballena; un animal antiguo y muy de mi paisaje y de mis memorias de infancia y actuales”, agrega.

Inspirada en el trabajo de fotógrafas como Laura Aguilar, La Bala se desnuda en las playas para denunciar el cuerpo velado y sepultado entre capas de ropa para no ser visto y vigilado.

“La playa como experiencia íntima es un lugar de mucha vigilancia para el cuerpo, es una persecución del cuerpo normal, el cuerpo bello y funcional y de este horror de sentirse monstruosa en algún momento”.

Sus exploraciones también buscan abrir un diálogo dentro de los feminismos, donde asegura, la discusión se ha acotado a ciertos temas y la representación en el imaginario social, sigue dejando afuera a muchas.

“Creo que el feminismo va recio, pero me preocupa que de pronto sea tan estrecho el discurso, que solo hablemos de temas específicos (…)El tema de la gordofobia, por ejemplo, ha sido trabajado desde el `Body positive´; que en realidad es un juego desde el capitalismo y el mercado de las tallas, con muchos patrones de belleza. Vemos gordas sin panza y modelos en procesos de blanqueamiento infinito. No circula un amplio espectro de gordas en ese mundo, como el de las gordas grandes, que implica hablar de otras violencias, como de aquellas mujeres que tienen que comprar dos asientos de avión”.

Las olas de mi cuerpo hablan cetáceo, puntualiza, es una apuesta a la visibilización de otras experiencias corpóreas y una invitación a crear otras formas de representación, “me parece que no hay nada más político que la autobiografía”.

Desde la decolonialidad, la obra también muestra algunos indicios históricos sobre los orígenes de la heteronorma y hace un rescate de la genealogía del monstruo.

Se puede visitar de las 12:00 a las 20:00 horas, de martes a domingo. La entrada es libre.