El paro estudiantil que cumple un año de haber estallado evidenció una problemática social que se vive en todos los contextos y la poca consciencia que se tiene sobre las relaciones cotidianas que involucran violencia de género, de acuerdo con la directora de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ), Marcela Ávila-Eggleton.
Además, la académica consideró que la problemática había estado en un sentido silenciada por la carencia de mecanismos para atenderla, puesto que la Unidad de Atención a la Violencia de Género (UAVIG), es de muy reciente creación. A pesar de que reconoció que hay avances en cuanto a las formas de atender los casos de violencia de género, el paro puntualizó en la necesidad de dotar a la UAVIG de autonomía.
“A mí me parece que la Unidad de Atención requiere una muy importante reestructuración y que esta reestructuración pasa por darle autonomía. No podemos tener una instancia que investigue y sancione si está supeditada a la autoridad máxima de la universidad”.
Respecto a las cifras de las denuncias por presuntos actos de violencia de género y el alto porcentaje que representan los estudiantes hombres, consideró que esto es un ejemplo de que la violencia ejercida desde las posiciones jerárquicas por los superiores no es la única que se vive.
La académica también refirió que los mecanismos de sanción dentro y fuera de la universidad son en su totalidad punitivos, situación que no contempla la manera en la que se podrían prevenir estos casos y recomponer las relaciones que se dan en el entorno.
“Creo que el problema no se trata sólo de tener un área que sancione, sino se trata, sobre todo, de establecer mecanismos de trabajo de sensibilización, de formación en las aulas, en los espacios comunes y de esa manera empezar a resolver esa problemática que se da al interior de la comunidad estudiantil y bueno, por supuesto cero tolerancia, a cualquier tipo de acto de violencia en razón, de género, en términos de el profesorado y el personal administrativo”.
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En cuanto al movimiento estudiantil, la directora de la Facultad de Ciencias Políticas Sociales consideró que los estudiantes pasaron por un proceso de organización y movilización orgánico, que los llevó también a tener algunas discrepancias y reconocer maneras de incidir en la vida universitaria.
Ávila-Eggleton consideró que, aunque en términos administrativos la problemática se resolvió, también hay una cantidad importante de pendientes, como la implementación de estrategias de sensibilización y abordaje adecuado a los distintos contextos en los que se desenvuelven las comunidades universitarias.