/ jueves 28 de noviembre de 2019

El Teatro de la República

PRIMER ACTO. GLOBALIZACIÓN E INTEGRACIÓN. Como lo hemos apuntado en anteriores colaboraciones, la globalización económica es una realidad mundial cuyos tentáculos van mucho más allá de los aspectos meramente comerciales y de inversiones. En las últimas décadas los socios comerciales se convirtieron rápidamente en aliados políticos llegando incluso a compartirse elementos culturales. Como le ha sucedido a México y a los Estados Unidos de América (EUA) desde la firma del TLCAN; aunque en este caso, se debe reconocer que la vecindad e intensiva migración aceleraron y potenciaron notablemente este proceso integrador. Cabe recordar que, allende el imparable e histórico flujo de mexicanos hacia territorio norteamericano, actualmente México alberga a la segunda comunidad de ciudadanos norteamericanos que residen fuera de los EUA después de Canadá. Según información de la Embajada de los EUA en México, de los 9 millones de estadounidenses que viven en el extranjero 1.5 millones están en México - aproximadamente el 17% -.

SEGUNDO ACTO. EFECTO LEBARÓN. Este era el estatus de los niños y mujeres que fueron víctimas del cobarde y sanguinario ataque perpetrado hace algunas semanas en un camino en la frontera entre Sonora y Chihuahua, y que se ha identificado como el caso Le Barón por pertenecer los agredidos a esta colonia mormona asentada en el noreste de Chihuahua. Se trata pues de personas de nacionalidad norteamericana. Y fueron precisamente la crueldad mostrada y el hecho de ser norteamericanas las víctimas los factores que desataron el interés de la sociedad y opinión pública en los EUA y que le dieron relevancia política al asunto en el contexto de una próxima elección presidencial. De ahí la petición de los Le Barón al Presidente Trump para designar a los cárteles criminales mexicanos como terroristas, en términos de la legislación norteamericana; y la correspondiente y contundente afirmación de Trump en el sentido de que llevaba más de 90 días, esto es, desde antes de los lamentables hechos en Chihuahua, trabajando para ello. Esta decisión que, sin duda, lastima la relación bilateral con México, suma para la causa de la reelección de Trump.

TERCER ACTO. ¿TERRORISTAS? Tratando de dejar de lado las consideraciones políticas, la gran pregunta es: ¿actúan o no como terroristas los cárteles mexicanos? El punto fino está en determinar primero qué es un terrorista. En los últimos días son muchos los analistas internacionales que han dado su opinión al respecto, traemos a cuento la de Mauricio Meschoulam, para quien “lo que determina la naturaleza del terrorismo no está en el número de muertes, el monto del daño provocado ni siquiera la severidad de la violencia cometida, sino los móviles del acto”. Dice Meschoulam que para que se trate de un acto terrorista se debe atacar a civiles con la intención de generar un estado de conmoción tal que en sí mismo envíe un mensaje de reivindicación de una causa concreta a través del terror provocado. En estas condiciones, cuando menos desde la óptica académica, no se ven algunos de los elementos del terrorismo en el no menos abominable crimen de los Le Barón. Lo cierto es que la designación de terroristas no deja de ser una herramienta de la política internacional norteamericana para justificar la intervención unilateral violenta en contra sus enemigos que se ubican en otras realidades nacionales.

TRAS BAMBALINAS. SOBERANÍA. La última pregunta es, ¿lastima o no a nuestra soberanía nacional la designación por pare de los EUA de los cárteles criminales mexicanos como organizaciones terroristas? El concepto soberanía ha cambiado dramáticamente en las últimas décadas. De ser una cuestión eminentemente territorial, se coinvirtió en un asunto de decisiones política y ahora quizá lo sea más de implicaciones económicas. En nuestra opinión, lesiona igual nuestra soberanía la impune actividad del crimen organizado que las posibles intervenciones norteamericanas que se puedan dar en territorio mexicano para detener a los líderes de los cárteles y llevárselos a los EUA. Sin embargo, los intereses políticos hacen que las cosas se aprecien desde diversos ángulos y de ello siempre dependen las posiciones. Lo que es un hecho es la vergüenza de que a la fecha, dada la incompetencia de nuestras autoridades, casi nada se sepa de lo que pasó a los Le Barón.

Notario Público 19 de Querétaro.

ferortiz@notaria19qro.com

PRIMER ACTO. GLOBALIZACIÓN E INTEGRACIÓN. Como lo hemos apuntado en anteriores colaboraciones, la globalización económica es una realidad mundial cuyos tentáculos van mucho más allá de los aspectos meramente comerciales y de inversiones. En las últimas décadas los socios comerciales se convirtieron rápidamente en aliados políticos llegando incluso a compartirse elementos culturales. Como le ha sucedido a México y a los Estados Unidos de América (EUA) desde la firma del TLCAN; aunque en este caso, se debe reconocer que la vecindad e intensiva migración aceleraron y potenciaron notablemente este proceso integrador. Cabe recordar que, allende el imparable e histórico flujo de mexicanos hacia territorio norteamericano, actualmente México alberga a la segunda comunidad de ciudadanos norteamericanos que residen fuera de los EUA después de Canadá. Según información de la Embajada de los EUA en México, de los 9 millones de estadounidenses que viven en el extranjero 1.5 millones están en México - aproximadamente el 17% -.

SEGUNDO ACTO. EFECTO LEBARÓN. Este era el estatus de los niños y mujeres que fueron víctimas del cobarde y sanguinario ataque perpetrado hace algunas semanas en un camino en la frontera entre Sonora y Chihuahua, y que se ha identificado como el caso Le Barón por pertenecer los agredidos a esta colonia mormona asentada en el noreste de Chihuahua. Se trata pues de personas de nacionalidad norteamericana. Y fueron precisamente la crueldad mostrada y el hecho de ser norteamericanas las víctimas los factores que desataron el interés de la sociedad y opinión pública en los EUA y que le dieron relevancia política al asunto en el contexto de una próxima elección presidencial. De ahí la petición de los Le Barón al Presidente Trump para designar a los cárteles criminales mexicanos como terroristas, en términos de la legislación norteamericana; y la correspondiente y contundente afirmación de Trump en el sentido de que llevaba más de 90 días, esto es, desde antes de los lamentables hechos en Chihuahua, trabajando para ello. Esta decisión que, sin duda, lastima la relación bilateral con México, suma para la causa de la reelección de Trump.

TERCER ACTO. ¿TERRORISTAS? Tratando de dejar de lado las consideraciones políticas, la gran pregunta es: ¿actúan o no como terroristas los cárteles mexicanos? El punto fino está en determinar primero qué es un terrorista. En los últimos días son muchos los analistas internacionales que han dado su opinión al respecto, traemos a cuento la de Mauricio Meschoulam, para quien “lo que determina la naturaleza del terrorismo no está en el número de muertes, el monto del daño provocado ni siquiera la severidad de la violencia cometida, sino los móviles del acto”. Dice Meschoulam que para que se trate de un acto terrorista se debe atacar a civiles con la intención de generar un estado de conmoción tal que en sí mismo envíe un mensaje de reivindicación de una causa concreta a través del terror provocado. En estas condiciones, cuando menos desde la óptica académica, no se ven algunos de los elementos del terrorismo en el no menos abominable crimen de los Le Barón. Lo cierto es que la designación de terroristas no deja de ser una herramienta de la política internacional norteamericana para justificar la intervención unilateral violenta en contra sus enemigos que se ubican en otras realidades nacionales.

TRAS BAMBALINAS. SOBERANÍA. La última pregunta es, ¿lastima o no a nuestra soberanía nacional la designación por pare de los EUA de los cárteles criminales mexicanos como organizaciones terroristas? El concepto soberanía ha cambiado dramáticamente en las últimas décadas. De ser una cuestión eminentemente territorial, se coinvirtió en un asunto de decisiones política y ahora quizá lo sea más de implicaciones económicas. En nuestra opinión, lesiona igual nuestra soberanía la impune actividad del crimen organizado que las posibles intervenciones norteamericanas que se puedan dar en territorio mexicano para detener a los líderes de los cárteles y llevárselos a los EUA. Sin embargo, los intereses políticos hacen que las cosas se aprecien desde diversos ángulos y de ello siempre dependen las posiciones. Lo que es un hecho es la vergüenza de que a la fecha, dada la incompetencia de nuestras autoridades, casi nada se sepa de lo que pasó a los Le Barón.

Notario Público 19 de Querétaro.

ferortiz@notaria19qro.com