/ martes 18 de junio de 2019

Vamos a queretear

En los idiomas existen un sinnúmero de palabras que son de difícil traducción pues describen elementos complejos (o a veces delicados) que representan situaciones imposibles de abreviar en un solo vocablo. La mayoría de estos ejemplos los he encontrado en el alemán y en el japonés, aunque no son ajenos a ninguna lengua.

Hay palabras como Aware que, para los japoneses, representa un momento de contemplación de algo bello que se comprende como finito y transitorio y que por lo mismo conlleva nostalgia y hasta tristeza. Un ejemplo típico del Aware es la contemplación del florecimiento anual de los cerezos o la caída de estas flores un par de semanas después.

Otra de ellas es Komorebi, una expresión bellísima que podría traducirse como la sensación de observar la luz que se filtra a través de las hojas de los árboles.

Para los alemanes existe el Heimweh, o dolor de casa, que es una añoranza o nostalgia por querer regresar a la patria, a la tierra o el Sandskastenfreund, que es la expresión para denominar a los amigos que conoces desde la primera infancia cuando, y esta sería la traducción literal, jugabas con un amigo en una caja de arena.

Recientemente he querido acuñar una palabra que hable del esfuerzo que ha llevado a construir la prosperidad en la que estamos viviendo en la entidad. Con sus problemas vigentes y sus retos sociales, pero una sociedad que trabaja sin prisa pero sin pausa, que ha aprendido a sumar en positivo, eliminando la envidia, la confrontación o el debate efímero. Una sociedad que aporta, que propone y que crea. Una sociedad con componentes -a mi parecer- únicos, pues se respira un ánimo de integración, de compromiso futuro, de altura de miras de cada ciudadano para aportar a ese sentido de ser y de integrarnos como comunidad.

Y es a esa acción voluntariosa, compartida, consciente, comunitaria y unida de todos los ciudadanos que le llamo: queretear. Queretear es el logro de integrarnos en una sintonía conjunta, es saber aportar al bien y al beneficio común, es sentirse orgulloso de vivir aquí. Queretear es como vivir en una casa que nos ha costado años de esfuerzo construir y que, por lo mismo, nos hemos obligado a mantener en óptimas condiciones.

¿Habrá quien no aporta a la sociedad en su conjunto como lo he descrito? Indudablemente y hay que hacerlo consciente de la relevancia de su participación en mantener el cambio en positivo. ¿Habrá otros lugares del país que también están construyendo ciudadanía y esa ciudadanía está construyendo ciudades más habitables y con futuro? Indudablemente. Pero lo cierto es que los queretanos hemos estado en esta tarea de manera constante y decidida por más tiempo que el resto, y ello se traduce en una sociedad mucho más vertebrada, activa, creativa y con un crecimiento sostenido más relevante que el resto.

Conozco muchas personas e historias de familias que quieren venir a vivir a Querétaro, pero conozco a muy pocos que estén migrando de aquí a otros lados. Somos el polo de desarrollo más relevante del país en un talento constante que han puesto a favor de la sociedad, nuestros abuelos, nuestro padres y nosotros mismos.

Por ello debemos queretear con nuestros hijos, y también con quienes van llegando a vivir. Debemos hacerlo no solo dentro de Querétaro sino también fuera de, sembrando en positivo para que se contagie este talento consciente por crecer y convivir. Creo que hoy más que nunca somos la fábrica de ciudadanos más relevante del país y creo que queretear es hoy más oportuno que nunca. Así que: ¡Vamos a queretear!

En los idiomas existen un sinnúmero de palabras que son de difícil traducción pues describen elementos complejos (o a veces delicados) que representan situaciones imposibles de abreviar en un solo vocablo. La mayoría de estos ejemplos los he encontrado en el alemán y en el japonés, aunque no son ajenos a ninguna lengua.

Hay palabras como Aware que, para los japoneses, representa un momento de contemplación de algo bello que se comprende como finito y transitorio y que por lo mismo conlleva nostalgia y hasta tristeza. Un ejemplo típico del Aware es la contemplación del florecimiento anual de los cerezos o la caída de estas flores un par de semanas después.

Otra de ellas es Komorebi, una expresión bellísima que podría traducirse como la sensación de observar la luz que se filtra a través de las hojas de los árboles.

Para los alemanes existe el Heimweh, o dolor de casa, que es una añoranza o nostalgia por querer regresar a la patria, a la tierra o el Sandskastenfreund, que es la expresión para denominar a los amigos que conoces desde la primera infancia cuando, y esta sería la traducción literal, jugabas con un amigo en una caja de arena.

Recientemente he querido acuñar una palabra que hable del esfuerzo que ha llevado a construir la prosperidad en la que estamos viviendo en la entidad. Con sus problemas vigentes y sus retos sociales, pero una sociedad que trabaja sin prisa pero sin pausa, que ha aprendido a sumar en positivo, eliminando la envidia, la confrontación o el debate efímero. Una sociedad que aporta, que propone y que crea. Una sociedad con componentes -a mi parecer- únicos, pues se respira un ánimo de integración, de compromiso futuro, de altura de miras de cada ciudadano para aportar a ese sentido de ser y de integrarnos como comunidad.

Y es a esa acción voluntariosa, compartida, consciente, comunitaria y unida de todos los ciudadanos que le llamo: queretear. Queretear es el logro de integrarnos en una sintonía conjunta, es saber aportar al bien y al beneficio común, es sentirse orgulloso de vivir aquí. Queretear es como vivir en una casa que nos ha costado años de esfuerzo construir y que, por lo mismo, nos hemos obligado a mantener en óptimas condiciones.

¿Habrá quien no aporta a la sociedad en su conjunto como lo he descrito? Indudablemente y hay que hacerlo consciente de la relevancia de su participación en mantener el cambio en positivo. ¿Habrá otros lugares del país que también están construyendo ciudadanía y esa ciudadanía está construyendo ciudades más habitables y con futuro? Indudablemente. Pero lo cierto es que los queretanos hemos estado en esta tarea de manera constante y decidida por más tiempo que el resto, y ello se traduce en una sociedad mucho más vertebrada, activa, creativa y con un crecimiento sostenido más relevante que el resto.

Conozco muchas personas e historias de familias que quieren venir a vivir a Querétaro, pero conozco a muy pocos que estén migrando de aquí a otros lados. Somos el polo de desarrollo más relevante del país en un talento constante que han puesto a favor de la sociedad, nuestros abuelos, nuestro padres y nosotros mismos.

Por ello debemos queretear con nuestros hijos, y también con quienes van llegando a vivir. Debemos hacerlo no solo dentro de Querétaro sino también fuera de, sembrando en positivo para que se contagie este talento consciente por crecer y convivir. Creo que hoy más que nunca somos la fábrica de ciudadanos más relevante del país y creo que queretear es hoy más oportuno que nunca. Así que: ¡Vamos a queretear!