Aún no marcaban las ocho de la mañana en el reloj cuando las filas para votar ya se extendían afuera de las sedes oficiales. Los minutos pasaban y los votantes seguían llegando con cubrebocas y credenciales en mano: “Disculpe, ¿dónde va la fila?¿Sabe de qué letra a qué letra van aquí? ¿Esta fila es para votar? se escuchaba decir entre las personas, cuyos cuestionamientos rápidamente cambiaron de tono: “Y por fin, ¿a qué hora nos van a dejar pasar?”.
La confusión y enojo se hizo viral entre los electorados cuando la apertura de las sedes se demoró más de una hora, luego de que funcionarios de casilla llegaran tarde a la cita o de plano, renunciaran la misma mañana. Lo anterior provocó que solo el 56.61% de las dos mil 853 casillas que se preveía instalar en el estado, estuvieran listas a la hora estipulada.
Las medidas anti Covid-19 también provocaron que el proceso se alentara más de lo habitual, pues de acuerdo con lo dispuesto en el protocolo sanitario del Instituto Nacional Electoral (INE), solo dos personas podían votar simultáneamente por casilla.
Previendo esta situación, algunos votantes cargaron con sillas plegables desde sus casas así como con libros para sobrellevar el rato de espera, mientas que otros aprovecharon cualquier banqueta u orilla de la calle para descansar los pies.
La sana distancia pronto quedó en el olvido colectivo, y aunque se dio a conocer que personas con discapacidad y adultos mayores tendrían preferencia en el acceso, a muchos se les vio formados, aguardando más de una hora para ingresar.
Para contrarrestar el desorden, ciudadanos e incluso periodistas, extendieron indicaciones a los que iban llegando a las sedes: “No, aquí no es esa sección; cheque en la página `ubicatucasilla´”, corrigió uno de los votantes a otro de mayor edad con cara de desconcierto.
A diferencia de otros lugares, en el Centro Histórico de Querétaro la jornada electoral transcurrió medianamente tranquila. En las sedes pocos rostros jóvenes nutrieron las filas, no así los restaurantes y calles, donde a muchos se les veía paseando, comprando artesanías o “capturando pokemones” ( a través del videojuego de realidad aumentada Pokemón Go) con sus celulares.
Al salir de la misa dominical, parroquianos de todas las edades aprovecharon para ir a votar, mientras que otros atendieron a las promociones, descuentos y regalos que restaurantes y cadenas comerciales promovieron para animar el voto.
La jornada electoral no pasó desapercibida en las redes sociales, y es que además de los post de quienes compartieron selfies con dedo arriba – como prueba de su compromiso democrático– y de quienes que exhortaban a otros internautas a formar parte de este ejercicio ciudadano, estaban aquellos que incitaban a no hacerlo o a anular su voto de diferentes maneras:“¿No quieres votar por lo que hay en la boleta electoral? Puedes poner el nombre completo de alguna persona desaparecida o de alguna víctima de feminicidio o transfeminicidio. El voto se tomará como el de un candidato no registrado”.
