/ domingo 15 de diciembre de 2019

El Cronista Sanjuanense

Capillas otomíes en San Juan del Río


Las capillas oratorio fueron sitios utilizados para la evangelización de los otomíes. En la región de San Juan del Río se erigieron entre los siglos XVIII y XIX. La organización otomí se rige por cuadrillas y por familias que conforman los barrios, en cada uno de los cuales se colocó una capilla por parte de los hacendados para mayor control de la población, ya que las capillas oratorio son centros ceremoniales que resguardan y representan a los antepasados de cada una de las familias. Estas capillas fueron determinando las relaciones sociales entre los individuos, las cuales formaron y dieron identidad a los barrios y sobre todo a las familias dentro de la comunidad. Los oratorios han sido una influencia en la vida de todos los individuos se han convertido en espacios de culto, de convivencia y de unidad entre las familias y el resto de la comunidad.

Detrás de los muros en ruinas y de las bóvedas que muestran la estructura arquitectónica de las capillas se aprecia un conjunto de tradiciones, símbolos, historias, creencias y cultos que nos abren el panorama sobre la cultura otomí de Querétaro y nos muestran la riqueza de la región misma. En San Juan del Río se levantan varias capillas oratorio en los barrios de San Isidro, el Espíritu Santo y La Concepción, así como en algunas comunidades rurales como San Sebastián de las Barrancas, San Pedro Potrerillos, Arcila, Galindo y San Pedro Ahuacatlán; estos recintos forman parte del patrimonio cultural de este municipio. La mayoría de estas capillas ya no está en uso, permanecen cerradas, clausuradas. Todas dentro de propiedad privada pero descuidadas.

Las capillas se pueden interpretar como templos familiares, en donde se realizan ciertas actividades y festividades en particular, que son realizadas por los miembros de cada una de ellas. Lugares sagrados que tienen un sentido de patrimonio familiar, marcan una serie de uniones parentales e identificación por parte de la misma capilla, la cual pasa por herencia al hombre de la casa para perpetuar su pertenencia histórico-cultural. En el interior de las capillas las familias tienen imágenes como las Santas Ánimas del Purgatorio, cruces de ánimas, la Santa Cruz, el Santo Niño de Atocha, el Santo Entierro de Jesucristo, la Virgen de Guadalupe, el Niño Dios, etcétera, además de pinturas y fotografías de sus ancestros fallecidos. Estas imágenes pasan de generación en generación.

Uno de los aspectos importantes es que las capillas cuentan con un encargado, quien se responsabiliza de limpiarla, poner ceras, y en general de organizar al resto de la familia para dar de comer en ciertas festividades. Las capillas oratorio están vinculadas al patrilinaje familiar, es decir, están destinadas al culto al primer familiar bautizado, a quien también se le conoce como xita (viejo), que habitó en su tierra y del cual todos se consideran sus descendientes, por lo que todos los miembros de esta descendencia rinden culto a sus antepasados en sus propias capillas. Incluso, en ocasiones, se les considera como una divinidad. Los nombres de las capillas pueden referirse al apellido de la familia poseedora: la capilla de los Trejo, la capilla de los Hernández, etc.

Regularmente las capillas están construidas a base de piedras pegadas con tierra, que suelen ser las más antiguas o pertenecientes a las descendencias más pobres. Algunos de los ritos que se celebran en el interior de estas capillas está la colocación de la ofrenda a los muertos los días 1 y 2 de noviembre, acompañado de rosarios, rezos y cantos. Es importante resaltar que los rituales efectuados en cada capilla están ligados a los sistemas de cargos, las mayordomías, las cuales son las principales autoridades religiosas y las encargadas de realizar y dar validez a cada ceremonia. En tiempos pasados la velación de los difuntos también era llevada a cabo en las capillas, en nuestros tiempos se lleva a cabo en el domicilio de la familia, debido a la influencia de la autoridad eclesiástica quien prohíbe muchos rituales en las capillas.

Cabe mencionar que estas capillas son consideradas monumentos históricos de la nación mexicana, patrimonio cultural de San Juan del Río y por consiguiente son protegidas por el INAH. Se encuentran incluidas en el Catálogo Nacional de Monumentos Históricos.

Capillas otomíes en San Juan del Río


Las capillas oratorio fueron sitios utilizados para la evangelización de los otomíes. En la región de San Juan del Río se erigieron entre los siglos XVIII y XIX. La organización otomí se rige por cuadrillas y por familias que conforman los barrios, en cada uno de los cuales se colocó una capilla por parte de los hacendados para mayor control de la población, ya que las capillas oratorio son centros ceremoniales que resguardan y representan a los antepasados de cada una de las familias. Estas capillas fueron determinando las relaciones sociales entre los individuos, las cuales formaron y dieron identidad a los barrios y sobre todo a las familias dentro de la comunidad. Los oratorios han sido una influencia en la vida de todos los individuos se han convertido en espacios de culto, de convivencia y de unidad entre las familias y el resto de la comunidad.

Detrás de los muros en ruinas y de las bóvedas que muestran la estructura arquitectónica de las capillas se aprecia un conjunto de tradiciones, símbolos, historias, creencias y cultos que nos abren el panorama sobre la cultura otomí de Querétaro y nos muestran la riqueza de la región misma. En San Juan del Río se levantan varias capillas oratorio en los barrios de San Isidro, el Espíritu Santo y La Concepción, así como en algunas comunidades rurales como San Sebastián de las Barrancas, San Pedro Potrerillos, Arcila, Galindo y San Pedro Ahuacatlán; estos recintos forman parte del patrimonio cultural de este municipio. La mayoría de estas capillas ya no está en uso, permanecen cerradas, clausuradas. Todas dentro de propiedad privada pero descuidadas.

Las capillas se pueden interpretar como templos familiares, en donde se realizan ciertas actividades y festividades en particular, que son realizadas por los miembros de cada una de ellas. Lugares sagrados que tienen un sentido de patrimonio familiar, marcan una serie de uniones parentales e identificación por parte de la misma capilla, la cual pasa por herencia al hombre de la casa para perpetuar su pertenencia histórico-cultural. En el interior de las capillas las familias tienen imágenes como las Santas Ánimas del Purgatorio, cruces de ánimas, la Santa Cruz, el Santo Niño de Atocha, el Santo Entierro de Jesucristo, la Virgen de Guadalupe, el Niño Dios, etcétera, además de pinturas y fotografías de sus ancestros fallecidos. Estas imágenes pasan de generación en generación.

Uno de los aspectos importantes es que las capillas cuentan con un encargado, quien se responsabiliza de limpiarla, poner ceras, y en general de organizar al resto de la familia para dar de comer en ciertas festividades. Las capillas oratorio están vinculadas al patrilinaje familiar, es decir, están destinadas al culto al primer familiar bautizado, a quien también se le conoce como xita (viejo), que habitó en su tierra y del cual todos se consideran sus descendientes, por lo que todos los miembros de esta descendencia rinden culto a sus antepasados en sus propias capillas. Incluso, en ocasiones, se les considera como una divinidad. Los nombres de las capillas pueden referirse al apellido de la familia poseedora: la capilla de los Trejo, la capilla de los Hernández, etc.

Regularmente las capillas están construidas a base de piedras pegadas con tierra, que suelen ser las más antiguas o pertenecientes a las descendencias más pobres. Algunos de los ritos que se celebran en el interior de estas capillas está la colocación de la ofrenda a los muertos los días 1 y 2 de noviembre, acompañado de rosarios, rezos y cantos. Es importante resaltar que los rituales efectuados en cada capilla están ligados a los sistemas de cargos, las mayordomías, las cuales son las principales autoridades religiosas y las encargadas de realizar y dar validez a cada ceremonia. En tiempos pasados la velación de los difuntos también era llevada a cabo en las capillas, en nuestros tiempos se lleva a cabo en el domicilio de la familia, debido a la influencia de la autoridad eclesiástica quien prohíbe muchos rituales en las capillas.

Cabe mencionar que estas capillas son consideradas monumentos históricos de la nación mexicana, patrimonio cultural de San Juan del Río y por consiguiente son protegidas por el INAH. Se encuentran incluidas en el Catálogo Nacional de Monumentos Históricos.