/ martes 20 de febrero de 2024

Tejiendo hilos | Juventud y democracia: una relación vital para el futuro de México


En la bulliciosa Plaza de Armas de Querétaro, resultado de una marcha en defensa de la democracia, la cual congregó a más de 5 mil ciudadanos comprometidos con el destino de México, una pregunta resonaba entre los presentes: ¿y dónde están los jóvenes? Esta cuestión, planteada por una reportera, pone de relieve una realidad que no podemos ignorar: la ausencia de la juventud en los espacios de participación política.

Los rostros que predominaban en la concentración, eran aquellos que vivimos en carne propia las vicisitudes de un sistema político hegemónico que duró más de 7 décadas, donde un solo partido gobernaba a discreción y donde el poder estaba concentrado en una sola persona: el presidente de la República, que sometía a su voluntad a los tres poderes públicos. Recordamos con claridad los estragos económicos y sociales que esto conllevó: crisis, devaluaciones, inflaciones galopantes, etc. Para sobrevivir, el país se vio forzado a endeudarse o depender de la ayuda extranjera, como ocurrió en 1995, cuando Estados Unidos otorgó un préstamo de emergencia.

Sin embargo, la resistencia y el ímpetu de la sociedad civil, empresarial y política de oposición propiciaron un cambio gradual hacia una democracia representativa. El año 2000 marcó un hito con la elección de Vicente Fox como presidente, iniciando un periodo de alternancia que ha fortalecido nuestra joven democracia. Pero este camino no está exento de obstáculos.

Hoy nos enfrentamos a un nuevo desafío: nuevamente la concentración de poder en manos del ejecutivo, un fenómeno que, como lo vivimos en el pasado y lo vemos en el presente en otras naciones latinoamericanas, sólo conduce al deterioro del país. La advertencia es clara: debemos salvaguardar nuestro sistema democrático con gran determinación.

Y más allá de los desafíos institucionales, hay una deuda pendiente que debemos saldar: la inclusión de los jóvenes en la vida política de nuestro país. Son ellos quienes traen consigo una visión fresca, innovadora y audaz, capaz de abordar los desafíos del siglo XXI. Su participación no es sólo deseable, sino vital para la salud de nuestra democracia.

Es imperativo que los jóvenes no sólo sean escuchados, sino que también ocupen lugares de decisión en los círculos políticos. Su voz, su perspectiva y sus propuestas son fundamentales para construir un México más justo, más próspero y sustentable.

La democracia es el bien común más preciado de nuestra nación. Nos brinda la oportunidad de participar activamente en la construcción de nuestro futuro. Debemos defenderla con ahínco y asegurarnos de que sea verdaderamente inclusiva, representativa y participativa.

México nos pertenece a todos y a todas. Es hora de que todos nos unamos en defensa de nuestra democracia y trabajemos juntos para forjar el camino de un mejor presente y un futuro de mayor bienestar para todas y todos... y los jóvenes tienen que estar aquí.


*Presidente Nacional del Comité de Membresía Coparmex Nacional



En la bulliciosa Plaza de Armas de Querétaro, resultado de una marcha en defensa de la democracia, la cual congregó a más de 5 mil ciudadanos comprometidos con el destino de México, una pregunta resonaba entre los presentes: ¿y dónde están los jóvenes? Esta cuestión, planteada por una reportera, pone de relieve una realidad que no podemos ignorar: la ausencia de la juventud en los espacios de participación política.

Los rostros que predominaban en la concentración, eran aquellos que vivimos en carne propia las vicisitudes de un sistema político hegemónico que duró más de 7 décadas, donde un solo partido gobernaba a discreción y donde el poder estaba concentrado en una sola persona: el presidente de la República, que sometía a su voluntad a los tres poderes públicos. Recordamos con claridad los estragos económicos y sociales que esto conllevó: crisis, devaluaciones, inflaciones galopantes, etc. Para sobrevivir, el país se vio forzado a endeudarse o depender de la ayuda extranjera, como ocurrió en 1995, cuando Estados Unidos otorgó un préstamo de emergencia.

Sin embargo, la resistencia y el ímpetu de la sociedad civil, empresarial y política de oposición propiciaron un cambio gradual hacia una democracia representativa. El año 2000 marcó un hito con la elección de Vicente Fox como presidente, iniciando un periodo de alternancia que ha fortalecido nuestra joven democracia. Pero este camino no está exento de obstáculos.

Hoy nos enfrentamos a un nuevo desafío: nuevamente la concentración de poder en manos del ejecutivo, un fenómeno que, como lo vivimos en el pasado y lo vemos en el presente en otras naciones latinoamericanas, sólo conduce al deterioro del país. La advertencia es clara: debemos salvaguardar nuestro sistema democrático con gran determinación.

Y más allá de los desafíos institucionales, hay una deuda pendiente que debemos saldar: la inclusión de los jóvenes en la vida política de nuestro país. Son ellos quienes traen consigo una visión fresca, innovadora y audaz, capaz de abordar los desafíos del siglo XXI. Su participación no es sólo deseable, sino vital para la salud de nuestra democracia.

Es imperativo que los jóvenes no sólo sean escuchados, sino que también ocupen lugares de decisión en los círculos políticos. Su voz, su perspectiva y sus propuestas son fundamentales para construir un México más justo, más próspero y sustentable.

La democracia es el bien común más preciado de nuestra nación. Nos brinda la oportunidad de participar activamente en la construcción de nuestro futuro. Debemos defenderla con ahínco y asegurarnos de que sea verdaderamente inclusiva, representativa y participativa.

México nos pertenece a todos y a todas. Es hora de que todos nos unamos en defensa de nuestra democracia y trabajemos juntos para forjar el camino de un mejor presente y un futuro de mayor bienestar para todas y todos... y los jóvenes tienen que estar aquí.


*Presidente Nacional del Comité de Membresía Coparmex Nacional