/ domingo 12 de enero de 2020

El Cronista Sanjuanense

El benefactor Vicente Sánchez de la Barquera (1730‑1802)


Fue originario de San Vicente de la Barquera -de donde tomó el apellido-, municipio ubicado en Cantabria, España. Se desconoce el año en que llegó a la Nueva España. En el siglo XVIII, fue propietario de la hacienda Santa Rosa (Xajay), ubicada al oriente del pueblo de San Juan del Río; estas tierras colindaban con las labores de la hacienda de San Nicolás, hoy perteneciente a Tequisquiapan. Santa Rosa ocupaba una gran extensión de terreno que formaba parte de dicha jurisdicción y del actual municipio de Tlaxcalilla (Hidalgo). Contrajo matrimonio con doña Juliana Manuela Morales Pérez de Bocanegra -también asturiana-, hija de Manuel Morales y Baltasara Ana Pérez de Bocanegra; ésta fue hija del capitán Nicolás Rafael Pérez de Bocanegra y Zúñiga, quien al inicio del siglo XVIII fue alguacil mayor del Santo Oficio en San Juan del Río y descendía de una de las familias fundadoras del pueblo.

Don Vicente y doña Manuela fueron padres del licenciado Juan María Wenceslao Sánchez de la Barquera y Morales, quien nació en San Juan del Río, en la misma hacienda Santa Rosa; fue un destacado periodista, hombre de letras, apoyó de manera decisiva el movimiento de Independencia, formó parte de la organización secreta de “Los Guadalupes” que apoyó a los insurgentes y fue un reconocido político durante los primeros años del México independiente.

Al morir don Vicente, en su testamento -otorgado en San Juan del Río el 17 de septiembre de 1802- dispuso que parte de su capital se destinara al establecimiento de una escuela pública gratuita para los niños en el pueblo, sobre todo los más necesitados.

En la escritura pública que el escribano Pedro Patiño Gallardo levantó en la ciudad de Santiago de Querétaro el 11 de marzo de 1816, hace constar que doña María Josefa Prisca Sánchez de la Barquera dijo que su hermano Vicente, por la cláusula 17 del testamento inscriptis bajo el que falleció, otorgado en el pueblo de San Juan del Río el 17 de septiembre de 1802, la nombró su testamentaria albacea ejecutora y en la cláusula quinta de dicha disposición determinó lo que sigue:

“…mando que se finquen seis mil pesos para que con los 300 de su rédito anual se establezca una escuela pública gratuita en este pueblo para la educación de toda clase de niños prefiriendo a los pobres. Los dichos trescientos pesos se destinarán todos para salarios anual del maestro… su nombramiento lo dejo a el cargo simultáneo del señor cura, del Reverendo Padre prior de Santo Domingo y del señor juez de este pueblo que por tiempo fueren para que con el dictamen de los tres o de los que existan si faltare alguno a el tiempo del nombramiento se elija persona la que parezca más a propósito. Y para el efecto de hacer o comprar la casa con las piezas precisas para que sirva de escuela, mando se destinen los réditos de los dos años primeros, y de ningún modo se disminuya el principal y confiero a los tres expresados señores todo el derecho que puedo para que hagan establecer y proveer de maestro la dicha escuela en todo tiempo, y reclamar por el cumplimiento total de esta mi voluntad.”

El escribano asentó que, como albacea del benefactor, doña María Josefa Prisca declara que con ello se instituye, erige y funda el establecimiento piadoso, donde don Vicente consigna por principal y dote suyo los expresados seis mil pesos que por escritura reconocerá con hipoteca de las haciendas de su propiedad.

Tiempo más tarde, don José de León y Montero se dirigió al Fiscal de lo Civil por la Contaduría de Propios de México, diciéndole que hacía seis años que había fallecido en el pueblo don Vicente Sánchez de la Barquera y que no se había hecho nada con respecto al establecimiento de la escuela gratuita; por lo que suplicaba interviniera en el asunto.

La contestación, de fecha 27 de septiembre de 1809, fue que ya se habían dirigido al corregidor de Querétaro para que activara el asunto. Mediante un oficio enviado a San Juan del Río el 17 de octubre de 1809, el corregidor Miguel Domínguez comunicó al señor León y Montero que ya se habían dirigido al señor José Torres del Campo, actual dueño de la hacienda Santa Rosa, para que pagara los réditos caídos que ascendían a mil quinientos pesos, y que con ello se comprara una casa proporcionada para la escuela.

Sin embargo, de todo ello nada se hizo, pues no se pagaron los réditos ni el capital, por haber caído esta obligación en el que más adelante fuera Comandante Militar y Político de la Jurisdicción, don José Torres del Campo. Seguramente el Comandante se valió de la Guerra de Independencia que se iniciaba, para no tramitar su adeudo; por esta causa, San Juan del Río se quedó sin escuela para niños pobres. A pesar de no haberse logrado los anhelos de don Vicente Sánchez de la Barquera, es benefactor del pueblo por sus buenas intenciones.

El benefactor Vicente Sánchez de la Barquera (1730‑1802)


Fue originario de San Vicente de la Barquera -de donde tomó el apellido-, municipio ubicado en Cantabria, España. Se desconoce el año en que llegó a la Nueva España. En el siglo XVIII, fue propietario de la hacienda Santa Rosa (Xajay), ubicada al oriente del pueblo de San Juan del Río; estas tierras colindaban con las labores de la hacienda de San Nicolás, hoy perteneciente a Tequisquiapan. Santa Rosa ocupaba una gran extensión de terreno que formaba parte de dicha jurisdicción y del actual municipio de Tlaxcalilla (Hidalgo). Contrajo matrimonio con doña Juliana Manuela Morales Pérez de Bocanegra -también asturiana-, hija de Manuel Morales y Baltasara Ana Pérez de Bocanegra; ésta fue hija del capitán Nicolás Rafael Pérez de Bocanegra y Zúñiga, quien al inicio del siglo XVIII fue alguacil mayor del Santo Oficio en San Juan del Río y descendía de una de las familias fundadoras del pueblo.

Don Vicente y doña Manuela fueron padres del licenciado Juan María Wenceslao Sánchez de la Barquera y Morales, quien nació en San Juan del Río, en la misma hacienda Santa Rosa; fue un destacado periodista, hombre de letras, apoyó de manera decisiva el movimiento de Independencia, formó parte de la organización secreta de “Los Guadalupes” que apoyó a los insurgentes y fue un reconocido político durante los primeros años del México independiente.

Al morir don Vicente, en su testamento -otorgado en San Juan del Río el 17 de septiembre de 1802- dispuso que parte de su capital se destinara al establecimiento de una escuela pública gratuita para los niños en el pueblo, sobre todo los más necesitados.

En la escritura pública que el escribano Pedro Patiño Gallardo levantó en la ciudad de Santiago de Querétaro el 11 de marzo de 1816, hace constar que doña María Josefa Prisca Sánchez de la Barquera dijo que su hermano Vicente, por la cláusula 17 del testamento inscriptis bajo el que falleció, otorgado en el pueblo de San Juan del Río el 17 de septiembre de 1802, la nombró su testamentaria albacea ejecutora y en la cláusula quinta de dicha disposición determinó lo que sigue:

“…mando que se finquen seis mil pesos para que con los 300 de su rédito anual se establezca una escuela pública gratuita en este pueblo para la educación de toda clase de niños prefiriendo a los pobres. Los dichos trescientos pesos se destinarán todos para salarios anual del maestro… su nombramiento lo dejo a el cargo simultáneo del señor cura, del Reverendo Padre prior de Santo Domingo y del señor juez de este pueblo que por tiempo fueren para que con el dictamen de los tres o de los que existan si faltare alguno a el tiempo del nombramiento se elija persona la que parezca más a propósito. Y para el efecto de hacer o comprar la casa con las piezas precisas para que sirva de escuela, mando se destinen los réditos de los dos años primeros, y de ningún modo se disminuya el principal y confiero a los tres expresados señores todo el derecho que puedo para que hagan establecer y proveer de maestro la dicha escuela en todo tiempo, y reclamar por el cumplimiento total de esta mi voluntad.”

El escribano asentó que, como albacea del benefactor, doña María Josefa Prisca declara que con ello se instituye, erige y funda el establecimiento piadoso, donde don Vicente consigna por principal y dote suyo los expresados seis mil pesos que por escritura reconocerá con hipoteca de las haciendas de su propiedad.

Tiempo más tarde, don José de León y Montero se dirigió al Fiscal de lo Civil por la Contaduría de Propios de México, diciéndole que hacía seis años que había fallecido en el pueblo don Vicente Sánchez de la Barquera y que no se había hecho nada con respecto al establecimiento de la escuela gratuita; por lo que suplicaba interviniera en el asunto.

La contestación, de fecha 27 de septiembre de 1809, fue que ya se habían dirigido al corregidor de Querétaro para que activara el asunto. Mediante un oficio enviado a San Juan del Río el 17 de octubre de 1809, el corregidor Miguel Domínguez comunicó al señor León y Montero que ya se habían dirigido al señor José Torres del Campo, actual dueño de la hacienda Santa Rosa, para que pagara los réditos caídos que ascendían a mil quinientos pesos, y que con ello se comprara una casa proporcionada para la escuela.

Sin embargo, de todo ello nada se hizo, pues no se pagaron los réditos ni el capital, por haber caído esta obligación en el que más adelante fuera Comandante Militar y Político de la Jurisdicción, don José Torres del Campo. Seguramente el Comandante se valió de la Guerra de Independencia que se iniciaba, para no tramitar su adeudo; por esta causa, San Juan del Río se quedó sin escuela para niños pobres. A pesar de no haberse logrado los anhelos de don Vicente Sánchez de la Barquera, es benefactor del pueblo por sus buenas intenciones.