/ viernes 5 de octubre de 2018

Jardín de San Antonio

Hay ojos que miran, -hay ojos que sueñan, / hay ojos que llaman, -hay ojos que esperan, / hay ojos que ríen -risa placentera, / hay ojos que lloran -con llanto de pena, / unos hacia adentro -otros hacia fuera

M. Unamuno: sueño que te miro.

Si convenimos que la memoria adopta formas diversas, a veces camaleónicas. La invitación a recorrer y volver a mirar el sitio donde se encuentra el Jardín de San Antonio, - Ángela Peralta, esquina con la Av. Corregidora- Nos traerá imágenes y sensaciones diversas y dispersas. Dependiendo de nuestra apropiación del espacio. Cada edificio y calle nos relatan sus historias. Vamos pues a mirar con nuevos ojos…

En un principio

Los religiosos Dieguinos de la Reforma de Alcántara llegaron a la ciudad de Querétaro, en los albores del siglo XVII. [1] Con la licencia de fundación de 1613 y comenzaron a edificar templo y convento en 1615. “Bajo de la protección y título del Señor San Antonio de Padua”[2]. El templo fue decorado con retablos dorados y lienzos de maestros destacados. Con la ayuda de Juan Caballero y Ocio templo y convento fueron ampliados. El conjunto conventual ocupaba los espacios donde hoy se encuentra la plaza de san Antonio y el jardín Corregidora. El primero formaba parte del atrio - cementerio y el segundo era la huerta. Las claves de los arcos que rodean el pequeño claustro ostentan los escudos de las cinco llagas, con artísticos atlantes. Los lambrines del Viacrucis son de azulejo de Talavera. En la fuente del centro se encuentra una imagen del Sagrado Corazón sobre una columna.

Vientos de libertady de cambios

La abdicación de Fernando VII en 1808 ocurrida en la Península Ibérica motivó diversos movimientos de autonomía en el continente americano. Los frailes Cristóbal Suárez y Felipe Luna religiosos franciscanos descalzos del convento de San Antonio fueron procesados por “infidencia” en 1811, meses después que se había iniciado el movimiento libertador en el Bajío. El convento estaba desplantado sobre un gran terreno que ocupaba manzanas completas de la traza urbana. En 1861, fueron derrumbados los muros atriales y otros espacios del conjunto religioso. En 1865 en ese antiguo convento se fundó el Seminario Conciliar de Santa María de Guadalupe. Entre 1865 y 1867 el inmueble fue cuartel de un regimiento del ejército francés. Ocupándolo nuevamente el Seminario Mayor, desde 1936 hasta mayo de 1950. Cuando el edificio fue regresado a la Orden de Frailes Menores. [3]

El Jardín de San Antonio.

D. Trinidad Rivera, Prefecto del Centro, mandó acondicionar un jardín en 1877, donde fuera el atrio de los alcantarinos. Se instaló una fuente, cuyo remate era el Ángel de la Fama. Se dispuso “…en uno de los muros que pertenecía al Convento de San Antonio el local donde se deposita una magnífica bomba para apagar incendios, dotada de todos sus útiles”… [4] Para 1884, se habían hecho cambios en el jardín. La fuente fue desplazada a la Alameda, - ya no existe- en su lugar fue colocada otra fuente de cantera.

Avatares

La modernidad y el progreso llegaron a la ciudad; para 1900 se instaló en una parte del inmueble de los dieguinos la Planta de Luz y Fuerza Eléctrica. Siendo ésta la primera planta, que generó electricidad, para alumbrado doméstico. En 1941, nuevamente el jardín fue reacondicionado. En 1970 fue remodelado totalmente instalándose la fuente que se ve hoy día, con los serafines de cantera que arrojan chorros de agua en la pila. Al paso de las décadas el jardín ha sido modificado, conserva sus Laureles de la India bien recortados y sus bancas de hierro. Todavía algunos queretanos recuerdan la fábrica de hielo: Hielera San Antonio; el Colegio Plancarte y las risueñas jóvenes del Colegio Motolinía; los muchachos de la Secundaria y los teatreros de Sol y Luna. Aquella Hostería de San Antonio. La torre – campanario, San Antonio desde su nicho; son testigos de las transformaciones y diversas intervenciones al espacio. De las expresiones de cada generación. El jardín es una pequeña isla, ajena al tránsito diario, lugar de descanso, de encuentro, ya sea después de los servicios religiosos, en la fiesta patronal o en la Semana Santa. Tiene sus colores de acuerdo a la época del año.

Cambio – permanencia

Territorio rodeado de las calles de Ángela Peralta, en la época colonial llamada Primera de San Antonio, la de Luis Pasteur, antaño: Bajada de Guadalupe, 16 de Septiembre, antiguamente Calle del Molino y el Callejón de San Antonio, hoy Av. Corregidora. En la década de los sesenta del siglo XX, fueron derrumbados algunos muros del viejo convento y casas para para abrir la Av. Corregidora hacía el norte de la ciudad. Los edificios que se encuentran en su entorno, nos refieren diversos diálogos arquitectónicos. Nos hablan de las apropiaciones del espacio y sus usos. Pero también nos refieren la permanencia de un lugar simbólico

Desde Anbanica - Teocalhueyacan. Septiembre de MMXVIII.

Bibliografia

[1] Vega Martínez, Jaime. Arquitectura religiosa de Santiago de Querétaro. Querétaro. AHEQ. 1997., pp. 45-49.

[2] Ramírez Montes, Mina. (Edición preparada). Querétaro en 1743. Informe presentado al rey por el corregidor Esteban Gómez de Acosta. Querétaro. AHEQ. 1997., pp. 142-144.

[3] Font Fransi, Jaime. Arquitectura Franciscana en Santiago de Querétaro, siglo XVII. AHEQ. 1999., pp. 166-173.

[4] Díaz, Celestino. Guía del viajero en Querétaro. Querétaro. AHEQ. 1998., pp. 60-61.


Hay ojos que miran, -hay ojos que sueñan, / hay ojos que llaman, -hay ojos que esperan, / hay ojos que ríen -risa placentera, / hay ojos que lloran -con llanto de pena, / unos hacia adentro -otros hacia fuera

M. Unamuno: sueño que te miro.

Si convenimos que la memoria adopta formas diversas, a veces camaleónicas. La invitación a recorrer y volver a mirar el sitio donde se encuentra el Jardín de San Antonio, - Ángela Peralta, esquina con la Av. Corregidora- Nos traerá imágenes y sensaciones diversas y dispersas. Dependiendo de nuestra apropiación del espacio. Cada edificio y calle nos relatan sus historias. Vamos pues a mirar con nuevos ojos…

En un principio

Los religiosos Dieguinos de la Reforma de Alcántara llegaron a la ciudad de Querétaro, en los albores del siglo XVII. [1] Con la licencia de fundación de 1613 y comenzaron a edificar templo y convento en 1615. “Bajo de la protección y título del Señor San Antonio de Padua”[2]. El templo fue decorado con retablos dorados y lienzos de maestros destacados. Con la ayuda de Juan Caballero y Ocio templo y convento fueron ampliados. El conjunto conventual ocupaba los espacios donde hoy se encuentra la plaza de san Antonio y el jardín Corregidora. El primero formaba parte del atrio - cementerio y el segundo era la huerta. Las claves de los arcos que rodean el pequeño claustro ostentan los escudos de las cinco llagas, con artísticos atlantes. Los lambrines del Viacrucis son de azulejo de Talavera. En la fuente del centro se encuentra una imagen del Sagrado Corazón sobre una columna.

Vientos de libertady de cambios

La abdicación de Fernando VII en 1808 ocurrida en la Península Ibérica motivó diversos movimientos de autonomía en el continente americano. Los frailes Cristóbal Suárez y Felipe Luna religiosos franciscanos descalzos del convento de San Antonio fueron procesados por “infidencia” en 1811, meses después que se había iniciado el movimiento libertador en el Bajío. El convento estaba desplantado sobre un gran terreno que ocupaba manzanas completas de la traza urbana. En 1861, fueron derrumbados los muros atriales y otros espacios del conjunto religioso. En 1865 en ese antiguo convento se fundó el Seminario Conciliar de Santa María de Guadalupe. Entre 1865 y 1867 el inmueble fue cuartel de un regimiento del ejército francés. Ocupándolo nuevamente el Seminario Mayor, desde 1936 hasta mayo de 1950. Cuando el edificio fue regresado a la Orden de Frailes Menores. [3]

El Jardín de San Antonio.

D. Trinidad Rivera, Prefecto del Centro, mandó acondicionar un jardín en 1877, donde fuera el atrio de los alcantarinos. Se instaló una fuente, cuyo remate era el Ángel de la Fama. Se dispuso “…en uno de los muros que pertenecía al Convento de San Antonio el local donde se deposita una magnífica bomba para apagar incendios, dotada de todos sus útiles”… [4] Para 1884, se habían hecho cambios en el jardín. La fuente fue desplazada a la Alameda, - ya no existe- en su lugar fue colocada otra fuente de cantera.

Avatares

La modernidad y el progreso llegaron a la ciudad; para 1900 se instaló en una parte del inmueble de los dieguinos la Planta de Luz y Fuerza Eléctrica. Siendo ésta la primera planta, que generó electricidad, para alumbrado doméstico. En 1941, nuevamente el jardín fue reacondicionado. En 1970 fue remodelado totalmente instalándose la fuente que se ve hoy día, con los serafines de cantera que arrojan chorros de agua en la pila. Al paso de las décadas el jardín ha sido modificado, conserva sus Laureles de la India bien recortados y sus bancas de hierro. Todavía algunos queretanos recuerdan la fábrica de hielo: Hielera San Antonio; el Colegio Plancarte y las risueñas jóvenes del Colegio Motolinía; los muchachos de la Secundaria y los teatreros de Sol y Luna. Aquella Hostería de San Antonio. La torre – campanario, San Antonio desde su nicho; son testigos de las transformaciones y diversas intervenciones al espacio. De las expresiones de cada generación. El jardín es una pequeña isla, ajena al tránsito diario, lugar de descanso, de encuentro, ya sea después de los servicios religiosos, en la fiesta patronal o en la Semana Santa. Tiene sus colores de acuerdo a la época del año.

Cambio – permanencia

Territorio rodeado de las calles de Ángela Peralta, en la época colonial llamada Primera de San Antonio, la de Luis Pasteur, antaño: Bajada de Guadalupe, 16 de Septiembre, antiguamente Calle del Molino y el Callejón de San Antonio, hoy Av. Corregidora. En la década de los sesenta del siglo XX, fueron derrumbados algunos muros del viejo convento y casas para para abrir la Av. Corregidora hacía el norte de la ciudad. Los edificios que se encuentran en su entorno, nos refieren diversos diálogos arquitectónicos. Nos hablan de las apropiaciones del espacio y sus usos. Pero también nos refieren la permanencia de un lugar simbólico

Desde Anbanica - Teocalhueyacan. Septiembre de MMXVIII.

Bibliografia

[1] Vega Martínez, Jaime. Arquitectura religiosa de Santiago de Querétaro. Querétaro. AHEQ. 1997., pp. 45-49.

[2] Ramírez Montes, Mina. (Edición preparada). Querétaro en 1743. Informe presentado al rey por el corregidor Esteban Gómez de Acosta. Querétaro. AHEQ. 1997., pp. 142-144.

[3] Font Fransi, Jaime. Arquitectura Franciscana en Santiago de Querétaro, siglo XVII. AHEQ. 1999., pp. 166-173.

[4] Díaz, Celestino. Guía del viajero en Querétaro. Querétaro. AHEQ. 1998., pp. 60-61.


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