Un público, en su mayoría femenino, disfrutó de una noche derecuerdos el pasado miércoles en el concierto de Emmanuel, quiendurante una hora y media deleitó con sus más grandes éxitos quelo han consolidado en sus más de 40 años de trayectoria musical.Baile, nostalgia y aplausos definieronla noche.
Entre ovaciones y aplausos, acompañado de sus músicos y unaproducción de gran tamaño compuesta de luces y pantallas,Emmanuel salió al escenario para comenzar la velada de “The hitstour” en Querétaro; vestido de negro, con un saco extravagante yun par de zapatos llamativos que hacían juego el cantante inicióal ritmo de “Corazón de melao”. De manera inmediata, las 4 mil700 almas que se encontraban en el recinto comenzaron a bailar ensus lugares. Acompañado del coro de los queretanos, siguió con lainterpretación de “No he podido verte”, “Tengo”,“Seguía lloviendo afuera”, “Quiero dormir cansando”, entreotros, alternando ábumes y décadas.
El público no dejaba de cantar y bailar cada una de lascanciones mientras que Emmanuel recorría de extremo a extremo elescenario, lemocionando a las presentes.
Tal como lo había asegurado en entrevista, las cancionesmantenían su esencia, pero también tenía nuevos arreglos que lashacían más rítmicas y contemporáneas. Después de interpretaralgunos éxitos, ya cerca del final interpretó “El rey azul”,la cual hasta ese momento de la noche se posicionaba como lafavorita y la más coreada, pues incluso el público se puso de piepara moverse de lado a lado y disfrutar el tema. Al culminar conesta canción el concierto parecía haber acabado incluso elrecinto lucía oscuro, de la nada una luz iluminó al pianistaquien tocaba una especie de riff, el público desconcertado pedíacon gritos a Emmanuel que regresara y de la nada, con un cambio deropa apareció; sacó su celular que tenía la lámpara encendida einvitó al público a también hacer eso, la respuesta fueinmediata y llena de emoción pues era “Con olor a hierba”,tema de su tercer álbum de estudio Íntimamente, lanzadoen 1980. Tras esa delirante interpretación, un popurrí cerraba elconcierto “Ahora me voy” y “Todo se derrumbó” locomponían. Fue ese último tema el que resonó en el AJOD pues uncoro unísono se escuchó durante la interpretación. Sin dudadejó lo mejor para el final, pue “La chica de humo” y “Todala vida”, de 1984, fueron las canciones con las que se despidióde un público que de manera eufórica, de pie y bailandodisfrutaba los últimos momentos del concierto. “Vivamos en paz,muchas gracias Querétaro”, fueron las palabras finales deEmmanuel.