/ miércoles 5 de octubre de 2022

La vida comienza y termina en la Fiesta de San Miguel Arcángel

Para la población de San Miguel Tolimán, el tiempo se cuenta distinto en su comunidad; y es que para ellos el año inicia el 1 de octubre, cuando se vuelve a renovar la organización de esta celebración que, aunque dura tres meses, los une todo el año en preparativos, posadas, danzas y rituales

A poco más de una hora de la capital queretana, entre la Peña de Bernal y los cerros de El Zamorano y El Frontón – considerados el triángulo sagrado de Querétaro–, se encuentra el poblado de San Miguel Tolimán; una localidad que es conocida por su fiesta patronal dedicada a San Miguel Arcángel, a quien cada año su población ofrenda un Chimal de más de 20 metros de altura y una tonelada de peso.

Su levantamiento sorprende a propios y extraños, pues con la fuerza de la fe, alrededor de 300 hombres la yerguen cada 27 de septiembre para agradecer a “Sanmiguelito”, como le dicen de cariño, la buena cosecha; pero también para pedirle una buena temporada de lluvias.

El tamaño descomunal de esta estructura construida con carrizo y xotol, puede ser utilizada como metáfora de la organización que conlleva la Fiesta de San Miguel Arcángel, que es considerada de hecho, la más larga en el país, razón por la cual también fue declarada en 2009 Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco.

Sin embargo, este nombramiento es visto con recelo por “los cargueros”, la agrupación que se encarga de cuidar y preservar la tradición de la comunidad.

Actualmente se conforma por el mayordomo del Chimal, José Luis Jiménez; mayor tenanche, Felipe Baltazar; mayordomo voluntario, Andrés Pérez, segundo mayor Tenanche, Carlos Santiago.

“El gobierno está interesado en nuestras costumbres porque tiene visión de generar turismo y es lo que no queremos, aquí la gente que viene lo hace por fe más no por turismo (…) la Secretaría de Turismo ha alterado a muchas fiestas, muchas culturas; por ejemplo aquí tenemos cerca Bernal, su fiesta patronal era la de la Santa Cruz. ahora es fiesta todos los fines de semana, y es lo que no queremos aquí. Como cargueros sostenemos esa negativa de que se declare patrimonio cultural [a la Fiesta de San Miguel Arcángel], pasaron por alto nuestra participación; vinieron a que les firmáramos, más nunca nos invitaron a participar [en la declaratoria]”, asevera Andrés Pérez.

Carlos Santiago aclara que aunque no están en contra de colaborar con las instituciones, y no se oponen a los programas de desarrollo económico de la región, piden a las autoridades que estas acciones no vayan en detrimento de sus tradiciones, porque “nosotros con Unesco o sin Unesco, con declaratoria sin declaratoria, vamos a seguir haciendo lo que siempre hemos hecho”.

Foto: Donna Oliveros | Diario de Querétaro

482 años de devoción

En el pueblo de San Miguel Tolimán hay una historia que ha pasado de voz en voz por generaciones. Una imagen de Sanmiguelito sobre el cerro de El Cantón– como lo nombran los lugareños– ubica este relato en la geografía de la localidad.

Cuentan que San Miguel Arcángel se apareció en esa zona, y su imagen fue bajada al pueblo como símbolo de que la población debía de construir su iglesia.

De acuerdo con los cargueros, hay un documento antiguo de 1540 donde se confirma esta historia, pero no pierden de vista la otra versión, sobre la Conquista y la posibilidad de que hayan sido los evangelizadores quienes asignaron a San Miguel Arcángel como santo patrono del pueblo.

Foto: Gerardo Tavarez | Diario de Querétaro

“Como todo relato histórico, no hay una veracidad plena. La Historia misma no es una ciencia exacta; sin embargo, lo que sabemos es por la historia oral que de generación en generación ha pasado entre la gente. Tenemos entendido, por los archivos que han mencionado mis compañeros, que la organización de la mayordomía y la organización comunitaria– que implica guiar y orientar los trabajos de la comunidad a favor de una fiesta en común–, data de 1540. La historia oral marca que la imagen de San Miguel Arcángel aparece en el cerro de El Cantón, y que de ahí la traen para acá y empieza a ser venerada.

“Sin embargo, también existe la historia de que vienen los evangelizadores con la imagen para evangelizar estos territorios, y se la encargan a personas de la comunidad, a los cargueros del Chimal, y desde entonces tenemos esa responsiva de guardar, venerar y hacer los trabajos comunes para San Miguel Arcángel. Son dos versiones, y válidas las dos. Si tomamos las dos historias desde un punto de vista correcto, yo creo que embonan y no se contraponen”, asiente Carlos.

Sobre la primera versión, hay una reliquia de Sanmiguelito que los cargueros resguardan, y que forma parte central de la fiesta y la devoción.

La fiesta es el corazón de la comunidad

Aunque el levantamiento del Chimal es el momento álgido de la Fiesta de San Miguel Arcángel, hay otra partes de esta celebración que son muy significativas para la población.

La celebración comienza el último día de junio y se extiende hasta el 1 de octubre; es en esta fecha cuando se vuelve a renovar la organización de la fiesta y los compromisos de quienes se suman a ella.

De hecho, los cargueros consideran este momento el inicio del año, o el “año venidero”, pues consideran que la fiesta patronal ocupa el centro de su calendario.

“El tiempo antes se medía de otra manera, había otro calendario, y en nosotros sigue perdurando ese tiempo. Para mí el verdadero año nuevo, el de mi vida y de mi existencia, comienza y culmina en la Fiesta de San Miguel, es mi ciclo de vida”, dice Carlos con orgullo.

Aunque en San Miguel Tolimán ya pocos hablan otomí, aún se encuentran aspectos de esta cultura en las costumbres y tradiciones de su gente, empezando por la fiesta patronal.

Foto: Gerardo Tavarez | Diario de Querétaro

“El levantamiento de Chimal, el sistema de cargos que tenemos, la organización comunitaria es parte de esa tradición indígena. ¿Por qué en septiembre se hace el levantamiento de chimal? Porque en la tradición indígena es el fin de las lluvias y el fin de las cosechas principales, por eso el adorno del chimal se hace con pura ofrenda natural de la región, con frutos que la tierra produce. Intencionada o coincidentemente, se fueron fusionando fechas, tradiciones, rituales con la nueva tradición católica que ahorita también respetamos y estamos acorde con ello”, asiente Carlos.

Los cargueros coinciden en que la fiesta ha permitido mantener ese arraigo con su cultura, y asimismo que el tejido social se renueve, pues prácticamente conviven todo el año.

Si bien el 1 de octubre se renueva la organización – ritual que llaman “cuelgas y descuelgues”–, quienes asumen responsabilidades en la fiesta, trabajan todo el año para reunir los recursos económicos o materiales necesarios para cumplir con su palabra, y son respaldados por familiares, amigos y vecinos, pues durante tres meses– en las posadas y velaciones–, los responsables tienen que ofrecer alimento a todo quien visite su aposento para venerar la imagen de San Miguel Arcángel.

“De esa manera la fiesta ha mantenido unida a la comunidad; más allá de fiesta, jolgorio y tradición, es una convivencia comunitaria”, afirma Carlos.

Foto: Donna Oliveros | Diario de Querétaro

Xotol, cada vez es más difícil conseguirlo

La fiesta patronal tiene una estructura organizativa compleja, en cuya base están los cargueros. También participan un comité de iglesia, un comité de fiestas patronales y los xitales, quienes son los responsables de la danza y los encargados de conseguir el xotol, la planta con la que elaboran sus ofrendas, entre ellas la más importante: el Chimal.

Este año realizaron la recolección el 25 y 26 de julio en los municipios de Peñamiller y San Joaquín y la zona del cerro del Zamorano. A diferencia de otras épocas, los xitales tienen que ir muy lejos para encontrar esta planta, ya que –lamentan los cargueros– cada vez es más difícil adquirirla en Tolimán debido a su sobreexplotación y la falta de un proyecto que ayude a reforestarla.

Aseveran que su organización cuenta con un permiso ante la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), y están obligados a reforestarla; el problema, recalcan, es que existen muchas otras personas que la extraen sin este permiso, y sin un control. Este panorama les causa especial preocupación, incluso –asienten– hay personas de la comunidad que ya han comenzado a cultivarla, pues solo para el Chimal, requieren entre 50 y 60 matas de xotol cada año.

Foto: Gerardo Tavarez | Diario de Querétaro

“A mi me da gusto que las diferentes cuadrillas de danza, los xitales, ya tienen esa conciencia de la conservación ecológica, afortunadamente cada año va la gente a reforestar el cerro. En los últimos 15 años ha crecido esta conciencia ecológica”, señala Carlos.

Refieren que entre 6 y 10 años tarda en crecer esta planta del semidesierto, por lo que piden a las autoridades que se trabaje a la brevedad en un proyecto ecológico en común, en lugar de generar procesos burocráticos complejos que impiden que su comunidad –que si sigue los lineamientos marcados por Semarnat–pueda recolectarla.

¿Qué significado tiene el Chimal?

El Chimal es la ofrenda más importante para la comunidad; es un agradecimiento por la buena cosecha y las buenas lluvias, por lo que se adorna con productos de la región como guayaba, chirimoya, cacahuate, aguacate, tortillas y pan de pulque; aunque las nuevas generaciones han comenzado a agregar dulces y otros productos industriales que no pertenecen a la tradición.

Sobre su nombre, Carlos refiere que recuerda a la historia de la Conquista de México.

“Chimal fue un personaje indígena que precisamente fue derrotado en la Conquista, por eso se llama así a la ofrenda, porque esa ofrenda es un recordatorio de aunque nos derrotaron, no nos han vencido”.

El día de su levantamiento, el 27 de septiembre, miles de personas se aglutinan a su alrededor para formar parte del adorno y la bendición del Chimal con “agua”– como le dicen los tolimenses al aguardiente, vino, tequila, pulque y otras bebidas embriagantes–; este ritual corre a cargo de los hombres, mientras que las mujeres aguardan el momento para invitar a todos los asistentes, sin importar si son de Tolimán o no, un “taquito” tras el levantamiento de Chimal.

Las cuadrillas de danzantes también ofrendan ese día su baile a Sanmiguelito, por lo que al ritmo del tambor, los niños vestidos como Moctezuma, Hernán Cortés, La Malinche y los soldados, reviven el enfrentamiento entre indígenas y españoles.

Foto: Gerardo Tavarez | Diario de Querétaro

A poco más de una hora de la capital queretana, entre la Peña de Bernal y los cerros de El Zamorano y El Frontón – considerados el triángulo sagrado de Querétaro–, se encuentra el poblado de San Miguel Tolimán; una localidad que es conocida por su fiesta patronal dedicada a San Miguel Arcángel, a quien cada año su población ofrenda un Chimal de más de 20 metros de altura y una tonelada de peso.

Su levantamiento sorprende a propios y extraños, pues con la fuerza de la fe, alrededor de 300 hombres la yerguen cada 27 de septiembre para agradecer a “Sanmiguelito”, como le dicen de cariño, la buena cosecha; pero también para pedirle una buena temporada de lluvias.

El tamaño descomunal de esta estructura construida con carrizo y xotol, puede ser utilizada como metáfora de la organización que conlleva la Fiesta de San Miguel Arcángel, que es considerada de hecho, la más larga en el país, razón por la cual también fue declarada en 2009 Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco.

Sin embargo, este nombramiento es visto con recelo por “los cargueros”, la agrupación que se encarga de cuidar y preservar la tradición de la comunidad.

Actualmente se conforma por el mayordomo del Chimal, José Luis Jiménez; mayor tenanche, Felipe Baltazar; mayordomo voluntario, Andrés Pérez, segundo mayor Tenanche, Carlos Santiago.

“El gobierno está interesado en nuestras costumbres porque tiene visión de generar turismo y es lo que no queremos, aquí la gente que viene lo hace por fe más no por turismo (…) la Secretaría de Turismo ha alterado a muchas fiestas, muchas culturas; por ejemplo aquí tenemos cerca Bernal, su fiesta patronal era la de la Santa Cruz. ahora es fiesta todos los fines de semana, y es lo que no queremos aquí. Como cargueros sostenemos esa negativa de que se declare patrimonio cultural [a la Fiesta de San Miguel Arcángel], pasaron por alto nuestra participación; vinieron a que les firmáramos, más nunca nos invitaron a participar [en la declaratoria]”, asevera Andrés Pérez.

Carlos Santiago aclara que aunque no están en contra de colaborar con las instituciones, y no se oponen a los programas de desarrollo económico de la región, piden a las autoridades que estas acciones no vayan en detrimento de sus tradiciones, porque “nosotros con Unesco o sin Unesco, con declaratoria sin declaratoria, vamos a seguir haciendo lo que siempre hemos hecho”.

Foto: Donna Oliveros | Diario de Querétaro

482 años de devoción

En el pueblo de San Miguel Tolimán hay una historia que ha pasado de voz en voz por generaciones. Una imagen de Sanmiguelito sobre el cerro de El Cantón– como lo nombran los lugareños– ubica este relato en la geografía de la localidad.

Cuentan que San Miguel Arcángel se apareció en esa zona, y su imagen fue bajada al pueblo como símbolo de que la población debía de construir su iglesia.

De acuerdo con los cargueros, hay un documento antiguo de 1540 donde se confirma esta historia, pero no pierden de vista la otra versión, sobre la Conquista y la posibilidad de que hayan sido los evangelizadores quienes asignaron a San Miguel Arcángel como santo patrono del pueblo.

Foto: Gerardo Tavarez | Diario de Querétaro

“Como todo relato histórico, no hay una veracidad plena. La Historia misma no es una ciencia exacta; sin embargo, lo que sabemos es por la historia oral que de generación en generación ha pasado entre la gente. Tenemos entendido, por los archivos que han mencionado mis compañeros, que la organización de la mayordomía y la organización comunitaria– que implica guiar y orientar los trabajos de la comunidad a favor de una fiesta en común–, data de 1540. La historia oral marca que la imagen de San Miguel Arcángel aparece en el cerro de El Cantón, y que de ahí la traen para acá y empieza a ser venerada.

“Sin embargo, también existe la historia de que vienen los evangelizadores con la imagen para evangelizar estos territorios, y se la encargan a personas de la comunidad, a los cargueros del Chimal, y desde entonces tenemos esa responsiva de guardar, venerar y hacer los trabajos comunes para San Miguel Arcángel. Son dos versiones, y válidas las dos. Si tomamos las dos historias desde un punto de vista correcto, yo creo que embonan y no se contraponen”, asiente Carlos.

Sobre la primera versión, hay una reliquia de Sanmiguelito que los cargueros resguardan, y que forma parte central de la fiesta y la devoción.

La fiesta es el corazón de la comunidad

Aunque el levantamiento del Chimal es el momento álgido de la Fiesta de San Miguel Arcángel, hay otra partes de esta celebración que son muy significativas para la población.

La celebración comienza el último día de junio y se extiende hasta el 1 de octubre; es en esta fecha cuando se vuelve a renovar la organización de la fiesta y los compromisos de quienes se suman a ella.

De hecho, los cargueros consideran este momento el inicio del año, o el “año venidero”, pues consideran que la fiesta patronal ocupa el centro de su calendario.

“El tiempo antes se medía de otra manera, había otro calendario, y en nosotros sigue perdurando ese tiempo. Para mí el verdadero año nuevo, el de mi vida y de mi existencia, comienza y culmina en la Fiesta de San Miguel, es mi ciclo de vida”, dice Carlos con orgullo.

Aunque en San Miguel Tolimán ya pocos hablan otomí, aún se encuentran aspectos de esta cultura en las costumbres y tradiciones de su gente, empezando por la fiesta patronal.

Foto: Gerardo Tavarez | Diario de Querétaro

“El levantamiento de Chimal, el sistema de cargos que tenemos, la organización comunitaria es parte de esa tradición indígena. ¿Por qué en septiembre se hace el levantamiento de chimal? Porque en la tradición indígena es el fin de las lluvias y el fin de las cosechas principales, por eso el adorno del chimal se hace con pura ofrenda natural de la región, con frutos que la tierra produce. Intencionada o coincidentemente, se fueron fusionando fechas, tradiciones, rituales con la nueva tradición católica que ahorita también respetamos y estamos acorde con ello”, asiente Carlos.

Los cargueros coinciden en que la fiesta ha permitido mantener ese arraigo con su cultura, y asimismo que el tejido social se renueve, pues prácticamente conviven todo el año.

Si bien el 1 de octubre se renueva la organización – ritual que llaman “cuelgas y descuelgues”–, quienes asumen responsabilidades en la fiesta, trabajan todo el año para reunir los recursos económicos o materiales necesarios para cumplir con su palabra, y son respaldados por familiares, amigos y vecinos, pues durante tres meses– en las posadas y velaciones–, los responsables tienen que ofrecer alimento a todo quien visite su aposento para venerar la imagen de San Miguel Arcángel.

“De esa manera la fiesta ha mantenido unida a la comunidad; más allá de fiesta, jolgorio y tradición, es una convivencia comunitaria”, afirma Carlos.

Foto: Donna Oliveros | Diario de Querétaro

Xotol, cada vez es más difícil conseguirlo

La fiesta patronal tiene una estructura organizativa compleja, en cuya base están los cargueros. También participan un comité de iglesia, un comité de fiestas patronales y los xitales, quienes son los responsables de la danza y los encargados de conseguir el xotol, la planta con la que elaboran sus ofrendas, entre ellas la más importante: el Chimal.

Este año realizaron la recolección el 25 y 26 de julio en los municipios de Peñamiller y San Joaquín y la zona del cerro del Zamorano. A diferencia de otras épocas, los xitales tienen que ir muy lejos para encontrar esta planta, ya que –lamentan los cargueros– cada vez es más difícil adquirirla en Tolimán debido a su sobreexplotación y la falta de un proyecto que ayude a reforestarla.

Aseveran que su organización cuenta con un permiso ante la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), y están obligados a reforestarla; el problema, recalcan, es que existen muchas otras personas que la extraen sin este permiso, y sin un control. Este panorama les causa especial preocupación, incluso –asienten– hay personas de la comunidad que ya han comenzado a cultivarla, pues solo para el Chimal, requieren entre 50 y 60 matas de xotol cada año.

Foto: Gerardo Tavarez | Diario de Querétaro

“A mi me da gusto que las diferentes cuadrillas de danza, los xitales, ya tienen esa conciencia de la conservación ecológica, afortunadamente cada año va la gente a reforestar el cerro. En los últimos 15 años ha crecido esta conciencia ecológica”, señala Carlos.

Refieren que entre 6 y 10 años tarda en crecer esta planta del semidesierto, por lo que piden a las autoridades que se trabaje a la brevedad en un proyecto ecológico en común, en lugar de generar procesos burocráticos complejos que impiden que su comunidad –que si sigue los lineamientos marcados por Semarnat–pueda recolectarla.

¿Qué significado tiene el Chimal?

El Chimal es la ofrenda más importante para la comunidad; es un agradecimiento por la buena cosecha y las buenas lluvias, por lo que se adorna con productos de la región como guayaba, chirimoya, cacahuate, aguacate, tortillas y pan de pulque; aunque las nuevas generaciones han comenzado a agregar dulces y otros productos industriales que no pertenecen a la tradición.

Sobre su nombre, Carlos refiere que recuerda a la historia de la Conquista de México.

“Chimal fue un personaje indígena que precisamente fue derrotado en la Conquista, por eso se llama así a la ofrenda, porque esa ofrenda es un recordatorio de aunque nos derrotaron, no nos han vencido”.

El día de su levantamiento, el 27 de septiembre, miles de personas se aglutinan a su alrededor para formar parte del adorno y la bendición del Chimal con “agua”– como le dicen los tolimenses al aguardiente, vino, tequila, pulque y otras bebidas embriagantes–; este ritual corre a cargo de los hombres, mientras que las mujeres aguardan el momento para invitar a todos los asistentes, sin importar si son de Tolimán o no, un “taquito” tras el levantamiento de Chimal.

Las cuadrillas de danzantes también ofrendan ese día su baile a Sanmiguelito, por lo que al ritmo del tambor, los niños vestidos como Moctezuma, Hernán Cortés, La Malinche y los soldados, reviven el enfrentamiento entre indígenas y españoles.

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