/ jueves 16 de junio de 2022

Poetas queretanas contemporáneas

El libro de Cabecera

A continuación compartimos las palabras que el poeta queretano, Florentino Chávez, leyó en la presentación de los libros Sabes es recordar de Paula Muñoz Inclán y Paramogris de Tzolkin Montiel, ambos publicados este año.

I

A Paula la conocí por las redes. Más tarde, en la reunión anual de maestros y alumnos preparatorianos, generación 73-75, supe por el armonioso pilar de la Estudiantina y la Rondalla Universitaria, Felipe Muñoz.

Paula, pues, me invitó a participar en Vampiros Vegetarianos y a paladear un cafecito y un pay en el antiguo domicilio de sus abuelos paternos, donde abrió La Estrella, cafetería. Hablamos sobre su tocaya, la gran maestra De Allende que en compañía de nuestro entrañable Manix, Alejandro Aura, coordinaron el taller del que orfebres de alta valía poética emergieron: José Luis Sierra, De la Vega, Manuel Herrera, Carlos Tirado, Lirio Garduño, Sergio Arturo Ramos, Teresita Palacios, Felipe Chávez, Ismail Hjaniram el Seid, María Eugebia Lecona, entre otros.

Centro axial de la vida cultural e intelectual del siglo pasado, Paula tendió los puentes por donde transitaban de ida y vuelta los grandes poetas y novelistas de su tiempo: Juan Bañuelos, Eunice Odio, Edmundo Valadés, Eraclio Zepeda.

Tal vez Paula Muñoz Inclán nos reserve una sorpresa editorial a propósito de la vida y milagros creadores de su luminosa tocaya.

Paula es sensual en alto grado, con gran acierto, desde el primer poema a su amiga brasileira:

Tierras altas

Oliveria Fernández,

casi mi hermana,

tiene un amante veinteañero.

Ayer fue a visitarla

y le preparó champiñones con avena.

Ella dice que él es un bombón.

Los bombones se dan en tierras altas y húmedas,

yo los prefiero al ajillo

o en láminas

para una ensalada de espinacas.

Seguramente avena mañana por la mañana

y esta cama, esta cama, esta cama, esta cama.

En ocasiones, su sensualidad raya en el éxtasis erótico.

Si el ruido de la tormenta azotara mis ventrículos válvulas mi esfínter caracol.

Si de tormenta me fuera imposible saber si tengo la boca abierta

o cerrada

si tengo boca si muero

de frío o de calor.

Un prisma de emociones refleja la calidad de la persona humana, gradación de luces que inciden en profundidades que rebasan el espectro solar, enfrenta al lector con su soledad, su blasfemia, su color, su impudicia, y lo que ésta signifique o no, los aposentos profundos donde no desciende más que con lámpara sorda y tanque de oxígeno el sicoanálisis:

Nadie se embarra al hambre.

Hay un hambre de la que no sabemos hablar

sin mostrar la vergüenza que heredamos

y una esperanza de aprender

a decir basta.
Hay un camino.

De pie un hijo único y su padre:

el sereno que avisa cada una de las muertes del pequeño.

Así cuándo va a crecer.

El viento borra lo que le da la gana.

Amigas y compañeros de aventuras de todo género, artísticas, literarias… Yo en lo personal como lector reprobaría, reconozco que hojeo libros aquí, allá, por el final, en medio. Como el saltamontes por la hierba, yo por entre títulos y autores salto en los espacios y tiempos de lo humano.

“Desde mi ataúd escucho a mi madre nombrarme: dice madre. En mi paraíso ese sonido nos reúne. Vuelve. Deja de escribir con la mano correcta y háblame (…) Madre me dice madre…”

Inversión de los polos, intercambio de los roles familiares. El hijo es tu progenitor. La hija, te da a luz. En el primer caso, te hace existir como páter. En el segundo, es mutuo el parto a la vida. Dante ya calificaba a María como la hija de su hijo: La figlia del tuo figlio.

El descaro en que manifiesta Paula Muñoz Inclán, abrupto, inoportuno, celebratorio, lleno de jugos sabrosos. Otras terrible, lleno de angustia y dolor:

“Usted no entiende lo que yo hago con tal de no leer un poema que me doble las coyunturas hacia adentro.”

De qué pozos antiguos extrae traumas que nos astillan los sentidos y las puertas del alma, con sólo leer y dislocar, por reflejos espejo, la ya de por sí maltrecha visión del lector:

“Primero los tobillos, crack, soy una vela vieja que se quedó hueca por dentro y me puedo romper desde abajo”.

En su debilidad reside fortaleza, en su dolor la felicidad de la expresión lograda. Como si sólo hubiera dos lenguas auténticas en el ser humano. La que proporciona el canto y la que derrama el llanto. El amor y el dolor.

Un hallazgo que modifica la versión tradicional del pecado capital por excelencia, bajo la luz extraña de una virtud cardinal:

“Usted no conoce el rostro inocente que tiene el corazón del bicho ladino de mi soberbia.”

Como amerita el presente, mi principal ocupación es, en la mañana y el mediodía, cafetear un libro. Lector deficiente, hoy no soy la excepción…

Gracias a las dos autoras que me han devuelto el sabor, la emoción y sorpresa que acompañan desde su nacimiento a la escritura. Aún hoy deslumbran y reaniman los poetas, a través de la lengua de su espíritu mente, nos renuevan.

“Tú no sabes dónde está el cielo…

Tú no sabes lo que es el frío…”

Con quién habla. A quién… y lo más interesante: Quién habla en este breve espacio en que el lector asoma como testigo de piedra al “locus” y el “tempo”, el lugar y la hora de la vida en el poema…La autora no es la que nos acompaña y vemos, tampoco la que firma la bio-ficha de la contraportada. La paradoja existencial nos lleva a la que no vemos, acaso adivinamos entre líneas y se nos revela, entre los espinos ardientes del ser.

La intangible creadora borra para desconcierto, nuestra idea del firmamento, al cuestionar lo incuestionable, negar, a todas luces lo evidente:

“Tú no sabes dónde está el cielo…”

Resulta arduo cuando no imposible comentar un poema, su filón rico de significantes, bellezas que trascienden lo visible y conocido. Así que aventuraré a su amable consideración.

Alada,

delirante y retorcida,

mi voz hueca desaparece en una vuelta

de tu oreja izquierda.

II

Quiebres de una ternura inusual, aunque no extraña, afortunadamente entre los humanos (Tzolkin Montiel).

Recuerdo cuando colapsaba y mi perra y luego mi perro

me ladraban y mordían para sacarme de mi estupor

Una ternura que logra la identidad con el corazón amado, en este caso su mascota, a quien ofrece su amistad de paso por paso por la calle.

Cierto es que al abrir la puerta puede salir corriendo en libertad y extraviarse en su extensión impredecible. También es cierto que algunas mascotas no regresan. Sus motivos no siempre irracionales tendrán seguramente.

¿Cómo puedo juzgarte?

No has conocido otra vida

Déjame acariciarte y decirte que te quiero

No huyas si abro la puerta

Atalaya canina, advierte en su ladrido si viene alguien en sentido contrario, si acechan reptiles la vereda; gruñe y eriza si presenta lo imprevisible, apunta el rabo, encoge el brazo boxeador que prepara el contra ataque, las orejas atentas a la embestida.

Se ha perdido el valor de su compañía, su paciente escucha, a la par de insuperable guía espiritual, su corazón en soledad latiente, los goces simplificados a la última potencia de una esencial pureza que emparenta, acaso, con los más altos gurús y santos de la especie; maravillosos espejos por supuesto de esos otros animalitos que hemos sido, los niños vitales, a los que nada pasa desapercibido.

Huele mis manos

Son nobles como las de un sabio anciano

En este sentido la poeta Montiel se asemeja a las primeras mujeres que domesticaron estos descendientes del lobo y le pide su comprensión, en correspondencia:

Si lo deseas y esperas tantito

Podemos caminar juntos pasito a paso.

A su hermana Tierra la que no tocó Il poverello de Asís, le desea:

Que los sueños sean hermosos y eternos y nunca encuentres soledad

La tierra, en inusual inversión de los polos:

Reina de las brujas descansa en una suave zalea

Que el copal exorcice tu sufrimiento y el calor de casa abrace tu corazón

Los sueños de la tierra llenos de frutos y descomposición continua, en una explosión de colores, sabores, y sonidos, pensamientos, luces que activan las mil y una formas, los incontables seres y cuerpos que desde sus orígenes la pueblan.

También sueñan el mar y las estrellas, el universo y el racimo de neuronas que incorporan la faz al hombre, desde hace unos milenios.

Nosotras aquí en la tierra te cuidaremos hasta que estés en paz.

Por su boca han hablado los antepasados de la sangre; no se olvidan:

Que tu memoria se encuentre con los bisabuelos en un campo tierno

III

En lo personal agradezco a las autoras la primicia de su creación espléndida, como lector tras bambalinas, previo a la edición de sus respectivos poemas. Una invitación que me honra y ha enriquecido en los días pasados. Y no cabe duda, en los días, que espero casi infinitos, por venir…

No menos, que me hayan enviado sus documentos con tiempo suficiente para una lectura más pausada, sin presiones de tiempo.

Gracias por su confianza y amistad.

Paula Muñoz inicia en la postrera veintena del pasado siglos e inaugura las primeras dos décadas del contemporáneo ciclo, no menos conflictivo que su antecesor.

Recordar es Vivir, titula Paula, su poemario.

La partícula re, implica doble signo y significado. Cuore, a su vez, la válvula sagrada de la vida. Dilecto amigo que a todo ser acompaña, desde antes que madre alguna detectara, palpitante matriz de la semilla viva, el corazón. Presente ya, antes que el ángel de los sueños o el electro-sonido en la pantalla del ginecólogo le detectara…

Re: de nuevo; Cordis: corazón. Corazón nuevo. En otros términos: Regreso a casa. Volver a vivir, sin pasar por la muerte, que implica la oscuridad y el olvido. Resurrección en vida. Resucitar el lapso inconmensurable que separa el no ser del ser. El tiempo trasformado. Nueva existencia en el bautizo luminoso de los más fantásticos memoriales.

O, nada más trillado, dirán ustedes… Estoy de acuerdo. Sentencias de abuelita, con un suspiro que vibra adolescente en sus memorias… Aliento inconfundible, hálito que ya no suelta, trasporta como el ángel por la pelona y los cabellos a sitios desconocidos y no vistos del alma humana.

Tzolkin y Paula. Paula y Tzolkin en su propio fluir por los espacios, en virtud de la afilada garra de su conocimiento propio y su cultura… Por supuesto, de su labor desconocida sobre la hoja blanca, que se aferra a permanecer vacía, muda, como lo conseguirá de forma inesperada,al final de cada poema y entre líneas.

Es cierto, la frescura de labios, la juventud en su maduro punto, la revelación del alma femenina remite a las grandes hijas de la poesía.

De las fiestas del himen y del corazón

Mi dedo no toca el borde de una boca –Reencuentro.

Damas irreverentes, maleducadas, con desplantes y salidas que alegran los sentidos, renuevan las vértebras, arrancan una sonrisa a los millones de neuronas cerebrales.

Tu novia se comió una hamburguesa y media.

Sonríe a tu lado con olor a chipotle y a cebolla en toda la boca.

Tienes una novia feliz,

pones a David Bowie con Pink Floyd.

No tenemos quince años pero sabemos comer hamburguesas.

A estas horas,

comerte pasa por la mente de otra novia

la misma con hambre y sin hamburguesas.

Gracias, amigas, por la ingravidez espacial que en la cámara al alto vacío de su poesía, nos invitan a flotar como ángeles sin alas.

La poesía es suya. Y en mejores manos, no podía estar.

Congratulamos.

A continuación compartimos las palabras que el poeta queretano, Florentino Chávez, leyó en la presentación de los libros Sabes es recordar de Paula Muñoz Inclán y Paramogris de Tzolkin Montiel, ambos publicados este año.

I

A Paula la conocí por las redes. Más tarde, en la reunión anual de maestros y alumnos preparatorianos, generación 73-75, supe por el armonioso pilar de la Estudiantina y la Rondalla Universitaria, Felipe Muñoz.

Paula, pues, me invitó a participar en Vampiros Vegetarianos y a paladear un cafecito y un pay en el antiguo domicilio de sus abuelos paternos, donde abrió La Estrella, cafetería. Hablamos sobre su tocaya, la gran maestra De Allende que en compañía de nuestro entrañable Manix, Alejandro Aura, coordinaron el taller del que orfebres de alta valía poética emergieron: José Luis Sierra, De la Vega, Manuel Herrera, Carlos Tirado, Lirio Garduño, Sergio Arturo Ramos, Teresita Palacios, Felipe Chávez, Ismail Hjaniram el Seid, María Eugebia Lecona, entre otros.

Centro axial de la vida cultural e intelectual del siglo pasado, Paula tendió los puentes por donde transitaban de ida y vuelta los grandes poetas y novelistas de su tiempo: Juan Bañuelos, Eunice Odio, Edmundo Valadés, Eraclio Zepeda.

Tal vez Paula Muñoz Inclán nos reserve una sorpresa editorial a propósito de la vida y milagros creadores de su luminosa tocaya.

Paula es sensual en alto grado, con gran acierto, desde el primer poema a su amiga brasileira:

Tierras altas

Oliveria Fernández,

casi mi hermana,

tiene un amante veinteañero.

Ayer fue a visitarla

y le preparó champiñones con avena.

Ella dice que él es un bombón.

Los bombones se dan en tierras altas y húmedas,

yo los prefiero al ajillo

o en láminas

para una ensalada de espinacas.

Seguramente avena mañana por la mañana

y esta cama, esta cama, esta cama, esta cama.

En ocasiones, su sensualidad raya en el éxtasis erótico.

Si el ruido de la tormenta azotara mis ventrículos válvulas mi esfínter caracol.

Si de tormenta me fuera imposible saber si tengo la boca abierta

o cerrada

si tengo boca si muero

de frío o de calor.

Un prisma de emociones refleja la calidad de la persona humana, gradación de luces que inciden en profundidades que rebasan el espectro solar, enfrenta al lector con su soledad, su blasfemia, su color, su impudicia, y lo que ésta signifique o no, los aposentos profundos donde no desciende más que con lámpara sorda y tanque de oxígeno el sicoanálisis:

Nadie se embarra al hambre.

Hay un hambre de la que no sabemos hablar

sin mostrar la vergüenza que heredamos

y una esperanza de aprender

a decir basta.
Hay un camino.

De pie un hijo único y su padre:

el sereno que avisa cada una de las muertes del pequeño.

Así cuándo va a crecer.

El viento borra lo que le da la gana.

Amigas y compañeros de aventuras de todo género, artísticas, literarias… Yo en lo personal como lector reprobaría, reconozco que hojeo libros aquí, allá, por el final, en medio. Como el saltamontes por la hierba, yo por entre títulos y autores salto en los espacios y tiempos de lo humano.

“Desde mi ataúd escucho a mi madre nombrarme: dice madre. En mi paraíso ese sonido nos reúne. Vuelve. Deja de escribir con la mano correcta y háblame (…) Madre me dice madre…”

Inversión de los polos, intercambio de los roles familiares. El hijo es tu progenitor. La hija, te da a luz. En el primer caso, te hace existir como páter. En el segundo, es mutuo el parto a la vida. Dante ya calificaba a María como la hija de su hijo: La figlia del tuo figlio.

El descaro en que manifiesta Paula Muñoz Inclán, abrupto, inoportuno, celebratorio, lleno de jugos sabrosos. Otras terrible, lleno de angustia y dolor:

“Usted no entiende lo que yo hago con tal de no leer un poema que me doble las coyunturas hacia adentro.”

De qué pozos antiguos extrae traumas que nos astillan los sentidos y las puertas del alma, con sólo leer y dislocar, por reflejos espejo, la ya de por sí maltrecha visión del lector:

“Primero los tobillos, crack, soy una vela vieja que se quedó hueca por dentro y me puedo romper desde abajo”.

En su debilidad reside fortaleza, en su dolor la felicidad de la expresión lograda. Como si sólo hubiera dos lenguas auténticas en el ser humano. La que proporciona el canto y la que derrama el llanto. El amor y el dolor.

Un hallazgo que modifica la versión tradicional del pecado capital por excelencia, bajo la luz extraña de una virtud cardinal:

“Usted no conoce el rostro inocente que tiene el corazón del bicho ladino de mi soberbia.”

Como amerita el presente, mi principal ocupación es, en la mañana y el mediodía, cafetear un libro. Lector deficiente, hoy no soy la excepción…

Gracias a las dos autoras que me han devuelto el sabor, la emoción y sorpresa que acompañan desde su nacimiento a la escritura. Aún hoy deslumbran y reaniman los poetas, a través de la lengua de su espíritu mente, nos renuevan.

“Tú no sabes dónde está el cielo…

Tú no sabes lo que es el frío…”

Con quién habla. A quién… y lo más interesante: Quién habla en este breve espacio en que el lector asoma como testigo de piedra al “locus” y el “tempo”, el lugar y la hora de la vida en el poema…La autora no es la que nos acompaña y vemos, tampoco la que firma la bio-ficha de la contraportada. La paradoja existencial nos lleva a la que no vemos, acaso adivinamos entre líneas y se nos revela, entre los espinos ardientes del ser.

La intangible creadora borra para desconcierto, nuestra idea del firmamento, al cuestionar lo incuestionable, negar, a todas luces lo evidente:

“Tú no sabes dónde está el cielo…”

Resulta arduo cuando no imposible comentar un poema, su filón rico de significantes, bellezas que trascienden lo visible y conocido. Así que aventuraré a su amable consideración.

Alada,

delirante y retorcida,

mi voz hueca desaparece en una vuelta

de tu oreja izquierda.

II

Quiebres de una ternura inusual, aunque no extraña, afortunadamente entre los humanos (Tzolkin Montiel).

Recuerdo cuando colapsaba y mi perra y luego mi perro

me ladraban y mordían para sacarme de mi estupor

Una ternura que logra la identidad con el corazón amado, en este caso su mascota, a quien ofrece su amistad de paso por paso por la calle.

Cierto es que al abrir la puerta puede salir corriendo en libertad y extraviarse en su extensión impredecible. También es cierto que algunas mascotas no regresan. Sus motivos no siempre irracionales tendrán seguramente.

¿Cómo puedo juzgarte?

No has conocido otra vida

Déjame acariciarte y decirte que te quiero

No huyas si abro la puerta

Atalaya canina, advierte en su ladrido si viene alguien en sentido contrario, si acechan reptiles la vereda; gruñe y eriza si presenta lo imprevisible, apunta el rabo, encoge el brazo boxeador que prepara el contra ataque, las orejas atentas a la embestida.

Se ha perdido el valor de su compañía, su paciente escucha, a la par de insuperable guía espiritual, su corazón en soledad latiente, los goces simplificados a la última potencia de una esencial pureza que emparenta, acaso, con los más altos gurús y santos de la especie; maravillosos espejos por supuesto de esos otros animalitos que hemos sido, los niños vitales, a los que nada pasa desapercibido.

Huele mis manos

Son nobles como las de un sabio anciano

En este sentido la poeta Montiel se asemeja a las primeras mujeres que domesticaron estos descendientes del lobo y le pide su comprensión, en correspondencia:

Si lo deseas y esperas tantito

Podemos caminar juntos pasito a paso.

A su hermana Tierra la que no tocó Il poverello de Asís, le desea:

Que los sueños sean hermosos y eternos y nunca encuentres soledad

La tierra, en inusual inversión de los polos:

Reina de las brujas descansa en una suave zalea

Que el copal exorcice tu sufrimiento y el calor de casa abrace tu corazón

Los sueños de la tierra llenos de frutos y descomposición continua, en una explosión de colores, sabores, y sonidos, pensamientos, luces que activan las mil y una formas, los incontables seres y cuerpos que desde sus orígenes la pueblan.

También sueñan el mar y las estrellas, el universo y el racimo de neuronas que incorporan la faz al hombre, desde hace unos milenios.

Nosotras aquí en la tierra te cuidaremos hasta que estés en paz.

Por su boca han hablado los antepasados de la sangre; no se olvidan:

Que tu memoria se encuentre con los bisabuelos en un campo tierno

III

En lo personal agradezco a las autoras la primicia de su creación espléndida, como lector tras bambalinas, previo a la edición de sus respectivos poemas. Una invitación que me honra y ha enriquecido en los días pasados. Y no cabe duda, en los días, que espero casi infinitos, por venir…

No menos, que me hayan enviado sus documentos con tiempo suficiente para una lectura más pausada, sin presiones de tiempo.

Gracias por su confianza y amistad.

Paula Muñoz inicia en la postrera veintena del pasado siglos e inaugura las primeras dos décadas del contemporáneo ciclo, no menos conflictivo que su antecesor.

Recordar es Vivir, titula Paula, su poemario.

La partícula re, implica doble signo y significado. Cuore, a su vez, la válvula sagrada de la vida. Dilecto amigo que a todo ser acompaña, desde antes que madre alguna detectara, palpitante matriz de la semilla viva, el corazón. Presente ya, antes que el ángel de los sueños o el electro-sonido en la pantalla del ginecólogo le detectara…

Re: de nuevo; Cordis: corazón. Corazón nuevo. En otros términos: Regreso a casa. Volver a vivir, sin pasar por la muerte, que implica la oscuridad y el olvido. Resurrección en vida. Resucitar el lapso inconmensurable que separa el no ser del ser. El tiempo trasformado. Nueva existencia en el bautizo luminoso de los más fantásticos memoriales.

O, nada más trillado, dirán ustedes… Estoy de acuerdo. Sentencias de abuelita, con un suspiro que vibra adolescente en sus memorias… Aliento inconfundible, hálito que ya no suelta, trasporta como el ángel por la pelona y los cabellos a sitios desconocidos y no vistos del alma humana.

Tzolkin y Paula. Paula y Tzolkin en su propio fluir por los espacios, en virtud de la afilada garra de su conocimiento propio y su cultura… Por supuesto, de su labor desconocida sobre la hoja blanca, que se aferra a permanecer vacía, muda, como lo conseguirá de forma inesperada,al final de cada poema y entre líneas.

Es cierto, la frescura de labios, la juventud en su maduro punto, la revelación del alma femenina remite a las grandes hijas de la poesía.

De las fiestas del himen y del corazón

Mi dedo no toca el borde de una boca –Reencuentro.

Damas irreverentes, maleducadas, con desplantes y salidas que alegran los sentidos, renuevan las vértebras, arrancan una sonrisa a los millones de neuronas cerebrales.

Tu novia se comió una hamburguesa y media.

Sonríe a tu lado con olor a chipotle y a cebolla en toda la boca.

Tienes una novia feliz,

pones a David Bowie con Pink Floyd.

No tenemos quince años pero sabemos comer hamburguesas.

A estas horas,

comerte pasa por la mente de otra novia

la misma con hambre y sin hamburguesas.

Gracias, amigas, por la ingravidez espacial que en la cámara al alto vacío de su poesía, nos invitan a flotar como ángeles sin alas.

La poesía es suya. Y en mejores manos, no podía estar.

Congratulamos.

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