/ martes 7 de febrero de 2023

Sopa de letras | Cómo hicieron la construcción de 1917


En México, desde 2010, hemos venido celebrando, con diversa suerte, una serie de centenarios, empezando obviamente con el bicentenario del inicio de nuestra guerra de independencia y el centenario de la Revolución.

Siguieron el también bicentenario de los elementos constitucionales de don José Ignacio López Rayón de 1812, continuó el bicentenario de la constitución de Cádiz, luego vinieron los Sentimientos de la Nación de 1813 del generalísimo don José María Morelos y Pavón. Así llegamos al 2014 y la constitución de Apatzingán.

En 2017 y el centenario de la constitución política de los Estados Unidos Mexicanos, que reformaba la de 1857, al menos el 2.26% del texto original pervive en la actualidad. Y con 741 reformas a 136 artículos.

El libro de Ignacio Marban, que ahora reseñamos, se inscribe en una colección del Fondo de Cultura Económica que, con motivo de tan augusta efeméride, ha sacado dicha editorial en unión con el Centro de Investigación y Docencia Económicas CIDE.

En.primer lugar hay que señalar que la historia del constitucionalismo mexicano está en deuda con el autor, por su notable trabajo de la nueva edición del Diario de los Debates del Congreso Constituyente de 1916-1917, que la Suprema Corte de Justicia de la Nación publicó en 2006, reimpreso en 2013 en tres tomos con 3527 páginas.

El modelo metodológico, de su libro, fue recurrir a uso riguroso de la historiografía para precisar la ruta que condujo, tras múltiples dudas y traspiés, a la idea de dar paso a un nuevo pacto fundacional.

Una aportación novedosa del estudio de Ignacio es también la utilización de los métodos de la ciencia política para poner a prueba otras apreciaciones vertidas en el pasado, no por muy extendidas, menos equivocadas.

Los antecedentes, relativos a las fórmulas con que esas cuestiones fueron resueltas en 1917, y el contexto en que eso ocurrió son fundamentales para repensar su vigencia a la luz de la realidad actual, para, de ser el caso, orientar las reformas convenientes o una nueva constitución.

En cambio sus hallazgos, demuestran la verificación de alineaciones apartidistas, pero no por ello carentes de consenso. En la mayoría de los casos, en ese sentido, considero que el libro en comento nos entrega el autor está a salvo de postulados ideológicos, no sujeto a cuestionamiento.

Cuando se lee la reconstrucción de los hechos relatados por Marban no estoy seguro de que ese proceso haya sido siempre glorioso, como tampoco trivial en todos sus empeños.

Si, estoy seguro, es que, en muchos aspectos, asumir su condición fue una tarea complicada. Complicada, al tratar de acotar la agenda de discusión, como al tratar de controlar o prever sus productos finales.

Y más complicada aún, si se piensa en que con el documento forjado por el constituyente se buscaba superar los retos planteados por la realidad no sólo en. el corto plazo, si no también en el mediano y en el largo plazo. En suma alcanzar los fines colectivos puestos a la luz e impulsados por la energía de la lucha revolucionaria.



En México, desde 2010, hemos venido celebrando, con diversa suerte, una serie de centenarios, empezando obviamente con el bicentenario del inicio de nuestra guerra de independencia y el centenario de la Revolución.

Siguieron el también bicentenario de los elementos constitucionales de don José Ignacio López Rayón de 1812, continuó el bicentenario de la constitución de Cádiz, luego vinieron los Sentimientos de la Nación de 1813 del generalísimo don José María Morelos y Pavón. Así llegamos al 2014 y la constitución de Apatzingán.

En 2017 y el centenario de la constitución política de los Estados Unidos Mexicanos, que reformaba la de 1857, al menos el 2.26% del texto original pervive en la actualidad. Y con 741 reformas a 136 artículos.

El libro de Ignacio Marban, que ahora reseñamos, se inscribe en una colección del Fondo de Cultura Económica que, con motivo de tan augusta efeméride, ha sacado dicha editorial en unión con el Centro de Investigación y Docencia Económicas CIDE.

En.primer lugar hay que señalar que la historia del constitucionalismo mexicano está en deuda con el autor, por su notable trabajo de la nueva edición del Diario de los Debates del Congreso Constituyente de 1916-1917, que la Suprema Corte de Justicia de la Nación publicó en 2006, reimpreso en 2013 en tres tomos con 3527 páginas.

El modelo metodológico, de su libro, fue recurrir a uso riguroso de la historiografía para precisar la ruta que condujo, tras múltiples dudas y traspiés, a la idea de dar paso a un nuevo pacto fundacional.

Una aportación novedosa del estudio de Ignacio es también la utilización de los métodos de la ciencia política para poner a prueba otras apreciaciones vertidas en el pasado, no por muy extendidas, menos equivocadas.

Los antecedentes, relativos a las fórmulas con que esas cuestiones fueron resueltas en 1917, y el contexto en que eso ocurrió son fundamentales para repensar su vigencia a la luz de la realidad actual, para, de ser el caso, orientar las reformas convenientes o una nueva constitución.

En cambio sus hallazgos, demuestran la verificación de alineaciones apartidistas, pero no por ello carentes de consenso. En la mayoría de los casos, en ese sentido, considero que el libro en comento nos entrega el autor está a salvo de postulados ideológicos, no sujeto a cuestionamiento.

Cuando se lee la reconstrucción de los hechos relatados por Marban no estoy seguro de que ese proceso haya sido siempre glorioso, como tampoco trivial en todos sus empeños.

Si, estoy seguro, es que, en muchos aspectos, asumir su condición fue una tarea complicada. Complicada, al tratar de acotar la agenda de discusión, como al tratar de controlar o prever sus productos finales.

Y más complicada aún, si se piensa en que con el documento forjado por el constituyente se buscaba superar los retos planteados por la realidad no sólo en. el corto plazo, si no también en el mediano y en el largo plazo. En suma alcanzar los fines colectivos puestos a la luz e impulsados por la energía de la lucha revolucionaria.