Diversos estilos, fusiones y composiciones tomarán los escenarios que serán parte del Festival Internacional Jazz de Verano 2019, que surge con la intención de invitar al público a prestar su oído a un género musical que data de finales del siglo XIX, pero gracias al virtuosismo de los músicos, actualmente presenta fusiones en las que el espectador fácilmente puede perderse.
Para Javier Regalado, de The Groove League, el jazz puede no ser un género que llame la atención de manera inmediata, pero explica que debe probarse como los vinos.
“Haciendo una analogía, el jazz se puede comparar con el vino o la cerveza, ya que la primera vez que lo pruebas, no te gusta, pero conforme lo vas conociendo, adquieres ese gusto y justamente así sería el jazz”, explica argumentando que esa es la esencia de este festival, invitar a que más gente encuentre en él, un placer único y exclusivo.
Continuando con la comparación, Regalado agrega que tal como sucede con las catas para principiantes, primero se recomiendan sabores amigables para el paladar, y de la misma forma es que el programa del 25 al 30 de junio incluye propuestas frescas, ya que asegura que comenzar por lo más tradicional, sería difícil para quien no ha educado su oído.
“Se utiliza todo lo que está pegando actualmente, como el funk y la electrónica para acercar a la gente, usando los elementos que están de moda; eso es lo que hacemos los artistas nuevos y por eso surgen variantes como el gypsy jazz, jazz -funk y latin jazz”, añade.
En el caso de Cacles & The Big Gang la propuesta incluye un original popurrí noventero, en el que se citan algunos temas de Shakira, Flans y Caló, entre otras bandas de la época. “Generalmente citamos temas muy comerciales que nada tienen que ver con el jazz, así que ha sido por la experimentación musical y una dotación instrumental muy especial, lo que nos ha permitido acercarnos a estos escenarios”, confiesa por su parte Mauricio Carrera, quien recuerda temas de su repertorio como Tu cárcel” de Marco Antonio Solís, “El triste” de José José e incluso “Rata de dos patas”, de Paquita la del Barrio.
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Asimismo, Pablo Bello de La Pequeña Banda dice que no se trata de querer educar a la gente, sino de mostrarles los nuevos proyectos para acercarlos a ese mundo. “No es que no les guste o lo aprecien, lo que sucede es que no los conocen, y si no hay medios de difusión y nosotros (los músicos) tampoco nos aplicamos para que el público escuche las propuestas, jamás van a tener ese acercamiento o les va a gustar”, insiste.
Los músicos coinciden en que además de los festivales, en Querétaro hay muy pocos foros donde puedan incluirse este tipo de conciertos, para contribuir a eliminar el estigma que suele prevalecer sobre que el jazz sólo es contrabajo o saxofón.
“Hay dos o tres lugares que también son restaurantes y se prestan para escuchar jazz; tienen cierto renombre y suele asistir la gente que se entiende como jazzero (...), faltarían esos espacios que ya se están abriendo a nuevas corrientes como el jazz rock, ya que en estos lugares no se permite tanto, sin embargo, continúa siendo una expresión, aún falta la creación de espacios o bien tomarlos, como cuando tocamos en el Museo de la Ciudad”, expresa Rogelio Vargas de Traffic Ensamble.
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Para deleite personal y colectivo
Sin importar si se trata de este festival o de algún otro escenario, los músicos explican que lo fascinante del jazz es el espacio que brinda para la improvisación. “En el jazz hay algo que se le conoce como standards que son los temas que fueron popularizados porque era lo que se cantaba y tocaba en Broadway; hay un libro colectivo de varias partituras que se conoce como ‘Real Book’ y que contiene las lead sheets, que
permite que cada quien le pueda impregnar su estilo”, explica Regalado y detalla que se puede cambiar el acompañamiento para crear nuevas propuestas.
Pero más allá de aprender con los clásicos y explorar los llamados “standards”, Pablo Bello insta a dejar a un lado los covers, pero indica que no porque sea malo, sino por considerar que es tiempo de explotar la creatividad y experimentar. “Hay cierta crisis en nuestro país porque sí hay mucho talento, pero no están componiendo cosas originales y creo que sería maravilloso que los jóvenes empiecen a crear sus propios contenidos, a veces no lo hacen por miedo o por no sentirse capaces, pero con material original tendremos más chance de llegar lejos”, asegura.
A propósito de esta sugerencia, el Festival también fungirá como espacio para la presentación de nuevas creaciones, como Traffic Ensamble que utilizará el escenario para dar a conocer su más reciente producción Hakim Beats, que resultó del apoyo otorgado a la banda, a través del Programa de Estímulo a la Creación y Desarrollo Artístico (PECDA).
También Saxodia, agrupación caracterizada por su instrumentación a base de saxofones, estrenará algunos temas de su compositor Daniel González, además de compartir sus piezas de latin jazz.
Escena creciente
Con respecto al futuro y a cómo visualizan la evolución de la escena jazz en la entidad, la mayoría se muestran positivos, pues con sus respectivas agrupaciones reconocen su propio crecimiento al hallar su sonido.
“Normalmente La Delicia de Alicia se ha caracterizado por tocar jazz, funk, hip hop y música latina; digamos que hemos pasado por muchos géneros, pero ahora que queremos tener un sonido propio, decidimos que la música balcánica es lo que más nos caracteriza como grupo, así que será la línea que dará rumbo a nuestro tercer álbum”, aseveró el guitarrista de la banda, Rafael Camacho.
Tendencia que también notan los integrantes de La Pequeña Banda, quienes han explorado en el latin jazz, las mezclas con standards y música propia, para finalmente encontrarse en un momento en el que los dos líderes del grupo comparten su experiencia y se abren a la creatividad de dos voces jóvenes, marcando “el inicio de le petit band reloaded”, bromea Salazar, quien asegura confía en el virtuosismo musical de sus compañeros.
Para Regalado la expectativa junto a la liga Groove, también se refleja más hacia el grupo, ya que adelanta que el nuevo disco que lancen contará una historia de principio a fin, pues la última experimentación fue ecléctica y llevar el hilo conductual de una narración, para ellos representa un reto mayor.
Otros, como Rogelio Vargas reconocen que luego de haber conquistado nuevos sonidos y tendencias, los jazzeros deben fijarse nuevas metas y buscar horizontes más altos, intentando colarse en eventos de la calidad de este festival o bien, alcanzar nuevos públicos, tal como lo proyecta Salazar, que busca crear nuevas sinergias de la mano de la Secretaría de Cultura del Estado.
“Estamos en espera de que nos inviten para poder trabajar y compartir esta música, no sólo en el centro de Querétaro, sino también en los municipios donde no tienen tanto acceso”, explica.
Finalmente, pese a mostrar el escepticismo de la escena jazz por considerar que al llevar el título de “internacional”, debería haber incluido a más representantes de otros países, los talentos locales se confiesan entusiasmados.
“La idea de incluir a los locales es maravillosa, hay muchos proyectos que no pueden tocar fuera de la ciudad, a menos que se trate de restaurantes, bares o formatos más pequeños”, señala Vargas, opinión que es secundada por Regalado, que invita al público a identificar las propuestas que resulten de su agrado para apoyarlas en presentaciones subsecuentes.
“Hay que apoyar a las bandas locales y recordar que éstas se presentan todo el año; sucede que en este tipo de conciertos no va mucha gente, y lo ideal sería que si les gusta, la empiecen a seguir para apoyar lo original”, puntualiza.
