/ miércoles 2 de febrero de 2022

Luarca Camisería, de esos negocios que ya casi no hay

Elegancia, tradición y la fina dedicación de sus dueños mantienen el establecimiento en Pasteur

Elegancia y tradición son quizá dos de los términos que mejor describen a "Luarca Camisería", negocio nacido en 1952 por Luis Luarca González y que se ha consagrado entre la población queretana a base de vocación y trabajo.

Actualmente su propietario es Luis Luarca Hernández hijo, quien junto con Jorge Luarca Ugalde, nieto, decidieron continuar esta labor en la entidad, siendo los únicos en entender la profesión de comerciante, hacerla propia y ofrecer calidad y honestidad.

DEL ESCOBEDO A LUIS PASTEUR

Querétaro es un lugar donde confluyen cientos de historias de la vida diaria y que han labrado parte de los cotidianos del Centro Histórico a lo largo del tiempo. "Los científicos dicen que estamos hechos de átomos, pero a mí un pajarito me contó que estamos hechos de historias", dijo alguna vez Eduardo Galeano.

Es el caso de este negocio que vio su origen en el antiguo Mercado Escobedo en 1952 y que, 13 años después, en 1965, se mudó hacia el actual, donde únicamente duraron alrededor de seis meses debido a que en sus inicios, dicho mercado lucía abandonado.

Fue entonces que encontraron un local en la calle Corregidora, en el primer cuadro del Centro Histórico, donde duraron 25 años, donde pagaban un costo por renta de 500 pesos mensuales. El costo, algo elevado por la zona, se fue sorteando al adquirir marcas de mejor calidad, tales como "Medalla", "Gacela" y "Yale".

Con el tiempo fueron adquiriendo las marcas por las que ahora son reconocidos como "Manchester", "Portefino", "Sansabelt" y "Mariscal", donde el mismo Luis Luarca Hernández tuvo que acudir a la ciudad de Monterrey para que se les otorgara la concesión y, en el caso de "Manchester", ser el único proveedor en Querétaro.

En 1995 decidieron cambiar de domicilio debido al aumento de rentas para trasladarse a la calle de Pasteur, a un costado de la Alameda Hidalgo, en una casona de adobe que tuvieron que fincar básicamente desde sus cimientos debido al deterioro, y desde entonces han continuado ahí.

"Mi padre lo inició desde el mercado antiguo, el Escobedo, lo ayudaba a él; nos instalamos en Corregidora, 25 años, y ya después resultó en esta casa vieja de adobe, y gracias a mi esposa me la vendió don Pepe Altamirano Lara, un político, y construí todo, empecé desde abajo y seguimos luchando. Gracias a Dios, la constancia y la calidad he conservado clientela", explicó Luis Luarca Hernández.

Foto: Hugo Arciniega | Diario de Querétaro

NO ES FÁCIL SER COMERCIANTE

Los queretanos conocen bien este negocio. Saben a lo que van y lo que se pueden llevar siempre con un servicio cercano, que los hace regresar más allá de las propias marcas que vende y que no se encuentran en ningún otro lado.

"Lo que hemos hecho el negocio, mi padre, mi hijo y yo es ropa conservadora, ropa clásica, ropa para adulto. No tengo ropa moderna para jóvenes, es lo que me ha dado el éxito. No hay pierde porque no hay tiendas de este tipo en Querétaro", detalló.

En promedio una camisa guayabera ronda los 700 pesos y llega a costar hasta los mil 200 pesos, una de lino. "Es que muchos van a Liverpool o Sears y no tienen esta línea. Si buscan guayaberas yo les doy gusto, variedad de telas, de precios, de todo", dijo.

Sin embargo, la experiencia habla, y aunque la venta en este tipo de ropa suele ser continua, ser comerciante no es fácil, pues requiere de distintos aspectos que hagan que un negocio prospere y obtenga lo que cualquier negocio: ganancias.

"Hay que ser comerciante, no cualquiera lo es, créemelo. Le he enseñado los gustos, cantidades a pedir, en esto se pide más o menos, y va aprendiendo, solamente los años es lo que nos hace aprender", manifestó.

Foto: Hugo Arciniega | Diario de Querétaro

Añadió que un buen comerciante debe tener gusto para comprar cuando llegan los muestrarios "porque sabiendo comprar lo demás se vende solo". Además, destacó que se requiere de "buen ojo" para el gusto, la cantidad y saber qué es lo que se vende y en qué medida.

"Si no tienes gusto, solo estará de adorno. Es un factor importante. Otra es saber cantidades y en qué talla se vende más una camisa o modelo, todo con los años se va logrando. Yo veo llegar a un cliente y ya sé que talla le doy directamente al ver el cuerpo. Además, tienes garantía de que te la cambie. Punto", declaró.

Para Luis Luarca Hernández su hijo es su mano derecha y poco a poco ha logrado aprender el oficio de comerciante. "Jorge, mi hijo, ya aprendió, aún le falta el colmillo largo, saber comprar, pero lo demás se viene solo. Y siempre trabajar calidad y ser honrado, ser serio en esto".

"Dice un dicho: comerciante tarugo no es comerciante", refirió.

Foto: Hugo Arciniega | Diario de Querétaro

EL ARTE DE VENDER

Con tantos años en el negocio los clientes conocen bien el sitio. Se ha consagrado en el gusto y el interés de cientos de queretanos de la época y gente que aún asiste a comprar alguna camisa para fiestas, reuniones o cualquier eventualidad, algo que Luarca Hernández toma como importante.

"Muchos de mis clientes han muerto, mayores de edad. Ayer me dieron la noticia de uno de Santa Rosa Jáuregui, el señor Oviedo, entonces perdí otro cliente, pero vienen los hijos a comprar y me dicen que su papá los traía de chiquitos a comprar ropa y hasta los nietos vienen", mencionó.

Así como personas de la vida cotidiana asisten, personajes de la política local también, tal como la familia Calzada, tanto padre como hijo fueron clientes asiduos. "Don Pepe compraba las guayaberas y siempre era clásica blanca". Con el padre de José Calzada, Antonio, "nos poníamos a platicar".

También contó la historia de cuando Ramón Valdés, Don Ramón, del programa El Chavo del 8, acudió: "vino Ramón Valdés a comprarme una playera de emergencia porque iba a San Miguel de Allende y estuvo aquí un rato, presente, muy agradable", recordó.

"Luarca Camisería" es de esos negocios queretanos que pasarán a los anales de la historia local, donde muchas historias se cuentan, como aquel pajarito, para decir un poco lo que aquí se vive, lo que hay detrás de cada esfuerzo y que, en este caso, continúa, "esperemos que mucho tiempo más", concluyó Luis Luarca Hernández.

Foto: Hugo Arciniega | Diario de Querétaro

Elegancia y tradición son quizá dos de los términos que mejor describen a "Luarca Camisería", negocio nacido en 1952 por Luis Luarca González y que se ha consagrado entre la población queretana a base de vocación y trabajo.

Actualmente su propietario es Luis Luarca Hernández hijo, quien junto con Jorge Luarca Ugalde, nieto, decidieron continuar esta labor en la entidad, siendo los únicos en entender la profesión de comerciante, hacerla propia y ofrecer calidad y honestidad.

DEL ESCOBEDO A LUIS PASTEUR

Querétaro es un lugar donde confluyen cientos de historias de la vida diaria y que han labrado parte de los cotidianos del Centro Histórico a lo largo del tiempo. "Los científicos dicen que estamos hechos de átomos, pero a mí un pajarito me contó que estamos hechos de historias", dijo alguna vez Eduardo Galeano.

Es el caso de este negocio que vio su origen en el antiguo Mercado Escobedo en 1952 y que, 13 años después, en 1965, se mudó hacia el actual, donde únicamente duraron alrededor de seis meses debido a que en sus inicios, dicho mercado lucía abandonado.

Fue entonces que encontraron un local en la calle Corregidora, en el primer cuadro del Centro Histórico, donde duraron 25 años, donde pagaban un costo por renta de 500 pesos mensuales. El costo, algo elevado por la zona, se fue sorteando al adquirir marcas de mejor calidad, tales como "Medalla", "Gacela" y "Yale".

Con el tiempo fueron adquiriendo las marcas por las que ahora son reconocidos como "Manchester", "Portefino", "Sansabelt" y "Mariscal", donde el mismo Luis Luarca Hernández tuvo que acudir a la ciudad de Monterrey para que se les otorgara la concesión y, en el caso de "Manchester", ser el único proveedor en Querétaro.

En 1995 decidieron cambiar de domicilio debido al aumento de rentas para trasladarse a la calle de Pasteur, a un costado de la Alameda Hidalgo, en una casona de adobe que tuvieron que fincar básicamente desde sus cimientos debido al deterioro, y desde entonces han continuado ahí.

"Mi padre lo inició desde el mercado antiguo, el Escobedo, lo ayudaba a él; nos instalamos en Corregidora, 25 años, y ya después resultó en esta casa vieja de adobe, y gracias a mi esposa me la vendió don Pepe Altamirano Lara, un político, y construí todo, empecé desde abajo y seguimos luchando. Gracias a Dios, la constancia y la calidad he conservado clientela", explicó Luis Luarca Hernández.

Foto: Hugo Arciniega | Diario de Querétaro

NO ES FÁCIL SER COMERCIANTE

Los queretanos conocen bien este negocio. Saben a lo que van y lo que se pueden llevar siempre con un servicio cercano, que los hace regresar más allá de las propias marcas que vende y que no se encuentran en ningún otro lado.

"Lo que hemos hecho el negocio, mi padre, mi hijo y yo es ropa conservadora, ropa clásica, ropa para adulto. No tengo ropa moderna para jóvenes, es lo que me ha dado el éxito. No hay pierde porque no hay tiendas de este tipo en Querétaro", detalló.

En promedio una camisa guayabera ronda los 700 pesos y llega a costar hasta los mil 200 pesos, una de lino. "Es que muchos van a Liverpool o Sears y no tienen esta línea. Si buscan guayaberas yo les doy gusto, variedad de telas, de precios, de todo", dijo.

Sin embargo, la experiencia habla, y aunque la venta en este tipo de ropa suele ser continua, ser comerciante no es fácil, pues requiere de distintos aspectos que hagan que un negocio prospere y obtenga lo que cualquier negocio: ganancias.

"Hay que ser comerciante, no cualquiera lo es, créemelo. Le he enseñado los gustos, cantidades a pedir, en esto se pide más o menos, y va aprendiendo, solamente los años es lo que nos hace aprender", manifestó.

Foto: Hugo Arciniega | Diario de Querétaro

Añadió que un buen comerciante debe tener gusto para comprar cuando llegan los muestrarios "porque sabiendo comprar lo demás se vende solo". Además, destacó que se requiere de "buen ojo" para el gusto, la cantidad y saber qué es lo que se vende y en qué medida.

"Si no tienes gusto, solo estará de adorno. Es un factor importante. Otra es saber cantidades y en qué talla se vende más una camisa o modelo, todo con los años se va logrando. Yo veo llegar a un cliente y ya sé que talla le doy directamente al ver el cuerpo. Además, tienes garantía de que te la cambie. Punto", declaró.

Para Luis Luarca Hernández su hijo es su mano derecha y poco a poco ha logrado aprender el oficio de comerciante. "Jorge, mi hijo, ya aprendió, aún le falta el colmillo largo, saber comprar, pero lo demás se viene solo. Y siempre trabajar calidad y ser honrado, ser serio en esto".

"Dice un dicho: comerciante tarugo no es comerciante", refirió.

Foto: Hugo Arciniega | Diario de Querétaro

EL ARTE DE VENDER

Con tantos años en el negocio los clientes conocen bien el sitio. Se ha consagrado en el gusto y el interés de cientos de queretanos de la época y gente que aún asiste a comprar alguna camisa para fiestas, reuniones o cualquier eventualidad, algo que Luarca Hernández toma como importante.

"Muchos de mis clientes han muerto, mayores de edad. Ayer me dieron la noticia de uno de Santa Rosa Jáuregui, el señor Oviedo, entonces perdí otro cliente, pero vienen los hijos a comprar y me dicen que su papá los traía de chiquitos a comprar ropa y hasta los nietos vienen", mencionó.

Así como personas de la vida cotidiana asisten, personajes de la política local también, tal como la familia Calzada, tanto padre como hijo fueron clientes asiduos. "Don Pepe compraba las guayaberas y siempre era clásica blanca". Con el padre de José Calzada, Antonio, "nos poníamos a platicar".

También contó la historia de cuando Ramón Valdés, Don Ramón, del programa El Chavo del 8, acudió: "vino Ramón Valdés a comprarme una playera de emergencia porque iba a San Miguel de Allende y estuvo aquí un rato, presente, muy agradable", recordó.

"Luarca Camisería" es de esos negocios queretanos que pasarán a los anales de la historia local, donde muchas historias se cuentan, como aquel pajarito, para decir un poco lo que aquí se vive, lo que hay detrás de cada esfuerzo y que, en este caso, continúa, "esperemos que mucho tiempo más", concluyó Luis Luarca Hernández.

Foto: Hugo Arciniega | Diario de Querétaro

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