PRIMER ACTO. ESPEJISMOS. Durante medio siglo vimos varios oasis en nuestro desierto político que resultaron en meros espejismos. La alternancia fue uno de ellos. Muchos se fueron con el engaño de que la alternancia por sí sola resolvería todos los problemas nacionales. El único enemigo era el PRI y sacándolo del Gobierno en automático la calabaza de la política mexicana se convertiría en carroza. Falso. Casi al mismo tiempo perseguimos con ahínco el espejismo de la pluralidad democrática. A más partidos mejor política. Y así se le abrieron las puertas a la “chiquillada”. ¿Funcionó? Basta ver los negocios que representan estas franquicias para responder esa pregunta. Después, le apostamos a las candidaturas independientes convirtiendo al sistema de partidos en el enemigo a vencer, aunque paradójicamente jamás se dejó de inyectar cantidades industriales de dinero público a los partidos para su “gasto” con criterios de ente privado. ¿Y qué obtuvimos? Al Bronco pues.
SEGUNDO ACTO. MÁS ESPEJISMOS. Sin embargo, todos estos desengaños no fueron suficientes, ahora despertamos de la ilusión de los referéndums, ratificaciones de mandato y consultas populares. Y después de ver la participación en la reciente consulta sobre la responsabilidad política de los expresidentes, vemos que estas figuras de la democracia participativa tampoco son la panacea a nuestra crisis política. Como no lo serán las ratificaciones de mandato. Vemos que estos espejismos solo se utilizan con fines electoreros y, al final, únicamente abonan a la confrontación reinante. Seguimos apostándole a encontrar en una reforma constitucional la respuesta a nuestra incapacidad para operar un sistema político funcional.
TERCER ACTO. TERAPIA INTENSIVA. El sistema electoral mexicano descansa en dos pilares: el INE y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. Y ambas instituciones están en terapia intensiva. Por un lado, la obsesión presidencial por “derrocar” al actual Consejo General del INE está poniendo en riesgo a todo el andamiaje democrático nacional. El enfrentamiento entre gobierno y oposición en este tema puede desembocar en una crisis política profunda. Paralelamente, se desmorona el Tribunal Electoral y los efectos de esta otra crisis pudieran tocar hasta la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Además, aún no concluye el proceso electoral, lo que genera una preocupante incertidumbre. ¿Cómo van a jugar sus cartas las fuerzas de oposición en estos temas, habrá guerra o apostarán a la política de cuotas?
TRAS BAMBALINAS. QUERETANIZACIÓN. Ricardo Anaya está jugando en la sucesión del 2024. Todo indica que Pancho Domínguez también sacará boleto. Y, Mauricio Kuri - aunque no quiera - por la forma en que ganó y los lazos que estrechó en el Senado con panista – y, sobre todo, con no panistas - con arraigo e influencia política a lo largo y ancho del país, también jugará directa o indirectamente. La cuestión es si esta “queretanización” despierta intenciones intervencionistas. Solo es pregunta.
Notario Público 19 de Querétaro.
