Desde hace 10 años Rafael Zárate da clases particulares de música a los pequeños, les enseña el mismo repertorio de manera individual y posteriormente, crea un ensamble para presentar un espectáculo en vivo.

“Es como una banda, sólo que no se veían mucho entre ellos en el día a día, pero sí cada tres o cuatro meses cuando hacíamos el ensamble”, dice a propósito de los niños a los que enseña bajo, batería, guitarra, canto, armónica y hasta percusión.

Unas semanas antes de implementarse la cuarentena por el Covid-19, Rafael abriría una escuela de música, ya que su horario estaba completo y había decidido dar el siguiente paso para empezar a atender grupos.

“De repente cayó la cuarentena y ya no se pudo hacer nada”, señala y explica que continúa dando clases, pero ahora en línea y ante la facilidad de no tener que trasladarse de un lugar a otro, aún cuenta con horarios disponibles para recibir a nuevos alumnos.

Sin embargo, uno de los retos a los que se ha enfrentado con esta nueva modalidad es que por tratarse, en algunos casos, de niños muy pequeños la distancia física impide que pueda ayudarlos a colocar el “dedito” en la cuerda o tecla correcta.

Por ello implementó la creación de videos previos en los que ha asignado un número a cada dedo, así como otro número a cada tecla, traste o cuerda, además de que se necesita el apoyo de un adulto que asista a la clase virtual.

“Yo les digo que aprovechen este tiempo para concentrarse, ya que están lejos de la presión social y de compromisos, les recomiendo que le echen muchísimas ganas (…) Creo que es la oportunidad para que hagan el trabajo diario y logren romper la primera barrera para poder tener las manos fuertes”, señala.

Al respecto, indica que se ha encontrado con pequeños que per se poseen habilidades artísticas e incluso oído musical, por lo que a veces sin haber tenido clases previas están listos para incorporar este conocimiento a su vida. “Lo que necesitan es gimnasio de dedos y tengo varios ejercicios, incluso algunos amigos de alrededor del mundo, entre ellos un brasileño, me está mandando videos que están en nuestra página, sobre cómo ellos pueden practicar diario; los niños ya son artísticos, lo que necesitan es tener dedos ágiles”.

Con ADN musical

Zárate detalla que es muy sencillo identificar si un niño tiene habilidades artísticas, ya que puede observarse como parte de su vida diaria, por ejemplo, si al terminar de ver una película éste comienza a cantar los temas. “También, como maestro, en la primera clase toco las notas en un teclado y les pido que las canten y eso me dice si ya tienen el oído desarrollado; ellos pueden afinar muy rápido todas las notas”, explica sobre cuando los examina en una primera clase.

Otro de los retos de este tipo de educación a distancia, dice, es lograr que los niños hagan sus tareas, ya que saben que sólo lo verán a través de una pantalla, contrario a cuando tienen presente que llegará a sus casas y sienten un mayor compromiso. “Ahorita la meta es convencer a los niños para que practiquen un poco todos los días, son cinco o diez minutos al día, tampoco es necesario que practiquen dos o tres horas porque al siguiente día no van a hacerlo; es como aprender un idioma, poco a poco”.

Finalmente, además de brindar un espacio alterno durante el encierro por el confinamiento, el músico explica que algunos chicos que están por entrar a la adolescencia encuentran en esta clase un momento de liberación; “se salen un poquito de su ambiente y es una experiencia diferente”.

La página de Facebook para saber todo sobre estas asesorías es @Blackbirdmpa.