Cuando logres verte a ti mismo como si fueras otro
cuando sueltes las amarras de la vida,
si consigues mirarte con otros ojos como si no fueran los tuyos
empezarás a comprender todo, un poco cuando menos.
Es un avance ese distanciamiento
como cuando las estrellas te bañan de luz y tú les agradeces.
El sol también es una estrella, no lo olvides,
deja que estando tierno te acaricie,
talla las palmas de tus manos y llénate de prana
luego colócalas en los cuencos oculares,
después parpadea mientras miras al sol
muy rápido para no lastimarte.
Tienes otros ojos, son los de la conciencia,
atrápate de pronto mientras estás dormido,
mira tu conducta, tus hábitos, el trato que das a los demás,
lograrás la Maestría destinada a unos cuantos,
no por ser especial, sino por intentarlo.
Despertar a la luz interior, a la que sabe,
a la que es ancestral, a la heredada, la que habita en tus genes,
la que está conectada al inconsciente colectivo
y a la Mente universal.
Déjala que te hable, que te observe, ponte en el espejo
infinito, en el negro infinito, conectado al Águila,
al Gran Misterio. Irás del ego al Yo, de la ceguera a la visión,
al encuentro de tu melodía personal. Quédate quieto
y observa sin juzgar. El Gran Silencio está actuando
sin actuar. Mírate a ti mismo y encontrarás la llave
de todos los misterios de tu vida.