/ lunes 26 de febrero de 2024

Mujeres al mando de UAQ en plena crisis

Dolores Cabrera en el 2000 y Teresa García en 2018 tomaron la rectoría para enfrentar difíciles retos educativos y económicos para la universidad

Poco más de una década separa la gestión en la rectoría de la Universidad Autónoma de Querétaro de las dos únicas mujeres que habían ocupado ese cargo hasta antes de la elección de la actual, Silvia Lorena Amaya.

Dolores Cabrera, en el emblemático año 2000, y por seis años, llevó las riendas de la máxima casa de estudios queretana; fue la primera mujer en ocupar el cargo en una larga historia que empezó con Pedro Cabrera en 1625, cuando los jesuitas fundaron su colegio en nuestra ciudad. En el 2018, tras el paso de dos rectores hombres, asumió el cargo Teresa de Jesús García Gasca. La primera con una vasta carrera como maestra y sindicalista, la segunda con una reconocida trayectoria como investigadora.

Pese a que la universidad queretana se ha ido transformando con el paso del tiempo, tratando de ir a la par con el crecimiento desproporcionado de la entidad, y principalmente de su capital, en los últimos tiempos, ambas resaltan, tras su paso por la oficina de la rectoría, similares satisfacciones:

“El poder crear un ambiente de trabajo adecuado para los grupos académicos y garantizar la libre participación de los estudiantes en los distintos procesos que permitieran fortalecer a los órganos colegiados", sostiene Dolores Cabrera. “Mi gran satisfacción es que hicimos todo lo que teníamos que hacer, no nos quedamos con nada en las manos; formamos un equipo de trabajo comprometido, que entendió que el espíritu era trabajar y entregar una universidad más fuerte de la que nosotros recibimos”, asegura, por su parte, Tere García Gasca.

Los más recientes años trajeron con ellos retos muy significativos, como fue la terrible pandemia que afectó a la humanidad y transformó la forma de comunicarnos, y también de formar profesionistas. Ello le tocó directamente a García Gasca, lo mismo que un paro estudiantil repudiando el acoso y llevando a la Universidad a un escenario muy complicado. “El problema de la violencia de género nos pega a todos los sectores, pero es un problema social, estructural, histórico, y las universidades somos, nuevamente, quienes abrimos los temas y los reconocemos”, recalca la ex rectora que se ha reintegrado a su trabajo cotidiano de investigación en los laboratorios de la U.A.Q.

“Siempre hemos sido vulnerables las mujeres, pero afortunadamente ahora se hace público y se tienen que tomar medidas, eso me parece un gran avance”, responde sobre el tema la maestra Cabrera. “Antes la vulneración existía, solamente que estaba normalizada, era difícil que una estudiante, o una profesora, se quejara de alguna forma de acoso o de violentación a su persona, porque nadie le creía. Afortunadamente, ahora las cosas han cambiado en toda la sociedad, y desde luego, tienen que cambiar también en la institución educativa”.

“La protesta tiene que ver, justamente, con abrir un tema, reconocerlo y decidir que vamos a solucionarlo”, amplía García Gasca sobre el tema. “Eso permitió que, a fines del año pasado, el Consejo Universitario aprobara nuestro tercer protocolo contra la violencia de género, mucho más fortalecido, incluyendo ya a las disidencias sexuales”.

Distintos fueron los retos que afrontó, entre el 2000 y el 2006, la maestra Cabrera. Ella misma lo recuerda cuando cataloga como el más importante el cambio en la percepción que de la universidad pública se tenía al exterior. “Creo que se había socializado una imagen un poco negativa, cuando la Universidad es esencial, ha sido esencial en todos los sentidos, para el desarrollo de Querétaro”.

Además del tema de género, que García Gasca asumió aún antes de iniciar formalmente su gestión en la rectoría con una denuncia de hostigamientos sexual, cuando no había ni protocolos, ni una ruta ruta crítica ante esos casos, sobrevino la pandemia, que pese a representar un enorme reto, a decir de la exrectora, también trajo consigo muchas cosas buenas. “Nosotros tuvimos la gran fortuna de contar con un equipo de trabajo, tanto administrativo como académico, dispuesto a sacar la casta, a hacer cosas, y en ese sentido la Universidad no paró”, explica García Gasca. “Arrancamos con nuestros primeros lineamientos casi de inmediato, definimos las estrategias para que las áreas financiera y administrativa siguieran operando, no dejamos de pagar nómina, ni becas, y la parte académica empezó a trabajar con el diseño de metodologías para la toma de muestras, identificar al virus y desarrollar una vacuna, con toda la complejidad que eso tenía”.

Aunado a lo anterior, la máxima casa de estudios queretana se ciñó al formato digital para la impartición de clases y llevó a cabo una valiosa colaboración a la salud a través de su clínica en Santa Rosa Jáuregui, donde realizó pruebas de Covid y seguimiento de los infectados. “La pandemia nos permitió generar campañas de apoyo para estudiantes, tanto despensas como tablets y becas especiales, hasta que en abril del 2022 regresamos a clases al cien por ciento”.

Dolores Cabrera recuerda bien su paso como líder sindical, antes de asumir la rectoría universitaria, cuando asegura: “Ser líder sindical fue un gran privilegio y una gran responsabilidad. Me tocó prácticamente el nacimiento y fortalecimiento de los sindicatos universitarios académicos como sindicatos independientes, frente a otras propuestas. Se colaboró en fortalecer a las instituciones públicas de educación superior, porque las obligó a abrirse, a transparentarse, a ampliar su ámbito de decisiones, no solo en la cúpula burocrática, sino tomando en cuenta a sus académicos y a sus trabajadores”.

“Es una institución que tiene un conjunto académico que trabaja de manera muy adecuada, un grupo muy preparado”, reflexiona sobre la actualidad de la universidad que le tocó dirigir hace veinte años. “Sin embargo, creo que el reto fundamental sigue siendo, y ahora tal vez más acentuado, el del crecimiento. La Universidad ocupa un porcentaje cada vez menor de la matrícula total del estado, y esto, a la larga, la perjudica, porque puede verse desplazada en términos de su contribución a resolver los problemas fundamentales de Querétaro”.

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Tere García Gasca, a su vez, ha regresado a su labor académica al interior de la universidad queretana, dando clases y retomando su proyecto de investigación en el desarrollo de una molécula en contra del cáncer de colon, y aunque resulta temprano para hacer un distingo de su tiempo como rectora con la nueva administración, señala que está empezando a tomar su sello y que tendrá como uno de sus mayores retos el presupuestal. “El tema presupuestal está ligado a la indiferencia con la que el gobierno ve a la educación y a la ciencia, pues no las ve como aliadas para fortalecer al país, sino como gasto, como carga… La Universidad se tiene que fortalecer en temas de autosuficiencia financiera, y por otro lado, está la llegada de tecnologías y de la inteligencia artificial, que van a generar una revolución en los modelos educativos y se tendrá que aprender a trabajar con ellos”.

Dolores Cabrera y Teresa García Gasca, son las dos únicas mujeres que han encabezado, y concluido, una rectoría en la Universidad Autónoma de Querétaro. Su condición femenina no les impidió ejercer la administración con mano firme, a pesar de que, por esa misma condición y como bien reconoce la primera, “no dejaron de existir algunos detalles sin importancia”.


Poco más de una década separa la gestión en la rectoría de la Universidad Autónoma de Querétaro de las dos únicas mujeres que habían ocupado ese cargo hasta antes de la elección de la actual, Silvia Lorena Amaya.

Dolores Cabrera, en el emblemático año 2000, y por seis años, llevó las riendas de la máxima casa de estudios queretana; fue la primera mujer en ocupar el cargo en una larga historia que empezó con Pedro Cabrera en 1625, cuando los jesuitas fundaron su colegio en nuestra ciudad. En el 2018, tras el paso de dos rectores hombres, asumió el cargo Teresa de Jesús García Gasca. La primera con una vasta carrera como maestra y sindicalista, la segunda con una reconocida trayectoria como investigadora.

Pese a que la universidad queretana se ha ido transformando con el paso del tiempo, tratando de ir a la par con el crecimiento desproporcionado de la entidad, y principalmente de su capital, en los últimos tiempos, ambas resaltan, tras su paso por la oficina de la rectoría, similares satisfacciones:

“El poder crear un ambiente de trabajo adecuado para los grupos académicos y garantizar la libre participación de los estudiantes en los distintos procesos que permitieran fortalecer a los órganos colegiados", sostiene Dolores Cabrera. “Mi gran satisfacción es que hicimos todo lo que teníamos que hacer, no nos quedamos con nada en las manos; formamos un equipo de trabajo comprometido, que entendió que el espíritu era trabajar y entregar una universidad más fuerte de la que nosotros recibimos”, asegura, por su parte, Tere García Gasca.

Los más recientes años trajeron con ellos retos muy significativos, como fue la terrible pandemia que afectó a la humanidad y transformó la forma de comunicarnos, y también de formar profesionistas. Ello le tocó directamente a García Gasca, lo mismo que un paro estudiantil repudiando el acoso y llevando a la Universidad a un escenario muy complicado. “El problema de la violencia de género nos pega a todos los sectores, pero es un problema social, estructural, histórico, y las universidades somos, nuevamente, quienes abrimos los temas y los reconocemos”, recalca la ex rectora que se ha reintegrado a su trabajo cotidiano de investigación en los laboratorios de la U.A.Q.

“Siempre hemos sido vulnerables las mujeres, pero afortunadamente ahora se hace público y se tienen que tomar medidas, eso me parece un gran avance”, responde sobre el tema la maestra Cabrera. “Antes la vulneración existía, solamente que estaba normalizada, era difícil que una estudiante, o una profesora, se quejara de alguna forma de acoso o de violentación a su persona, porque nadie le creía. Afortunadamente, ahora las cosas han cambiado en toda la sociedad, y desde luego, tienen que cambiar también en la institución educativa”.

“La protesta tiene que ver, justamente, con abrir un tema, reconocerlo y decidir que vamos a solucionarlo”, amplía García Gasca sobre el tema. “Eso permitió que, a fines del año pasado, el Consejo Universitario aprobara nuestro tercer protocolo contra la violencia de género, mucho más fortalecido, incluyendo ya a las disidencias sexuales”.

Distintos fueron los retos que afrontó, entre el 2000 y el 2006, la maestra Cabrera. Ella misma lo recuerda cuando cataloga como el más importante el cambio en la percepción que de la universidad pública se tenía al exterior. “Creo que se había socializado una imagen un poco negativa, cuando la Universidad es esencial, ha sido esencial en todos los sentidos, para el desarrollo de Querétaro”.

Además del tema de género, que García Gasca asumió aún antes de iniciar formalmente su gestión en la rectoría con una denuncia de hostigamientos sexual, cuando no había ni protocolos, ni una ruta ruta crítica ante esos casos, sobrevino la pandemia, que pese a representar un enorme reto, a decir de la exrectora, también trajo consigo muchas cosas buenas. “Nosotros tuvimos la gran fortuna de contar con un equipo de trabajo, tanto administrativo como académico, dispuesto a sacar la casta, a hacer cosas, y en ese sentido la Universidad no paró”, explica García Gasca. “Arrancamos con nuestros primeros lineamientos casi de inmediato, definimos las estrategias para que las áreas financiera y administrativa siguieran operando, no dejamos de pagar nómina, ni becas, y la parte académica empezó a trabajar con el diseño de metodologías para la toma de muestras, identificar al virus y desarrollar una vacuna, con toda la complejidad que eso tenía”.

Aunado a lo anterior, la máxima casa de estudios queretana se ciñó al formato digital para la impartición de clases y llevó a cabo una valiosa colaboración a la salud a través de su clínica en Santa Rosa Jáuregui, donde realizó pruebas de Covid y seguimiento de los infectados. “La pandemia nos permitió generar campañas de apoyo para estudiantes, tanto despensas como tablets y becas especiales, hasta que en abril del 2022 regresamos a clases al cien por ciento”.

Dolores Cabrera recuerda bien su paso como líder sindical, antes de asumir la rectoría universitaria, cuando asegura: “Ser líder sindical fue un gran privilegio y una gran responsabilidad. Me tocó prácticamente el nacimiento y fortalecimiento de los sindicatos universitarios académicos como sindicatos independientes, frente a otras propuestas. Se colaboró en fortalecer a las instituciones públicas de educación superior, porque las obligó a abrirse, a transparentarse, a ampliar su ámbito de decisiones, no solo en la cúpula burocrática, sino tomando en cuenta a sus académicos y a sus trabajadores”.

“Es una institución que tiene un conjunto académico que trabaja de manera muy adecuada, un grupo muy preparado”, reflexiona sobre la actualidad de la universidad que le tocó dirigir hace veinte años. “Sin embargo, creo que el reto fundamental sigue siendo, y ahora tal vez más acentuado, el del crecimiento. La Universidad ocupa un porcentaje cada vez menor de la matrícula total del estado, y esto, a la larga, la perjudica, porque puede verse desplazada en términos de su contribución a resolver los problemas fundamentales de Querétaro”.

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Tere García Gasca, a su vez, ha regresado a su labor académica al interior de la universidad queretana, dando clases y retomando su proyecto de investigación en el desarrollo de una molécula en contra del cáncer de colon, y aunque resulta temprano para hacer un distingo de su tiempo como rectora con la nueva administración, señala que está empezando a tomar su sello y que tendrá como uno de sus mayores retos el presupuestal. “El tema presupuestal está ligado a la indiferencia con la que el gobierno ve a la educación y a la ciencia, pues no las ve como aliadas para fortalecer al país, sino como gasto, como carga… La Universidad se tiene que fortalecer en temas de autosuficiencia financiera, y por otro lado, está la llegada de tecnologías y de la inteligencia artificial, que van a generar una revolución en los modelos educativos y se tendrá que aprender a trabajar con ellos”.

Dolores Cabrera y Teresa García Gasca, son las dos únicas mujeres que han encabezado, y concluido, una rectoría en la Universidad Autónoma de Querétaro. Su condición femenina no les impidió ejercer la administración con mano firme, a pesar de que, por esa misma condición y como bien reconoce la primera, “no dejaron de existir algunos detalles sin importancia”.


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