Dedicada con mucho cariño a todo el equipo de La Commanderie de Saint-Quentin-en-Yvelines
Durante los meses de septiembre y octubre estuve realizando en tierras galas una residencia artística. En ese periodo me dediqué a trabajar en un proyecto de fotografía urbana al que llamé Flâneuse. Este término corresponde al femenino de flâneur, un vocablo francés que designa a quien vaga por las calles sin rumbo ni objetivo. El gran poeta Charles Baudelaire fue el primero en utilizarlo en sus textos y Walter Benjamin lo llevó a terrenos académicos como figura icónica de la experiencia urbana. Gracias a ellos, los flâneurs y las flâneuses se han convertido en temas centrales del trabajo de artistas visuales, académicos y literatos.
Decidí nombrar así esta exposición que constó de diecisiete fotografías porque fue justamente lo me dediqué a hacer: vagabundear por las calles con mi cámara intentando capturar la vida cotidiana de Saint-Quentin-en-Yvelines. Y a manera de presentación escribí estas líneas que forman parte del folleto de la muestra y texto de sala:
He venido a vagabundear con mi cámara fotográfica a la tierra del flâneur de Baudelaire, a la tierra del paseante solitario de Rousseau. Por las mañanas, a la hora pico, me confundo en el vaivén de la turba que parece seguir una coreografía ensayada desde hace mucho tiempo. A veces observo a la distancia, a veces me integro a esta danza y camino con ellos lado a lado. Pero yo no voy a ninguna parte, simplemente los veo pasar y partir, y permanezco ahí para atestiguar cómo la calma regresa.
Después recorro esas calles que han dejado atrás. Transito por sus callejones, descubro sus rincones. Jornada tras jornada descodifico su cotidianidad y mi cámara la registra: los días de mercado, las horas de juego en las escuelas, la rutina de los panaderos. La tarde llega con la risa de los estudiantes que se apropian de los parques y las paradas de autobús, y se consolida con la multitud que regresa a casa bailando una nueva coreografía, esta vez más suave y serena.
Al llegar a mi estudio y revisar las fotografías del día me esperan otras sorpresas. Aun dedicada al ejercicio de la observación consciente descubro que hay cosas que escaparon a mi vista y que aparecen más tarde en el monitor escondidas entre las imágenes. Es como congelar fragmentos de vida, como robar momentos del pasado y hacerlos míos.
La exposición se inauguró el 11 de octubre en un recinto muy especial: La Chapelle de la Villedieu, una capilla gótica del siglo XIII que se encuentra dentro de la comandancia templaria donde estuve alojada, y estará abierta hasta el 10 de noviembre. Las fotografías que acompañan este texto pertenecen a este proyecto que realicé durante la residencia artística pero no son las que forman parte de la muestra. Espero que pronto escriba para invitarlos a Flâneuse en tierras mexicanas.
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