En los últimos años el papel de las mascotas dentro de las familias ha evolucionado. En el caso de los perros, estos han pasado de ser los “guardianes y protectores” a ser los “bebés de la casa”. Ahora son incluidos en momentos especiales como bodas, cumpleaños, compromisos, retratos familiares, inclusive algunos terminan inmortalizados en la piel de sus dueños.
Tatuarte a tu mascota más que simbolizar una moda o tendencia, es un homenaje a estos nuevos integrantes de la familia y conseguir, que de alguna forma permanezcan para la eternidad.
Michelle Villanueva llegó al mundo de los tatuajes por una noble causa. Más allá de la insistencia de sus familiares en que se animara a convertirse en tatuadora (por sus dotes artísticos y por la influencia de su hermano, quien también se dedica a éste negocio), Michelle vio en los tatuajes una oportunidad para complementar su trabajo como enfermera.
“Por un tiempo trabajé en un hospital de clase media baja, entonces había pacientes que no tenían dinero para pagar los estudios que necesitaban, así que yo les hacía promos de tatuajes y el dinero que recaudaba se los donaba para que pudieran atenderse”, explicó para DIARIO DE QUERÉTARO.
“Dejé de hacer [estas promociones] con personas por otros motivos personales, pero no quería abandonar esto de las promociones y quería seguir donando para alguna causa. Así que estuve buscando asociaciones que rescataran perros o gatitos, fue así cómo dí con Karla Ledesma [fundadora de Adopta, salva un gatito A.C.]. Cuando entramos en contacto, ella más o menos conocía mis recaudaciones, porque yo seguí con mis actividades”, añadió.
Karla y Michelle tienen aproximadamente tres años trabajando juntas con la creación de los Gatuajes, una promoción que se realiza una o dos veces al año para juntar dinero para financiar los gastos de medicamento, alimento, cirugías, y otras necesidades de la asociación.
Por lo regular la campaña la lanza en abril y una segunda de menor magnitud, en septiembre. La última campaña que realizaron se postergó hasta el mes de junio porque Michelle tuvo una intervención quirúrgica. La promoción estuvo vigente del 19 de junio hasta el 05 de julio. Consistía en la realización de un tatuaje por 500 pesos, dos por 600 pesos (en la misma persona) y tres por 700 pesos (también en la misma persona). Cada diseño tenía que ser minimalista de línea fina y de una dimensión menor a siete centímetros.
Por su trabajo, le toca estar muy en contacto con la gente. A su mesa han llegado personas atravesando situaciones personales dolorosas y que buscan en los tatuajes cerrar, de alguna forma, su herida.
“Me acuerdo mucho de unas clientas que eran la abuela, la mamá y las dos hijas, las cuatro querían un tatuaje. Se iban a hacer un colibrí porque la abuela se identificaba con los colibríes, pero el día de la cita ya no llegaron porque la abuelita falleció una semana antes, así que se quedó pendiente ese tatuaje. Tiempo después, vinieron a tatuarse en honor a la abuelita y ese día que las estaba tatuando en la ventana estaba tocando muy insistentemente un colibrí. Fue algo muy loco pero a la vez muy bello”, comentó la tatuadora.
Ella por su cuenta tiene inmortalizado a su fiel compañero gatuno, Gigi, en uno de sus brazos. Ya estábamos por irnos cuando se acuerda y corre a la segunda planta por él. Gigi ha estado en su vida por ocho años y hace uno decidió añadir su rostro en la manga de su brazo.
El tatuaje es realista, se distinguen sus bigotitos, cada cabellito y lo verde de los ojos del Gigi real. Gigi no está tan feliz por posar para la cámara, pero se deja querer por su humana. Ambos nos regalan un retrato en su estudio y Gigi es el primero en retirarse sin parecer tan interesado en nuestra visita.
Homenajes póstumos en la piel
María José Soto es una joven amante de los perros. Poppy era su mascota de la infancia, un pequeño chihuahua color negro y con su pancita y rostro blanco, como un esmoquin, de naricita negra y una lenguita rosada de fuera, como todo chihuahua. Este pequeñín llegó a su vida cuando ella se encontraba en la primaria en el año 2009.
“Poppy no fue el primer perro que hubo en mi casa, pero fue el primero que fue mío. Los perros que tuvimos antes eran de mis papás, algunos fallecieron antes cuando yo era chiquita, así que no los recuerdo tan bien.
“A Poppy me lo regalaron cuando él era un cachorro, tenía aproximadamente cinco meses. Como yo era hija única, pues yo siempre estuve solita, yo jugaba sola con mis juguetes o mis peluches. Cuando llegó Poppy fue como que la única compañía que yo tenía.
“Entonces pasé de ser yo, a ser Poppy y yo.”, comentó María José con una sonrisa.
La acompañó durante su adolescencia, cuando la vida parecía incierta y oscura, Poppy era su luz y fiel compañero al mismo tiempo que ella descubría su gusto por la literatura. “Fue algo bonito, porque pues pasamos de estar como que en la infancia y jugar mucho y correr por todas partes, a entrar a la secundaria y yo empecé a leer mucho más de lo que ya lo hacía, así que yo decía que Poppy y yo teníamos un club de lectura.
“Yo me sentaba a leer y él se sentaba a mi lado, luego de ratos yo me ponía a leerle en voz alta, que a lo mejor él me ignoraba”, ríe, “pero pues era como una actividad de nosotros. Luego yo salía al patio con él y lo miraba jugar mientras yo estaba sentada leyendo, así eran nuestras tardes”.
La abrazó durante sus primeros corazones rotos, limpió sus lágrimas y cobijó su alma. Estuvo de su lado hasta su primer año de la universidad, pareciera que su fiel amigo esperó hasta que la vio feliz cumpliendo sus sueños y de la mano del amor de su vida, cuando la edad finalmente lo alcanzó.
Poppy cumple tres años de que cruzó el arcoíris y hace un año María José decidió inmortalizarlo en su piel con tinta casi a la altura de su corazón.
“A mí siempre me han gustado los tatuajes, y tenía la intención de hacerme uno pero no sabía de qué hacerlo. Yo soy de la idea de que tiene que tener un significado muy especial porque lo voy a tener toda la vida.
“Luego en 2020 Poppy falleció, y dije ‘okay, de él tiene que ser mi primer tatuaje’. Entonces, yo en la veterinaria había pedido que me grabaran su patita, le pusieron pintura y la grabaron en una hojita que todavía conservo, porque mi primera intención era tatuarme su patita.
“Por alguna razón di con la promoción del Gatuaje que Adopta, Salva un gatito A.C. tiene con Michelle y me pareció una promoción muy buena y para una muy noble causa. Me acerqué con ella y le dije que me quería tatuar algo relacionado con mi perrito. De ahí yo me puse a ver qué podía ser una opción, la idea de su huellita dejaba de parecerme tan atractiva, y por sugerencia de Michelle, opté por tatuarme su carita.
“Siento que yo llevo a Poppy en el corazón, siempre lo voy a llevar y ahora literalmente lo tengo en el corazón”, añade. María José se tatuó a su fiel amigo un poco abajo de su clavícula por el lado izquierdo. Para ella el hecho que las personas hoy en día se tatuen a sus mascotas demuestra la conciencia que existe en temas como maltrato animal y sobre que los animales también tienen sentimientos y deben ser tratados con dignidad, respeto y amor.
“Aún cuando se dice que es moda el que la gente tenga a sus mascotas y diga que son sus hijos, creo que después del contexto de la pandemia mucho tuvo que ver que no todos pudimos convivir con personas y para muchos su único acompañante eran sus mascotas. Así que más allá de ser un ‘accesorio’, pasan a ser miembros importantes de la familia.
“Creo que tatuarte a tu mascota esta al mismo nivel que tatuarte el nombre de tus papás, o sus rostros, es el equivalente. La mascota es un miembro de la familia que desgraciadamente no viven mucho tiempo y se van muchísimo antes que tú, así que creo que es una forma bonita de recordarlos y tenerlos presentes siempre”, expresó.
Coincidentemente, por el lugar donde se realizó el tatuaje, una orejita de su fiel acompañante se asoma, así como él lo hacía desde su sala cada que había una visita en su casa. “Por la zona en la que lo elegí, parece que siempre saca una oreja, y me resulta bonito. Por ejemplo, ahora que fue mi graduación de la licenciatura, el vestido que llevaba dejaba ver a Poppy, eso me hace sentir que me está acompañando.
“Y me da muchísima risa que ocurra, porque Poppy era muy, pero muy chismoso, entonces de alguna forma sigue siendo chismoso aún en tatuaje”.
Después de Poppy, María José le abrió su casa a una perrita rescatada de la calle que lleva por nombre Tita, ella tiene dos años viviendo con ella, y de repente ve en ella rasgos de Poppy, su primer fiel amigo.
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DÍA INTERNACIONAL DEL TATUAJE
Se celebra el 17 de julio como una de las expresiones artísticas corporales más antiguas.
Aunque culturalmente las motivaciones han sido varias –ritual, protectora, identificatoria y decorativa–, la acción responde a la misma necesidad humana por decorar deliberadamente el cuerpo.
Sin alejarse por completo de su función ritual y simbólica inicial, en la época actual ha sido empleado como una marca de individualización, en el que prevalece la expresión del yo y la memoria personal de quien lo ostenta.
