/ jueves 7 de mayo de 2020

El Teatro de la República

PRIMER ACTO. LA ISLA DE LA FANTASÍA. Los veteranos como uno recordarán la famosa serie de la cadena ABC que da título a este acto. Una producción ochentera de Aaron Spelling que fue exitosamente protagonizada por los ya fallecidos Ricardo Montalban como el enigmático señor Roarke y Hervé Villechaize como su asistente Tattoo. La temática del programa era simple: en cada episodio afortunados huéspedes arribaban en hidroavión a una paradisíaca isla, y los citados protagonistas en su calidad de anfitriones hacían realidad sus más extravagantes fantasías. Este programa es un icono de la glamorosa y profundamente aspiracional época de los ochenta. Una década de auge del “american dream” en la que acontecimientos como los atentados terroristas en Nueva York o el Covid-19 hubieran sido mucho menos creíbles que las propias fantasías que se televisaban semanalmente. Esto viene a cuento por analogía, ya que cada seis años los ciudadanos mexicanos vivimos nuestra Isla de la Fantasía. Los anfitriones son los candidatos presidenciales y los partidos políticos o coaliciones que los postulan, los ciudadanos los huéspedes y las promesas de campaña las fantasías de bienestar, desarrollo, honestidad, eficacia, concordia y legalidad que naifmente compramos a través de nuestros sufragios. Una belleza

SEGUNDO ACTO. RESPONSABILIDAD PRESIDENCIAL. ¿Hasta dónde llega la responsabilidad personal del titular del Ejecutivo federal mexicano? Por mandato constitucional para su ejercicio en México el poder Ejecutivo se deposita en un solo individuo que es el Presidente de la República. Nuestro régimen presidencialista - por cierto, paradójicamente intocado no obstante la diversidad, pluralidad y avances democrático-electorales de las últimas décadas -, además de las poderosas facultades legales con el tiempo ha dotado con una serie de atribuciones meta-legales que hacen aún más relevante la autoridad presidencial. Por ejemplo, el control legislativo por medio del partido oficial, el control mediático en virtud de las concesiones o bien el yugo político a las entidades dada la falta de certeza o equidad en la distribución de los recursos por la discrecionalidad presupuestal existente. Así las cosas, en México el primero mandatario impone más de lo que parece. De ahí los gobiernos a capricho que llevamos décadas sufriendo. Sin planeación a mediano y menos aún a largo plazo, sin estructuras profesionalizadas y con obras que obedece al origen, prioridades y/o necedades del mandamás en turno. Pero más allá de esta históricamente penosa disfunción, ¿es responsable el Presidente de saber todo lo que sucede en el entorno de su gobierno? Para ponerlo en blanco y negro, si bien sabemos que políticamente lo son: ¿sería jurídicamente responsable Felipe Calderón si se acreditan los vínculos de Genaro García Luna con el crimen organizado?; de la misma forma: ¿lo sería Andrés Manuel López Obrador por la liberación de Ovidio Guzmán?

TERCER ACTO. TRUMP. Dicen que va en caballo de hacienda para reelegirse. La situación impide que el demócrata Joe Biden se proyecte y el manejo político de algunos aspectos de la pandemia, como responsabilizar a China para luego imponerle sanciones económicas, le están rindiendo frutos. Hace unos años nadie apostaba a que Trump lograría colarse a la candidatura republicana, lo hizo, menos a que ganaría la elección, lo hizo, y menos aún a que alcanzaría un segundo periodo, ¿lo hará? La política siempre sorprende.

TRAS BAMBALINAS. EN LA LUNA. Muchos levantaron las cejas cuando se conoció que el subsecretario para América del Norte de la Cancillería Jesús Seade residía en Hong Kong. Sin embargo, hubo también quien salió al quite con una sencilla pregunta: ¿cuál es el problema, si la secretaria de Gobernación, la de Energía y el de Salud viven en la luna? Buen punto.


Notario Público 19 de Querétaro.

ferortiz@notaria19qro.com

PRIMER ACTO. LA ISLA DE LA FANTASÍA. Los veteranos como uno recordarán la famosa serie de la cadena ABC que da título a este acto. Una producción ochentera de Aaron Spelling que fue exitosamente protagonizada por los ya fallecidos Ricardo Montalban como el enigmático señor Roarke y Hervé Villechaize como su asistente Tattoo. La temática del programa era simple: en cada episodio afortunados huéspedes arribaban en hidroavión a una paradisíaca isla, y los citados protagonistas en su calidad de anfitriones hacían realidad sus más extravagantes fantasías. Este programa es un icono de la glamorosa y profundamente aspiracional época de los ochenta. Una década de auge del “american dream” en la que acontecimientos como los atentados terroristas en Nueva York o el Covid-19 hubieran sido mucho menos creíbles que las propias fantasías que se televisaban semanalmente. Esto viene a cuento por analogía, ya que cada seis años los ciudadanos mexicanos vivimos nuestra Isla de la Fantasía. Los anfitriones son los candidatos presidenciales y los partidos políticos o coaliciones que los postulan, los ciudadanos los huéspedes y las promesas de campaña las fantasías de bienestar, desarrollo, honestidad, eficacia, concordia y legalidad que naifmente compramos a través de nuestros sufragios. Una belleza

SEGUNDO ACTO. RESPONSABILIDAD PRESIDENCIAL. ¿Hasta dónde llega la responsabilidad personal del titular del Ejecutivo federal mexicano? Por mandato constitucional para su ejercicio en México el poder Ejecutivo se deposita en un solo individuo que es el Presidente de la República. Nuestro régimen presidencialista - por cierto, paradójicamente intocado no obstante la diversidad, pluralidad y avances democrático-electorales de las últimas décadas -, además de las poderosas facultades legales con el tiempo ha dotado con una serie de atribuciones meta-legales que hacen aún más relevante la autoridad presidencial. Por ejemplo, el control legislativo por medio del partido oficial, el control mediático en virtud de las concesiones o bien el yugo político a las entidades dada la falta de certeza o equidad en la distribución de los recursos por la discrecionalidad presupuestal existente. Así las cosas, en México el primero mandatario impone más de lo que parece. De ahí los gobiernos a capricho que llevamos décadas sufriendo. Sin planeación a mediano y menos aún a largo plazo, sin estructuras profesionalizadas y con obras que obedece al origen, prioridades y/o necedades del mandamás en turno. Pero más allá de esta históricamente penosa disfunción, ¿es responsable el Presidente de saber todo lo que sucede en el entorno de su gobierno? Para ponerlo en blanco y negro, si bien sabemos que políticamente lo son: ¿sería jurídicamente responsable Felipe Calderón si se acreditan los vínculos de Genaro García Luna con el crimen organizado?; de la misma forma: ¿lo sería Andrés Manuel López Obrador por la liberación de Ovidio Guzmán?

TERCER ACTO. TRUMP. Dicen que va en caballo de hacienda para reelegirse. La situación impide que el demócrata Joe Biden se proyecte y el manejo político de algunos aspectos de la pandemia, como responsabilizar a China para luego imponerle sanciones económicas, le están rindiendo frutos. Hace unos años nadie apostaba a que Trump lograría colarse a la candidatura republicana, lo hizo, menos a que ganaría la elección, lo hizo, y menos aún a que alcanzaría un segundo periodo, ¿lo hará? La política siempre sorprende.

TRAS BAMBALINAS. EN LA LUNA. Muchos levantaron las cejas cuando se conoció que el subsecretario para América del Norte de la Cancillería Jesús Seade residía en Hong Kong. Sin embargo, hubo también quien salió al quite con una sencilla pregunta: ¿cuál es el problema, si la secretaria de Gobernación, la de Energía y el de Salud viven en la luna? Buen punto.


Notario Público 19 de Querétaro.

ferortiz@notaria19qro.com