En la actualidad es muy común escuchar que las personas padezcan de depresión y ansiedad, muchos aún estamos incrédulos incluso que desde temprana edad un pequeño pueda sufrir de estos trastornos a los que muchas veces referimos como “es la edad”, sin embargo especialistas aclaran que esta condición puede agravarse si no se toman acciones en cuanto comiencen los síntomas.
Muchas veces los síntomas se confunden con sentir que estamos solos, que nuestro carácter no nos permite hacer amigos, tener diferencias con la pareja o sentir que no encajamos con la sociedad, según el Centro Especializado en Trastornos Mentales, cuando la tristeza dura bastante tiempo e interfiere con las actividades cotidianas podríamos estar frente a un cuadro de depresión.
Los síntomas de la depresión presentan alguna de estas conductas:
Sentirse triste o ansioso con frecuencia o todo el tiempo.
No querer realizar actividades que antes eran divertidas.
Sentirse irritable, frustrado con facilidad o intranquilo.
Tener dificultad para dormirse o seguir durmiendo.
Levantarse muy temprano o dormir demasiado.
Comer más o menos de lo usual o no tener apetito.
Tener malestar, dolores, dolores de cabeza o problemas estomacales que no se mejoran con tratamiento.
Tener dificultad para concentrarse, recordar detalles o tomar decisiones.
Sentirse cansado, aun después de dormir bien.
Sentirte culpable, que no vale nada o desamparado.
Pensar en el suicidio o en hacerse daño.
Según el psiquiatra Agustín Fernández, muchos niños presentan miedos y preocupaciones, sienten tristezas, enojos, frustraciones, pero como padres debemos observar si estas conductas son ocasionales, porque están pasando un mal día, o de verdad es una problemática constante, como ejemplo indica que es común que el pequeño se sienta triste y hasta angustiado si por primera vez se deja en el kinder o al cuidado de alguien que lo conozca, lo que ya es un signo de alarma es cuando surgen miedos intensos en diferentes momentos como sentir angustia desde una noche antes de ingresar al colegio, no querer soltar a mamá o papá y presentar incluso enojo por sentirse “abandonados”.
“Cuando los sentimientos de miedo y tristeza son persistentes o extremos podrían deberse a ansiedad o depresión. Debido a que los síntomas son principalmente pensamientos y sentimientos, a veces se les llama trastornos de internalización", indicó el especialista.
La depresión y ansiedad generalmente van de la mano, aunque hay que aclarar que son trastornos diferentes, donde la ansiedad se caracteriza por el miedo y la angustia constante, mientras que la depresión suele ser un trastorno en el que la persona se siente deprimida y no tiene motivación ni interés para realizar tareas que antes eran satisfactorias.
La Clínica Mayo en uno de sus artículos indicó que la ansiedad puede presentarse como un síntoma de la depresión clínica (mayor), pero también es frecuente tener depresión que se desencadena debido a un trastorno de ansiedad, como el trastorno de ansiedad generalizada, el trastorno de pánico o el trastorno de ansiedad por separación.
Es por ello que a muchas personas se les diagnostica trastorno de ansiedad y depresión clínica; los síntomas de ambas afecciones suelen mejorar con asesoramiento psicológico (psicoterapia), medicamentos, como antidepresivos, o las dos opciones.
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Especialistas indican que los cambios en el estilo de vida, como mejorar los hábitos de sueño, aumentar el apoyo social, utilizar técnicas para reducir el estrés o hacer actividad física de forma regular, también pueden ser de ayuda y un consejo que dan para los pacientes con cuadros de depresión y ansiedad es evitar el consumo de alcohol, drogas recreativas y fumar, pues estas sustancias empeoran estas afecciones e interfieren con el tratamiento.
Lo más recomendable para estos casos es acudir con un especialista en psiquiatría ya que será el encargado de diagnosticar cuál es la verdadera razón del malestar o comportamiento del paciente y será el único encargado de recetar el tratamiento justo para combatir el padecimiento. Lo más importante es no automedicarse, no juzgar al paciente y si es necesario pedir ayuda a la línea 800 911 2000, donde te brindarán asesoría especializada sin costo.
