/ jueves 22 de febrero de 2024

La ferocidad del erotismo


La sensualidad se mueve con el andar de un tigre. La ferocidad enfrenta su reflejo para comprender que al atravesar un cuerpo de espuma está tocando lo más frágil de su naturaleza. En lo apenas tangible, la bestia avanza. Se percibe la humedad del gozo, el vaho que no deja ver más que una inasible imagen, pero que alerta los sentidos.

En el extenso poemario Tigre en la espuma de Francisco de Paula Nieto, el autor realiza un canto a la pasión. La existencia se ve representada por el largo viaje de la voz poética que le habla al lector impulsada por el erotismo, fuerza vital para el universo de la carne. Y, más allá, para el hambre de conocimiento y la lucha por la propia transformación, la propia experiencia ante el dolor y el placer.

Una vez que el ser humano ha vencido a sus enemigos o demonios o seres imaginarios, incluso reales, irrumpe con una simple sinceridad para declarar su exploración en el ejercicio de la sensibilidad penetrada:

Luego de matar a todos mis enemigos,

he tirado un dardo a mi propio pecho

para rimar su veneno

disparado sobre tantos

y con el que tantos han muerto.

La destrucción es un proceso necesario para dar paso de manera sensual a otro comienzo, hecho por unas manos que buscan fecundar los ciclos cuando la noche es agua quieta, dice de Paula, a través de:

Una sola gota

para el desierto arábigo,

una sola gota

para el néctar de la manzana

para endulzar al Mar de Arai

y el pantano de Shatt al-Arab.

La creación poética es una labor que revela al escritor la búsqueda constante de sí mismo. Ante la duda, éste desarma su rompecabezas existencial, analiza cada fragmento sin compasión, pero lo hace como un guerrero en la batalla de los hechos imposibles de evadir. Son el yo y la otredad quienes averiguan la posibilidad de alcanzar un asidero. Aunque ello conduzca a una espiral de incertidumbre:

¿Habría diferencia entre él y yo,

entre el que me escribe

y yo que soy lo escrito?

De Paula Nieto entra con este poemario en los paisajes de Karnátaka, en la península índica, en la India. Más que en una exploración por exóticos parajes, desata sus deseos por la leche de las hojas en blanco, donde un bosque con su fauna y cantos extiende un resplandor acompañado de sombras.

Es decir, las sombras son aquellas aves que cantan en las frondas. Y que la iluminación, a través del entendimiento, hace volar. Melodía y luz. Tal como el pensamiento, porque como dice el poeta: las sombras obedecen a otro resplandor.

El tejido hecho con la vida y la muerte, inseparable binomio, es para el autor el instrumento que le sirve para hacer un canto sobre la imposibilidad de una realidad última y, por tanto, sobre la libertad. Así como la diosa Kali nos ofrece:

Yo soy Kalika,

la Diosa de todas las letras,

en mi aposento residen los himnos.

¿Cuál quieres que te cante ahora?

El acto creativo para invocar a la muerte, al renacimiento, a la música y a las diversas presencias del movimiento se halla en este Tigre en la espuma. El erotismo, como una forma de saber quiénes somos, avanza ante nuestra mirada; hace sonar un canto en la más delgada y aguda reflexión que circula por nuestro cerebro; nos conduce hasta una enramada de los cuestionamientos sobre la solidez de la ilusión y la realidad, como le sucede al ermitaño chino que vive en la montaña y a través de la fe lucha para que sus deseos sean cumplidos.

De Paula convoca fuerzas superiores que atraen sin ninguna resistencia seres mitológicos como el persa Simurgh. El escritor nos convida a ser parte, por medio de sus versos, de un acto fantástico con el ave que anida en el árbol de la ciencia y ha visto la destrucción del mundo tres veces. Con un guiño nos informa que ese prodigio vive dentro y fuera, dándonos alas y lianas para llegar a lo amado. Nos ayuda a nombrarlo, a reconocerlo dentro de nuestros laberintos más enredados, de una manera sensual:

No es la misma oscuridad,

lo oscuro de un cuarto

donde habita un espejo,

que la siempre oscuridad

sagrada de mi boca.

Con el famélico deseo y el amor pleno en su libro, que este año fue laureado en la edición LI de los Juegos Florales Nacionales de San Juan del Río, Querétaro, el vate vierte como agua de río, fresca y anhelada, la ilusión de reconstruir el mundo con todo y sus bosques de niebla, serpientes y primates, por donde merodea un sigiloso tigre, que de pronto se detiene. No se sabe si es para devorarnos o para depositar frente a nuestra mirada su feroz belleza.

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Refugio Pereida, nació en Ozumbilla, Estado de México, en 1970. Estudió Periodismo y Comunicación Colectiva en la UNAM y el Diplomado en Creación Literaria en la Escuela de Escritores de la SOGEM. Obtuvo en 2019 el Premio Internacional Gaviota, por su trabajo literario al servicio de la comunidad, y el Premio Nacional de Poesía Amado Nervo en 1999. Ha publicado: Túuri; ¡Vale! ¡Vale!; Suerte de rabia; Los Nada; De noche, una calle; y Palabra sucia. Su trabajo literario se encuentra incluido en diversas antologías. Ha sido parte del consejo editorial de Deriva. Revista de poesía; Errancia; y El Caracol. Origen y pensamiento. En 2012, como miembro del Colectivo Ihtoa, obtuvo el estímulo del PACMYC para realizar el libro testimonial De Ozumbilla, el pan de muerto. Fiesta de harina y canela.



La sensualidad se mueve con el andar de un tigre. La ferocidad enfrenta su reflejo para comprender que al atravesar un cuerpo de espuma está tocando lo más frágil de su naturaleza. En lo apenas tangible, la bestia avanza. Se percibe la humedad del gozo, el vaho que no deja ver más que una inasible imagen, pero que alerta los sentidos.

En el extenso poemario Tigre en la espuma de Francisco de Paula Nieto, el autor realiza un canto a la pasión. La existencia se ve representada por el largo viaje de la voz poética que le habla al lector impulsada por el erotismo, fuerza vital para el universo de la carne. Y, más allá, para el hambre de conocimiento y la lucha por la propia transformación, la propia experiencia ante el dolor y el placer.

Una vez que el ser humano ha vencido a sus enemigos o demonios o seres imaginarios, incluso reales, irrumpe con una simple sinceridad para declarar su exploración en el ejercicio de la sensibilidad penetrada:

Luego de matar a todos mis enemigos,

he tirado un dardo a mi propio pecho

para rimar su veneno

disparado sobre tantos

y con el que tantos han muerto.

La destrucción es un proceso necesario para dar paso de manera sensual a otro comienzo, hecho por unas manos que buscan fecundar los ciclos cuando la noche es agua quieta, dice de Paula, a través de:

Una sola gota

para el desierto arábigo,

una sola gota

para el néctar de la manzana

para endulzar al Mar de Arai

y el pantano de Shatt al-Arab.

La creación poética es una labor que revela al escritor la búsqueda constante de sí mismo. Ante la duda, éste desarma su rompecabezas existencial, analiza cada fragmento sin compasión, pero lo hace como un guerrero en la batalla de los hechos imposibles de evadir. Son el yo y la otredad quienes averiguan la posibilidad de alcanzar un asidero. Aunque ello conduzca a una espiral de incertidumbre:

¿Habría diferencia entre él y yo,

entre el que me escribe

y yo que soy lo escrito?

De Paula Nieto entra con este poemario en los paisajes de Karnátaka, en la península índica, en la India. Más que en una exploración por exóticos parajes, desata sus deseos por la leche de las hojas en blanco, donde un bosque con su fauna y cantos extiende un resplandor acompañado de sombras.

Es decir, las sombras son aquellas aves que cantan en las frondas. Y que la iluminación, a través del entendimiento, hace volar. Melodía y luz. Tal como el pensamiento, porque como dice el poeta: las sombras obedecen a otro resplandor.

El tejido hecho con la vida y la muerte, inseparable binomio, es para el autor el instrumento que le sirve para hacer un canto sobre la imposibilidad de una realidad última y, por tanto, sobre la libertad. Así como la diosa Kali nos ofrece:

Yo soy Kalika,

la Diosa de todas las letras,

en mi aposento residen los himnos.

¿Cuál quieres que te cante ahora?

El acto creativo para invocar a la muerte, al renacimiento, a la música y a las diversas presencias del movimiento se halla en este Tigre en la espuma. El erotismo, como una forma de saber quiénes somos, avanza ante nuestra mirada; hace sonar un canto en la más delgada y aguda reflexión que circula por nuestro cerebro; nos conduce hasta una enramada de los cuestionamientos sobre la solidez de la ilusión y la realidad, como le sucede al ermitaño chino que vive en la montaña y a través de la fe lucha para que sus deseos sean cumplidos.

De Paula convoca fuerzas superiores que atraen sin ninguna resistencia seres mitológicos como el persa Simurgh. El escritor nos convida a ser parte, por medio de sus versos, de un acto fantástico con el ave que anida en el árbol de la ciencia y ha visto la destrucción del mundo tres veces. Con un guiño nos informa que ese prodigio vive dentro y fuera, dándonos alas y lianas para llegar a lo amado. Nos ayuda a nombrarlo, a reconocerlo dentro de nuestros laberintos más enredados, de una manera sensual:

No es la misma oscuridad,

lo oscuro de un cuarto

donde habita un espejo,

que la siempre oscuridad

sagrada de mi boca.

Con el famélico deseo y el amor pleno en su libro, que este año fue laureado en la edición LI de los Juegos Florales Nacionales de San Juan del Río, Querétaro, el vate vierte como agua de río, fresca y anhelada, la ilusión de reconstruir el mundo con todo y sus bosques de niebla, serpientes y primates, por donde merodea un sigiloso tigre, que de pronto se detiene. No se sabe si es para devorarnos o para depositar frente a nuestra mirada su feroz belleza.

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Refugio Pereida, nació en Ozumbilla, Estado de México, en 1970. Estudió Periodismo y Comunicación Colectiva en la UNAM y el Diplomado en Creación Literaria en la Escuela de Escritores de la SOGEM. Obtuvo en 2019 el Premio Internacional Gaviota, por su trabajo literario al servicio de la comunidad, y el Premio Nacional de Poesía Amado Nervo en 1999. Ha publicado: Túuri; ¡Vale! ¡Vale!; Suerte de rabia; Los Nada; De noche, una calle; y Palabra sucia. Su trabajo literario se encuentra incluido en diversas antologías. Ha sido parte del consejo editorial de Deriva. Revista de poesía; Errancia; y El Caracol. Origen y pensamiento. En 2012, como miembro del Colectivo Ihtoa, obtuvo el estímulo del PACMYC para realizar el libro testimonial De Ozumbilla, el pan de muerto. Fiesta de harina y canela.


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