El aire huele a humedad, el piso lodoso provoca que los pies delos fieles se deslicen, cual si fuera pista de patinaje mientrasingresan al campo Mario de Gasperín, pero ese no es impedimentopara que continúen con el mismo entusiasmo que los hacaracterizado durante la 127 peregrinación de Querétaro alTepeyac, y menos los detiene para clavar sus rodillas en ese pisolodoso, atender la hora santa y unirse en oración en la SantaHomilía.
Más de uno se despierta ante el emotivo y muchas vecesenérgico tono de voz de Monseñor Eduardo Chávez Sánchez,canónigo de la Basílica de Guadalupe, quien en la homilía losurge a reflexionar sobre la importancia que tienen los fieles enlos designios de Dios y recuerda que aquel que se definía como elmás humilde de sus hijos, logró algo increíble, la construcciónde una Basílica y ahora es conocido como San Juan Diego, por losque los conmina a seguir ese ejemplo.
La presencia de la Virgen en esta nación es prueba irrefutable,continúa, del gran amor que la Virgen siente por los mexicanos yargumenta que el propio Papa Benedicto XIV expresó en 1754: "Diosno hizo cosa igual con nación alguna", y recuerda que María nuncadijo en otra nación palabras como las expresadas en esta.
Los conmina a reflexionar que ella escogió a reflexionar que laVirgen eligió a un laico, no a un canónigo y por tanto, todospodemos ser como él, incluso si no nos creemos dignos de laencomienda somos como esa tilda que ostenta la santa imagen de“La Morenita”, con grandes limitaciones, llenos de“tonterías”, “estupideces” e “imperfecciones”, perollevamos a la “madre Santísima, sigue plasmada en nuestroscorazones".
Indica que él mismo estuvo presente en el Vaticano,participando en la canonización de San Juan Diego y enfatizó lasmaravillas que rodean a “el ayate”, que se encuentra próximo acumplir 500 años de existencia, sin sufrir alteraciones y sin queexista forma de comprobar que fue creada su pintura por una manohumana, sobre todo ante tal perfección y originalidad.
Reconoce el cansancio de los fieles, pero les garantiza que elsacrificio que realizan vale la pena y les solicita que oren paraque las autoridades trabajen por la paz, por el bienestar de losmigrantes, por el cariño fraternal de la sociedad y por todasaquellas personas que sufren.
Ese cansancio que menciona el clérigo no merma el espíritu delos fieles, de tal forma que mientras se ora, se forma una fila demás de 100 metros, de personas deseosas de liberarse de la cargaque les provoca sus pesados, son varios los sacerdotes dispuestos aescuchar esas dolencias del alma, por lo que rápido los fieles sonatendidos, pero la fila pareciera no avanzar.
La misa termina, el descanso está próximo a terminar;cansancio y alguno que otro dolor comienzan a aquejar a laromería, pero ésta se prepara para seguir su destino: llegar a laBasílica de Guadalupe. El olor de humedad permanece en el aire, elcampo Mario de Gasperín queda desértico y tras el paso de losfieles, sólo quedan en la tierra huellas, así como algunosvestigios de que seres humanos estuvieron por ahí.
