La ley de indulto de 1826, su aplicación en Querétaro

Por M.H. Eva Lilia AcostaGarnica

Estudiar los procesos criminales nos permite conocer la maneraen que funcionaban las instituciones, los motivos por los quefueron expedidos ciertos decretos, las leyes para sancionar uotorgar beneficios a los delincuentes y la respuesta social de ungrupo frente a esas medidas. En este caso a través del decreto deindulto de 1826 podemos conocer una parte de la historia deQuerétaro, la situación política, económica y social que sevivía en esta etapa y los motivos por los que se expidieronalgunas leyes y la praxis del sistema.

El indulto es una figura jurídica muy antigua. En nuestro países una herencia de la época colonial y continua vigente. ElDiccionario Jurídico Mexicano lo define como la acción por lacual se conmuta o perdona una pena dada a un delincuente sin quepor ello deje de ser culpable. Esta prerrogativa brinda laposibilidad al delincuente de reinsertarse en la sociedad cuando,por su buena conducta en prisión, demuestra que entendió el dañosocial que causó y, por ende, está convencido que no volverá adelinquir.

Existen dos tipos de indulto: el general que otorga lacancelación de todas las penas dadas y el particular que cancela oconmuta una o algunas condenas. A lo largo de la historia, elindulto ha sido utilizado para diferentes fines; en México, unavez consumada la independencia, durante el gobierno de Agustín deIturbide, se expidieron los primeros indultos para manifestar “sucontento por la lucha recién librada”, el 15 de marzo de 1822 seemitieron dos, uno fue para todos los individuos perseguidos yprocesados por opiniones políticas otorgándoles la libertadabsoluta, y otro para los militares a los que se les asignóalistarse en el servicio militar del nuevo gobierno, por el tiempoque les restara de condena.

En 1823 el Congreso Mexicano otorgó el indulto a los presos poropiniones políticas pero que no hubieran conspirado contra laseguridad pública y en 1824, el presidente Guadalupe Victoriaemitió el indulto para otorgar libertad a las tribus sublevadas deSonora, “como muestra de filantropía para evitar el abismo de ladestrucción absoluta”. La intención de los distintos indultosera mostrar benevolencia e indulgencia a los sentenciados, peroeran expresamente para un tipo de reos y, en algunos, casos estabancondicionados.

A diferencia de los anteriores, el “Decreto de indulto a lospresos del estado del 7 de septiembre de 1826” que promovió elCongreso de Querétaro, estableció únicamente como condiciónpara obtener el beneficio la fecha en que se cometió el delito,sin importar el tipo de delito. ¿Por qué cualquier delincuentepodía obtener el beneficio sin importar si había robado, violadoo asesinado?, ¿qué buscaba el gobierno con tal medida? La leyestableció que el delincuente podía obtener el beneficio siemprey cuando recibiera el perdón de la parte ofendida, ¿cuál fue larespuesta de la víctima o sus familiares?

Para responder esas preguntas se revisaron los expedientesjudiciales salvaguardados en el Archivo Histórico del PoderJudicial de Querétaro de los años 1822 a 1829, y consultadosacervos del Archivo Histórico de Querétaro del mismo periodo, enlas que se localizaron datos que permitieron contextualizar elperiodo de estudio en el que se inscribió el decreto. En estesentido, el decreto de indulto de 1826 se circunscribe en larecién creada República Federal Mexicana, con 19 estados y 5territorios, se estableció la división de poderes en: ejecutivo,legislativo y judicial, estando al mando del ejecutivo GuadalupeVictoria y como vicepresidente Nicolás Bravo.

El gobernador de Querétaro era José María Diez Marina y elvicegobernador Lino Ramírez, la Carta Magna de 1824 fueprácticamente replicada en la Constitución Estatal de 1825, seestableció la elección de los representantes a través de losciudadanos, la igualdad política y como única religión lacatólica apostólica y romana, además se otorgó al poderejecutivo la facultad para indultar, entre otras. La mayoría delas disposiciones eran una aspiración política, el gobiernomexicano buscaba alcanzar los preceptos ilustrados, pero este credono estaba cimentado en la realidad del país, la mayor parte de lasociedad era analfabeta, existía inexperiencia política,regionalismos, diversidad de idiomas y la bancarrota hacendaria.Ésta última, la más visible y la más urgente de resolver.

La situación de las cárceles es una muestra de la penuriaeconómica que se vivía, por ejemplo, en Tolimán, el prefecto dela Misión de las Palmas informó que los lugares para resguardar alos presos apenas constaban de un “cuarto redondo” sinventilación. En Amealco, el prefecto Francisco Varela informó algobernador “Excelentísimo Señor en todo este Distrito no hayuna cárcel ni donde asegurar una paloma, pues no hay más de unaespecie de xacales [sic] donde siempre se han fugado los reosburlándose de las autoridades […].

En la Cárcel Nacional, informó el Alcaide Ignacio Pérez, porlas noches, los reos hacían sus necesidades en un barril que seencontraba entre ellos y “es mucha la hediondes [sic]que se percibe”. La puerta principal tenía unos palos queservían para contener a los presos, pero estaban descompuestos y,la segunda puerta contaba con una cadena aunque le faltaba un“candadito”.

Las condiciones de las cárceles también impactaron la salud dealgunos presos por el hacinamiento, insalubridad y falta dealimento, esto último implicó que los parientes de los presos seconvirtieran en los responsables de proveerles alimentos, pues lacaridad y el erario no eran suficientes. Puede deducirse que lacorrección del delincuente era poco factible, solamente se lesresguardaba pero no existían mecanismos para que el reoreflexionara sobre sus actos. El condenado solamente se quejaba delo mal que la estaba pasando y lo que su familia padecía.

El indulto de 1826 entró en vigor en septiembre de ese mismoaño, estableció que el delito se hubiera cometido antes del 22 deagosto de 1826 y podía acogerse a él todos los condenados inclusolos que se hubieran fugado de prisión, el beneficio era lacancelación o conmutación de la pena por una más benigna. Estuvovigente hasta septiembre de 1829 cuando se expidió otro indultopara despresurizar las cárceles, pero el destino final de losbeneficiados era purgar la sentencia en el servicio de armas.

De los documentos consultados, poco más de 400, se detectaron189 personas que solicitaron el indulto por delitos de robo y dañoa la hacienda pública 61 personas, por faltas a la moral 19personas y por homicidio 109. El total de personas indultadasfueron 180, por robo y daño a la hacienda pública se negaron 8procesos y 1 por faltas a la moral, las peticiones de indulto porhomicidio fueron otorgadas todas. En las gráficas se muestra másclaramente el delito específico y la cantidad de personas.

La prerrogativa solía usarse al final de una crisis de estado,alguna lucha o pugnas sociales, buscando propiciar la unidad ytranquilidad pública. En este caso, el indulto se expidió parasubsanar diversas situaciones: aliviar la carga presupuestal quepara el gobierno implicaba el sostenimiento de los presos,incorporar a la vida productiva al condenado -el artículo novenoestablecía que el beneficiado debía buscar un trabajo honesto ynotificarlo al prefecto de su localidad-, procurar la unión de losmexicanos al establecer como condicionante el perdón de la parteofendida, aliviar los padecimientos del delincuente y aligerar lacarga para su familia.