Al finalizar este 2021 y reflexionar sobre las dificultades que se vivieron como sociedad, el vicario episcopal para la vida consagrada de la Diócesis de Querétaro, Saúl Ragoitia Vega, afirmó que el mayor aprendizaje fue el de mirar al otro y la solidaridad demostrada en un periodo de enfermedades y fragilidades económicas, por lo que auguró un 2022 de esperanza y reconciliación.
"Todo término e inicio de año invita a una reflexión personal para saber hacia dónde ir. Hoy hemos aprendido el valor de la salud, del ahorro, y de mirar al otro, al hermano. Este acercamiento nos ha hecho más humanos y sensibles con el otro. Fue un año de oportunidad para aprender a ser solidarios, a cuidar al enfermo", declaró.
Para Ragoitia Vega este 2022 representa grandes retos, mismos que pueden generar incertidumbre, ansiedad y miedo, e invitó a la ciudadanía a tener fe y preguntarse lo aprendido a lo largo de este periodo para enfrentar cualquier embate y problemática que se presente.
RESILIENCIA Y FRAGILIDAD
"La pregunta es acerca del aprendizaje que hemos adquirido a lo largo de los años y, en ese sentido, hay tres reflexiones que nos preparan para abordar lo que venga, que es la solidaridad, la resiliencia y el descubrimiento de nuestra fragilidad, esto es lo que nos marcará para el próximo año", indicó.
Sobre las afectaciones, dolores y sentimientos de angustia señaló que hay que mantenerse firmes, "no hay mal que por bien no venga", y refirió que el mensaje de la comunidad católica es que su creencia se basa en la resurrección, un símbolo de esperanza que no se debe olvidar, sobre todo en momentos difíciles.
"Cristo no se quedó en la cruz, sino que revivió. Cuando parecía que todo acabaría viene el desenlace que es la resurrección. Claro que detrás de esto hay un sufrimiento que no queremos, un dolor que no deseamos, pero siempre siempre un aprendizaje y sería muy triste si no aprendiéramos de esa fragilidad", reflexionó.
Añadió que como personas se deben discernir los signos de los tiempos, de los que dijo son de renovación y restauración, donde reiteró la creencia en Dios para salvaguardar la fe, "pues no nos ha abandonado y este es un momento para ser mejores personas y esto es lo que nos impulsa como católicos".
"Yo creo que nos hemos hecho más fuertes para comprender lo que acontece. Al principio todo esto nos dio miedo, pero ya vimos cómo es que esto funciona y tenemos que ser más fuertes para enfrentar el futuro. Podemos ser capaces de construir una mejor sociedad sin dejar de mirarnos como humanidad", concluyó.