A lo largo de los años, los antros, bares, cafés, hoteles y restaurantes se han apropiado de algunas de las principales calles del Centro Histórico, lo que ha desencadenado en el malestar de los vecinos desde hace más de 18 años, aunque los reclamos han sido intermitentes sin obtener una respuesta positiva por parte de gobiernos que han pasado.
Este es el caso de los habitantes de la calle 5 de Mayo, principalmente desde Guillermo Prieto hasta la Felipe Luna. En un recorrido realizado por Diario de Querétaro se pudo apreciar que en ese sentido, del lado izquierdo hay siete antros y bares, mientras que en la otra banqueta son tres, además de los relacionados con otros giros.
“Hemos perdido nuestro Centro Histórico, ya no es lo mismo de antes, y hemos tenido este problema desde hace más de 18 años, sin que nadie nos dé una solución”, afirmó Norma Leyva, quienes presidenta del comité de vecinos de 5 de Mayo.
Expresó que eso no para ahí, ya que últimamente se ha incrementado la renta de casas para organizar “reventones” donde, dijo, se consume "de todo", aunado que amanece más basuras y vómito de los clientes que salen en la madrugada.
Precisó que en ese tramo habitan todavía unas 50 familias, las cuales no solamente padecen el ruido y los escándalos de cada noche, sino que esto se ha extendido a otras calles aledañas como Ignacio M. Altamirano, Venustiano Carranza, Independencia, Río de la Loza y Felipe Luna, entre otras.
“Ya metimos escritos en varias ocasiones; incluso, una vez nos dijo un funcionario de otra administración que si no nos parecía que nos cambiáramos de casa”, argumentó Norma Leyva.
Indicó que hay quienes han querido usar las terrazas para hacer eventos; es decir, en un segundo piso, lo que para ella no tienen el soporte necesario para que haya gente, equipo y el mismo peso de la estructura que es antigua.
Para la representante de los vecinos, otra situación que les ha causado conflicto es el tema del estacionamiento, ya que entre semana desde temprano ponen sus autos los empleados que trabajan en gobierno, mientras que por las noches son los clientes que acuden en busca de esos establecimientos quienes obstruyen los accesos.
Norma platicó ser originaria de la ciudad de Querétaro y pertenecer a una de las primeras familias que habitaron el Centro Histórico, por lo que han visto esa transformación que ahora les ha trastornado su estilo de vida.
“Queremos seguridad y un mejor estilo de vida, porque para nosotros ya no es como antes. Ahora es un malestar de todos los días”, añadió.
Uno de los vecinos de norma, quien se unió al reclamo, refirió que en un inicio los encargados de los bares y antros se comprometen a no hacer ruido, pero apenas no pasa un mes cuando ya sacan sus bocinas para darse a conocer.
“No colocan un aislante, aire acondicionado o doble puerta, para que no se traspase el sonido. Eso no les interesa, ni se preocupan por el bienestar y el respeto hacia quienes vivimos aquí”, aseguró.
Pero las cosas van más allá cuando comparte que el ruido no sólo proviene de los negocios de la misma calle, sino que éste puede escucharse desde las calles aledañas.
“Hay vecinos que en la parte de atrás tienen a otro negocio con ruido; entonces, si no es por un lado es por otro, pero es cuento de nunca acabar”, expuso.
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Entre tanto, Nora Leyva atiende su negocio de curiosidades, copias y algunos dulces, en donde es saludada por personas que pasan por la banqueta, con las cuales se puede apreciar la buena relación que tiene con la gente.
Ella ha atestiguado la partida de algunos de los habitantes, quienes si no han fallecido, sí se han movido a otros sectores precisamente por esta situación que es la llegada de antros bares y otros establecimientos que se han adueñado de las calles de lo que las autoridades llaman “la joya turística” de la ciudad de Querétaro.