Urge un programa de tecnificación del sector agropecuario que permita reducir el consumo de agua y elevar su rendimiento, ya que el 48.7% del líquido que se utiliza en Querétaro, se destina a uso agropecuario.
De acuerdo con el “Informe Desarrollo Sostenible e Incluyente” realizado por los analistas Marco Lara y Juan José Li Ng para BBVA Research, Querétaro es uno de los estados que se encuentran en el escenario de no sustentabilidad en términos hídricos, que consume al 52.5% del territorio nacional.
Y es que de los 1 mil 14 millones de metros cúbicos que se consumen en Querétaro, 494.1 millones se destinan para uso agropecuario; mientras que para consumo público urbano y doméstico se van 305.9 millones, que equivalen al 30.7%, y la actividad fabril ocupa 54.1 millones, esto equivale al 5.3%.
El informe señala que el 74% del área destinada en México para la agricultura se dio bajo la modalidad de temporal, mientras que el 26% restante lo hizo bajo el sistema de riego.
Sin embargo, el rendimiento de la agricultura de temporal en cuanto a la relación entre superficie cosechada y sembrada fue de 77.9%, mientras que para la agricultura de riego el rendimiento fue mayor, al ubicarse en 94%.
“Es fundamental acelerar la tecnificación del campo en México, aunque dadas las condiciones desiguales entre distintas regiones, esto debe hacerse de acuerdo con cada contexto local y con un acompañamiento técnico robusto, ya que incluso dentro de los distintos sistemas de riego, existen algunos más eficientes que otros”, recomienda.
En lo que respecta a la condición de sequía que atraviesa el 64.6% del país, con señales de escasez de agua muy notorias, se debe sumar el contexto de desigualdad en el abasto de agua potable en los hogares de México, donde contar con una tubería no garantiza el abasto diario, ya que uno de cada tres hogares en el país conectados a la red pública no recibe agua de forma regular.
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“Deben considerarse además las desigualdades que se reproducen por nivel socioeconómico, las cuales hacen evidente que el agua en México no solamente escasea, sino que también se encuentra mal distribuida entre estratos socioeconómicos”, indica.
Expone que la actual es una crisis en la disponibilidad del recurso hídrico, ya que las presas se ubican bajo mínimos históricos, pero también un reflejo de las políticas de desarrollo urbano, así como de la presión demográfica y económica sobre el recurso.
