/ lunes 10 de junio de 2024

Ciencia y sociedad | ¿Qué sigue para la Educación en México?


Con un amplio margen se ha definido a la primera presidenta de México, la Dra. Claudia Sheinbaum Pardo, del partido Morena. Seguramente en los próximos meses podremos ir viendo cómo define a su equipo de trabajo y cuáles serán las estrategias a seguir en su plan Nacional de Desarrollo, aunque prácticamente lo más probable es que se base en todo el trabajo realizado por el actual presidente López Obrador. Se espera que, por su perfil académico, la Dra. Sheinbaum de un giro a la estrategia nacional en educación. Por el momento, puede analizarse su plataforma para la presidencia de la República, denominado “100 pasos para la transformación 2024-2030”, la Dra. Sheinbaum en donde se plasman sus principales ideas para el futuro de la educación.

En principio de cuentas, este documento no parte del necesario diagnóstico del escenario educativo postpandémico. De acuerdo al Instituto Mexicano para la Competitividad, pasamos de tener 8.8 años de escolaridad a 7; los problemas en salud mental ha sido una de las grandes secuelas -no porque no existieran antes, sino porque se exacerbaron- y el abandono escolar incrementó de forma significativa; circunstancias que deberían ser tomadas en cuenta de manera fundamental para desarrollar políticas públicas encaminadas a mejorar el panorama.

La propuesta contenida en “100 pasos…” está dividida por niveles educativos. Para el caso de la educación básica, se propone lograr que todas y todos los estudiantes de preescolar, primaria y secundaria del sector público cuenten con una beca universal. Se plantea recuperar el horario extendido y ofrecer a las y los estudiantes de primaria alimentación gratuita y un programa de salud preventiva integral. Estas propuestas hablan de generar condiciones propicias para que nadie deje sus estudios a nivel básico. Es importante prever que la asignación de becas universales puede colocar en desventaja a las poblaciones más vulnerables, como a las niñas y mujeres, las comunidades indígenas, las personas que viven con discapacidad y los afrodescendientes. Delinear correctamente la asignación de las becas universales garantizará un piso parejo para todas y todos.

Preocupa un poco que en las líneas de la propuesta volvamos a hallar trazas de la desconfianza institucional que ha caracterizado al sexenio de AMLO. Por ejemplo, cuando se habla de “mejorar la infraestructura y equipamiento de las escuelas públicas”, se plantea otorgar los recursos directos a padres y madres de familia, a pesar de que quien tiene el diagnóstico de lo que se requiere en infraestructura y mantenimiento son precisamente las autoridades educativas. En lugar de esto, podría fortalecerse la figura de la Sociedad de Padres de Familia, si lo que se requiere es un órgano que supervise la correcta aplicación del financiamiento.

Por lo que refiere a Educación Superior, hay que reconocer la propuesta de crear el Sistema Nacional de Becas para Estudiantes de Educación Superior, en donde vuelve a incluirse a las propias IES que habían quedado fuera de este tipo de decisiones, como en el caso de la Ley General de Ciencias, Humanidades y Tecnologías. Sin embargo, el documento presenta un bemol cuando habla de crear nuevas universidades públicas con base “en el modelo educativo de la Universidad Rosario Castellanos de la Ciudad de México”, pues quizá habría que considerar otros modelos educativos con mayor éxito y reconocer la autonomía de las universidades públicas estatales. De igual manera, importante reevaluar la pertinencia del sistema de universidades del Bienestar “Benito Juárez”, sobre todo en relación a los apoyos que se han dejado de recibir por parte de las IES públicas existentes.

Otro apartado del documento de la Dra. Sheinbaum que debe armonizarse con la Ley General de Educación Superior es el tema de la gratuidad, ya que reiteramos que la gratuidad es obligación del Estado y no debe, por ningún motivo, trasladarse la responsabilidad a las IES públicas.

Entre los objetivos planteados al 2023 por “100 pasos…” se encuentra el incrementar la tasa de absorción promedio de las IES públicas del 51% al 75%, meta importante siempre y cuando se revisen los presupuestos que el Gobierno Federal destina actualmente a las universidades públicas derivado de que son estas quienes atienden el mayor porcentaje de estudiantes en las diferentes entidades federativas.

En esta coyuntura de la política en México, es necesario que se mantenga abierto el diálogo y la escucha entre los tomadores de decisiones y las instituciones educativas, a fin de incidir positivamente en las acciones y estrategias que apliquen los nuevos gobiernos y las nuevas legislaturas. Solo trabajando de manera conjunta podremos cumplir con los objetivos planteados para el bienestar social y el fortalecimiento de la educación de nuestro país.


*Con la colaboración de Lorena Alcalá



Con un amplio margen se ha definido a la primera presidenta de México, la Dra. Claudia Sheinbaum Pardo, del partido Morena. Seguramente en los próximos meses podremos ir viendo cómo define a su equipo de trabajo y cuáles serán las estrategias a seguir en su plan Nacional de Desarrollo, aunque prácticamente lo más probable es que se base en todo el trabajo realizado por el actual presidente López Obrador. Se espera que, por su perfil académico, la Dra. Sheinbaum de un giro a la estrategia nacional en educación. Por el momento, puede analizarse su plataforma para la presidencia de la República, denominado “100 pasos para la transformación 2024-2030”, la Dra. Sheinbaum en donde se plasman sus principales ideas para el futuro de la educación.

En principio de cuentas, este documento no parte del necesario diagnóstico del escenario educativo postpandémico. De acuerdo al Instituto Mexicano para la Competitividad, pasamos de tener 8.8 años de escolaridad a 7; los problemas en salud mental ha sido una de las grandes secuelas -no porque no existieran antes, sino porque se exacerbaron- y el abandono escolar incrementó de forma significativa; circunstancias que deberían ser tomadas en cuenta de manera fundamental para desarrollar políticas públicas encaminadas a mejorar el panorama.

La propuesta contenida en “100 pasos…” está dividida por niveles educativos. Para el caso de la educación básica, se propone lograr que todas y todos los estudiantes de preescolar, primaria y secundaria del sector público cuenten con una beca universal. Se plantea recuperar el horario extendido y ofrecer a las y los estudiantes de primaria alimentación gratuita y un programa de salud preventiva integral. Estas propuestas hablan de generar condiciones propicias para que nadie deje sus estudios a nivel básico. Es importante prever que la asignación de becas universales puede colocar en desventaja a las poblaciones más vulnerables, como a las niñas y mujeres, las comunidades indígenas, las personas que viven con discapacidad y los afrodescendientes. Delinear correctamente la asignación de las becas universales garantizará un piso parejo para todas y todos.

Preocupa un poco que en las líneas de la propuesta volvamos a hallar trazas de la desconfianza institucional que ha caracterizado al sexenio de AMLO. Por ejemplo, cuando se habla de “mejorar la infraestructura y equipamiento de las escuelas públicas”, se plantea otorgar los recursos directos a padres y madres de familia, a pesar de que quien tiene el diagnóstico de lo que se requiere en infraestructura y mantenimiento son precisamente las autoridades educativas. En lugar de esto, podría fortalecerse la figura de la Sociedad de Padres de Familia, si lo que se requiere es un órgano que supervise la correcta aplicación del financiamiento.

Por lo que refiere a Educación Superior, hay que reconocer la propuesta de crear el Sistema Nacional de Becas para Estudiantes de Educación Superior, en donde vuelve a incluirse a las propias IES que habían quedado fuera de este tipo de decisiones, como en el caso de la Ley General de Ciencias, Humanidades y Tecnologías. Sin embargo, el documento presenta un bemol cuando habla de crear nuevas universidades públicas con base “en el modelo educativo de la Universidad Rosario Castellanos de la Ciudad de México”, pues quizá habría que considerar otros modelos educativos con mayor éxito y reconocer la autonomía de las universidades públicas estatales. De igual manera, importante reevaluar la pertinencia del sistema de universidades del Bienestar “Benito Juárez”, sobre todo en relación a los apoyos que se han dejado de recibir por parte de las IES públicas existentes.

Otro apartado del documento de la Dra. Sheinbaum que debe armonizarse con la Ley General de Educación Superior es el tema de la gratuidad, ya que reiteramos que la gratuidad es obligación del Estado y no debe, por ningún motivo, trasladarse la responsabilidad a las IES públicas.

Entre los objetivos planteados al 2023 por “100 pasos…” se encuentra el incrementar la tasa de absorción promedio de las IES públicas del 51% al 75%, meta importante siempre y cuando se revisen los presupuestos que el Gobierno Federal destina actualmente a las universidades públicas derivado de que son estas quienes atienden el mayor porcentaje de estudiantes en las diferentes entidades federativas.

En esta coyuntura de la política en México, es necesario que se mantenga abierto el diálogo y la escucha entre los tomadores de decisiones y las instituciones educativas, a fin de incidir positivamente en las acciones y estrategias que apliquen los nuevos gobiernos y las nuevas legislaturas. Solo trabajando de manera conjunta podremos cumplir con los objetivos planteados para el bienestar social y el fortalecimiento de la educación de nuestro país.


*Con la colaboración de Lorena Alcalá