El escenario electoral en las comunidades rurales de Querétaro tuvo sus propios tintes, haciendo de las votaciones un recuento ensalzado de historias, esperanza y unión que derivó, en algunas localidades, en una verbena familiar y comunitaria.
En las comunidades como Palo Alto, del municipio de El Marqués, y Sanfandila en Pedro Escobedo, los comicios dieron inicio puntualmente; representantes y funcionarios de casilla arribaron desde momentos previos a las 8 de la mañana para montar las herramientas, como mesas, urnas y boletas dispuestas para que los votantes emitieran su dictamen a lo largo del día.
A la entrada de la comunidad de Palo Alto fue dispuesta en la escuela secundaria técnica número 18 Fernando de Tapia la casilla electoral para la comunidad, que a casi un kilómetro de distancia se desplazó por diversos medios para participar de esta elección; entre los votantes que arribaron a pie estuvieron José Marcos Martínez, quien padece de una discapacidad en una de sus piernas y que, apoyado de su esposa Evangelina y con ayuda de un bastón, caminó cerca de 45 minutos desde su casa, bajo los rayos del sol entre veredas, terracería y milpas para llegar y emitir su voto.
“Venimos a cumplir como ciudadanos; gane quien gane, nosotros ya cumplimos y esa en la consigna: ejercer nuestro derecho para poder exigir”, fue la reflexión de Don José en esta jornada. Expresó además que hoy más que nunca los políticos deben voltear a ver a la gente y entender que se deben a ella, porque ese es el principio de la política y de la democracia.
Familias enteras prepararon desde inicio del día sus actividades y acordaron el trayecto para llegar a sus casillas; como es el caso de la familia Rodríguez Gutiérrez, conformada por Domitila, Reyna, Armando y las niñas Regina y Roxana, quienes desde temprana hora se dispusieron a disfrutar de un domingo familiar y acudir juntos a la casilla ubicada en la Escuela Primaria Cuauhtémoc, en la comunidad de Sanfandila.
Su travesía hacia la casilla fue, en su caso, corta: a pie sobre una vereda de piedras y polvo fino que el aire levantaba a su paso. Domitila, su hija Reyna y su yerno Armando, los adultos de la casa, tras una caminata de 15 minutos bajo el sol, arribaron a mediodía a la urna, atendida por representantes de la comunidad, quienes en todo momento atendieron y orientaron a los pobladores que fueron llegando; además de administrar gel antibacterial y asegurar sana distancia y accesos controlados a las casillas, como medidas sanitarias dispuestas para promover una votación segura.
Tras depositar el voto bajo un arco techo al aire libre en la escuela primaria, los votantes se congregaron alrededor del plantel, tomando lugar en las bancas de recreo, sobre escaleras o fuera de la institución frente a un campo de futbol llanero, para disfrutar de un antojito, una nieve o un elote asado preparado al momento.
Domitila y su familia llevaron un pollo asado y entre tortillas echadas a mano, arroz, agua y queso de la región, se dispusieron a disfrutar de un convite familiar una vez habiendo cumplido su participación ciudadana.
“Estamos contentos de participar en este ejercicio ciudadano, la verdad nos da mucho gusto que lleguen las familias enteras y que hasta traigan a sus adultos mayores a votar y eso habla de que la gente, de verdad, tiene toda la intensión de cumplir con su parte (…) ojalá que la persona que resulte ganadora cumpla su palabra y apoye a la comunidad, porque uno los apoya de corazón y lo mínimo que pueden hacer es responderle a su gente” declaró Domitila, matriarca de su familia.
A igual que la suya, decenas de familias, parejas y personas, arribaron a pie, en caballo, en camioneta, carro o taxi a la casilla para ejercer su derecho al voto, en un ambiente de cordialidad, unión comunitaria y solidaridad, ante un proceso en busca de representatividad, oportunidad y cambios.