Una de las fiestas más características del Istmo de Tehuantepec, Oaxaca, se celebra en Querétaro desde el 2018, y este año no será la excepción. Se trata de la Vela Istmeña, una colorida tradición que ha reunido a migrantes oaxaqueños en la capital queretana, y que ha permitido que los lugareños también vivan de cerca esta celebración.
La primera Vela en Querétaro fue impulsada en el estado por Irvin Uriel López a través de su restaurante Fogón Zapoteco, esto luego de sondear entre sus comensales oaxaqueños el deseo de vivir esta tradición lejos de casa.
“Conocemos a muchos que no han regresado al Istmo desde que se vinieron a vivir para acá”, dice en entrevista el chef originario de Juchitán.
Así que un buen día, y con el apoyo de cientos de oaxaqueños, decidió realizar la primera edición, que desde entonces ha llegado a reunir hasta 900 personas.
“Mucho se debe a la nostalgia por su terruño, de hecho un gran porcentaje de los asistentes son personas mayores de 60 años que migraron por trabajo hace muchos años y no han podido regresar”, cuenta.
Tras cinco ediciones, una de ellas cancelada por la pandemia de Covid-19, la Sociedad Saa Guidxi vuelve a invitar a la población a formar parte de esta tradición, que en Querétaro está dedicada a San Vicente Ferrer.
Se llevará a cabo este sábado 18 de marzo y contará con la presencia de grandes invitados como la diosa Centeótl 2023; Jalaor show de Abraham Osorio, y Natalia Cruz, quien con la Banda la Istmeña interpretará los sones más característicos de la región.
La experiencia iniciará con un ritual solemne en la iglesia de Santo Domingo a las 11:30 horas, y continuará con la tradicional Tirada de frutas y Paseo de estandartes a las 13:00 horas en el primer cuadrante del Centro Histórico de Querétaro.
Finalmente, se llevará a cabo la Gran Fiesta a las 15:00 horas en el salón Cerro Blanco, donde se degustará la gastronomía tradicional de la región; se realizará la coronación de la nueva reina; se rifarán artesanías y trajes tradicionales, y se dará paso al cambio de mayordomía, quienes son los encargados de encabezar la organización de la fiesta cada año.
Para forma parte de la Vela San Vicente Ferrer, solo se debe pagar un boleto de recuperación de 800 pesos o de 400 para niños. Para mayor información, ver en el enlace: velasanvicente.com.mx
¿Qué es una Vela Istmeña?
De acuerdo con los organizadores, las Velas son las fiestas o veladas más coloridas del Istmo de Tehuantepec, cuyo origen se asocia a festividades prehispánicas de la región, que se organizaban para agradecer las lluvias y pedir buenas cosechas.
Hoy esta celebración se organiza en tributo de algún santo patrono, pero socialmente cumple con la función de crear comunidad y unir lazos entre la población, además de ocupar un lugar central en la vida política y económica de los istmeños.
En la Vela se conjuga la música, el baile y la gastronomía tradicional del Istmo de Tehuantepec, por lo que desde el 2021 son consideradas patrimonio cultural inmaterial del estado de Oaxaca.
Vela en Querétaro
Este año se espera la asistencia de 600 personas a la Vela San Vicente Ferrer de Querétaro. Los mayordomos (organizadores) de este año son Irvin Uriel López y Wiliam Altamirano, quien es el encargado de peinar a las mujeres participantes y mostrar cómo se deben bailar correctamente los sones.
Los mayordomos tienen la consigna de cuidar la tradición; desde el uso correcto del traje de tehuana, la música, el baile y la gastronomía, hasta los rituales que se deben de seguir antes de llegar a la llamada Gran fiesta.
Platican que luego de la celebración litúrgica en el templo de Santo Domingo, se tocan algunos sones en el atrio de la iglesia, y forman una comparsa con la banda de música, los mayordomos, la reina, un cortejo de tehuanas con resplandor, los capitanes y todos los demás invitados.
Tras ello, dan lugar a lo que llaman Tirada de frutas en la que originalmente se aventaba fruta a la gente; ahora se acostumbra a regalar productos de primera necesidad, trastes, juguetes y dulces.
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En el caso de la Vela queretana, los mayordomos aseveran que se obsequian productos representativos del Istmo de Tehuantepec, como panes, chocolate, mezcal y artesanías.
“Y no los aventamos porque la gente acá se puede quedar con cara de: `¿y qué le pasa a este?´”, cuenta entre risas Irvin. Así que lo que hacen es entregarlos de mano en mano, en un breve recorrido por las calles del Centro Histórico.
Wiliam asevera que el recorrido es majestuoso, pues no solo van acompañados por la música de la banda de viento, sino que el 95% de los asistentes van ataviados con sus trajes tradicionales o portan algo alusivo a la cultura.
Otro aspecto importante para ellos es la gastronomía, por lo que en la Gran Fiesta no puede faltar el mole negro y el puré de papa horneado como guarnición. A veces ofrecen relleno de puerco y barbacoa de pollo.
Y las botanas que sirven en realidad son guisados: cacahuates fritos, tostadas de minilla con camarón y sardina; quesillo con limón, chile y cebolla; empanadas de masa rellanas de carne; tacos dorados; salchichas con chipotle; tamarindo con chamoy y habanero; bolitas de queso… todo maridado con cerveza.
Cada año, asienten, la Vela se ve enriquecida con la participación de invitados especiales; este año no solo contarán con la presencia de la diosa Centéotl– que es la diosa de las fiestas de la Guelaguetza de Oaxaca–, también se sumará el reconocido actor queretano, Erik de Luna, como capitana.
“Es un evento incluyente, sin duda; allá en el Istmo tenemos a nuestras Muxes, que para nosotros es un tercer género, entonces él viene a representarles”, asevera Wiliam.
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También contarán de nuevo con la presencia de Natalia Cruz, una cantante oaxaqueña conocida como “La voz del Istmo”, que ha destacado por recopilar y difundir la música tradicional de la región, incluso en lengua indígena.
Finalmente, destacan que en cada edición de la Vela San Vicente Ferrer de Querétaro también asiste gente de ciudades como Puebla, Guanajuato, Guadalajara, Hidalgo, Veracruz, Oaxaca, Chiapas, Ciudad de México y Nueva York; muchos de los cuales participan como gesto de agradecimiento por haber contado con sus asistencia en sus propias Velas.
