/ miércoles 9 de octubre de 2019

Contraluz: Gustavo Camacho Montiel

¿Quién fue el doctor Gustavo Camacho Montiel cuyo nombre aparece en letras doradas en la fachada de la clínica?

La pregunta surgió de un sobrino frente a la UMF 13 del IMSS en Cinco de Febrero: ¿quién fue el doctor Gustavo Camacho Montiel cuyo nombre aparece en letras doradas en la fachada de la clínica?

Nuestras ciudades están pobladas de nombres en calles, plazas, escuelas, centros deportivos, nombres que frecuentemente se pierden con el paso, cada vez más acelerado y nebuloso del tiempo, cuyas vidas y obras –a no ser figuras de la historia nacional muy relevantes-, son desconocidas para la gran mayoría.

Trabajos trascendentes para rescatar la memoria queretana realizaron en el pasado Valentín Frías, con su “Calles de Querétaro”, y más recientemente los cronistas Guadalupe Ramírez A., Eduardo Loarca Castillo, Roberto Servín Muñoz, Beatriz Padilla Siurob, Andrés Garrido del Toral y el periodista David Estrada Correa.

Vale hoy recordar al doctor Gustavo Camacho Montiel quien nacido en San Juan del Río el 8 de enero de 1899 fue prominente médico, director del viejo Hospital Civil durante varios años y maestro durante décadas de muchos médicos jóvenes.

Estudió en la ciudad de Querétaro en el Liceo Católico de los Hermanos de la Salle y posteriormente en el Colegio Civil; luego se fue a la ciudad de México donde el 23 de octubre de 1922 recibió su título de médico cirujano, y retornó a nuestra ciudad.

Me contó alguna vez que cuando retornó había entonces en la ciudad –de unos 25 mil o 30 mil habitantes- sólo 12 médicos por lo que fue recibido con los brazos abiertos por sus colegas “habían pasado 10 años entre la llegada del médico 12 y la mía y pues… tuve buena aceptación”.

Claustro del templo de Santa Rosa de Viterbo que durante décadas fue sede del Hospital Civil. 

Luego de seis meses de dedicarse a la medicina privada ingresó en el Hospital Civil, que durante muchos años tuvo su sede en el anexo del templo de Santa Rosa donde tuvo a su cargo las áreas quirúrgica, ginecológica y obstétrica. “Seguramente, yo hice la primera apendisectomía que se realizó en Querétaro”, dijo entonces con sencillez.

- Y antes ¿qué hacían?, le pregunté.

“Bueno, a veces había qué traer un médico de México, y otras veces, pues no se hacía nada”.

Reconocido como maestro de muchos médicos jóvenes a quienes habría enseñado sus conocimientos cuando estaba en el Hospital, acotaba con modestia: “yo no les enseñaba, simplemente los entrenaba; ellos ya sabían qué hacer, pero siempre hay emoción cuando hay qué hacer por ejemplo una incisión, entonces yo nada más les decía cómo, los entrenaba…”

Como director del Hospital recordaba “Me tocaron cuatro gobernadores, eran tiempos de mucha perturbación: a todos ellos me tocó atenderlos. Constantino Llaca, De la Peña, Ramírez Luque y Saturnino Osornio. Llaca fue el más enfermo”.

El caso más triste fue el del infortunado Francisco Ramírez Luque quien a los 25 años contendió y ganó la gubernatura asumiendo el poder el 1 de octubre de 1923 con “el beneplácito de sus coterráneos por su carácter amistoso y sencillo que le había granjeado la simpatía popular”.

Pero su respaldo a Adolfo de la Huerta enfureció al presidente Álvaro Obregón quien ordenó su detención y envío a la Zona Militar en tanto los diputados locales votaban su desafuero nombrando gobernador provisional a Fernando Ávalos quien estuvo en el cargo sólo cinco horas en lo que se definía como gobernador interino a Joaquín de la Peña Terán, comandante militar.

Ramírez Luque huyó a la ciudad de México, donde se unió a la campaña de Ángel Flores que buscaba la presidencia de la República ante el general Plutarco Elías Calles.

Con Ángel Flores en plena campaña, retornó a Querétaro, y ya en la estación, De la Peña ordenó dispersar el mitin de apoyo; fue ahí donde Ramírez Luque fue herido de muerte y falleció: “me tocó irlo a atender en una de las salas de espera de la estación, contó el doctor Camacho, no había nada qué hacer, estaba atravesado. No quiso que lo lleváramos al Hospital, se lo llevaron a Aguascalientes y murió en el camino o allá…”

Eduardo Luque, primo hermano de Ramírez Luque, y quien posteriormente fuera gobernador interino de Querétaro, afirmaría haber sido testigo: "El jefe de la policía, enviado por el gobernador Joaquín de la Peña, se acercó en un caballo y ordenó a unos gendarmes que abrieran fuego contra Ramírez Luque y sus acompañantes. Desconcertados, los policías se quedaron inmóviles, lo que provocó la ira de su superior. "¡Así se dispara, cabrones!", les gritó, al momento que descargaba tres balazos sobre mi primo". La manifestación se dispersó y la fiesta se trocó en tragedia.

En aquel entonces, relataba Camacho Montiel “se tenía miedo de ir al Hospital. Nadie quería ir, entonces había qué operar en las casas a los pacientes; en una ocasión tuve qué operar a un funcionario de gobierno en una de las salas de Palacio… Así eran esos tiempos”.

Contaba de una ocasión especial en que la emoción fue “distinta y muy intensa: Saturnino Osornio era de mentalidad de que aquel que se operaba debía salir bien. Entonces yo estaba operando y sabía que afuera había policías quizá dispuestos a tirarme de balazos si la intervención no salía bien. Afortunadamente salí adelante y por eso Saturnino me trató siempre bien”.

Ese era el doctor Gustavo Camacho Montiel quien laboró 38 años en el Hospital Civil y 18 en el Seguro Social; quien fundó el primer sanatorio de Querétaro con el doctor José Luis Delgado en 1937; y quien lamentaba sólo que ya no hubiera amistad entre médico y paciente y que ahora el trato fuera “más seco, más distante…”

En su honor, la clínica 13 del IMSS lleva hoy su nombre.

La pregunta surgió de un sobrino frente a la UMF 13 del IMSS en Cinco de Febrero: ¿quién fue el doctor Gustavo Camacho Montiel cuyo nombre aparece en letras doradas en la fachada de la clínica?

Nuestras ciudades están pobladas de nombres en calles, plazas, escuelas, centros deportivos, nombres que frecuentemente se pierden con el paso, cada vez más acelerado y nebuloso del tiempo, cuyas vidas y obras –a no ser figuras de la historia nacional muy relevantes-, son desconocidas para la gran mayoría.

Trabajos trascendentes para rescatar la memoria queretana realizaron en el pasado Valentín Frías, con su “Calles de Querétaro”, y más recientemente los cronistas Guadalupe Ramírez A., Eduardo Loarca Castillo, Roberto Servín Muñoz, Beatriz Padilla Siurob, Andrés Garrido del Toral y el periodista David Estrada Correa.

Vale hoy recordar al doctor Gustavo Camacho Montiel quien nacido en San Juan del Río el 8 de enero de 1899 fue prominente médico, director del viejo Hospital Civil durante varios años y maestro durante décadas de muchos médicos jóvenes.

Estudió en la ciudad de Querétaro en el Liceo Católico de los Hermanos de la Salle y posteriormente en el Colegio Civil; luego se fue a la ciudad de México donde el 23 de octubre de 1922 recibió su título de médico cirujano, y retornó a nuestra ciudad.

Me contó alguna vez que cuando retornó había entonces en la ciudad –de unos 25 mil o 30 mil habitantes- sólo 12 médicos por lo que fue recibido con los brazos abiertos por sus colegas “habían pasado 10 años entre la llegada del médico 12 y la mía y pues… tuve buena aceptación”.

Claustro del templo de Santa Rosa de Viterbo que durante décadas fue sede del Hospital Civil. 

Luego de seis meses de dedicarse a la medicina privada ingresó en el Hospital Civil, que durante muchos años tuvo su sede en el anexo del templo de Santa Rosa donde tuvo a su cargo las áreas quirúrgica, ginecológica y obstétrica. “Seguramente, yo hice la primera apendisectomía que se realizó en Querétaro”, dijo entonces con sencillez.

- Y antes ¿qué hacían?, le pregunté.

“Bueno, a veces había qué traer un médico de México, y otras veces, pues no se hacía nada”.

Reconocido como maestro de muchos médicos jóvenes a quienes habría enseñado sus conocimientos cuando estaba en el Hospital, acotaba con modestia: “yo no les enseñaba, simplemente los entrenaba; ellos ya sabían qué hacer, pero siempre hay emoción cuando hay qué hacer por ejemplo una incisión, entonces yo nada más les decía cómo, los entrenaba…”

Como director del Hospital recordaba “Me tocaron cuatro gobernadores, eran tiempos de mucha perturbación: a todos ellos me tocó atenderlos. Constantino Llaca, De la Peña, Ramírez Luque y Saturnino Osornio. Llaca fue el más enfermo”.

El caso más triste fue el del infortunado Francisco Ramírez Luque quien a los 25 años contendió y ganó la gubernatura asumiendo el poder el 1 de octubre de 1923 con “el beneplácito de sus coterráneos por su carácter amistoso y sencillo que le había granjeado la simpatía popular”.

Pero su respaldo a Adolfo de la Huerta enfureció al presidente Álvaro Obregón quien ordenó su detención y envío a la Zona Militar en tanto los diputados locales votaban su desafuero nombrando gobernador provisional a Fernando Ávalos quien estuvo en el cargo sólo cinco horas en lo que se definía como gobernador interino a Joaquín de la Peña Terán, comandante militar.

Ramírez Luque huyó a la ciudad de México, donde se unió a la campaña de Ángel Flores que buscaba la presidencia de la República ante el general Plutarco Elías Calles.

Con Ángel Flores en plena campaña, retornó a Querétaro, y ya en la estación, De la Peña ordenó dispersar el mitin de apoyo; fue ahí donde Ramírez Luque fue herido de muerte y falleció: “me tocó irlo a atender en una de las salas de espera de la estación, contó el doctor Camacho, no había nada qué hacer, estaba atravesado. No quiso que lo lleváramos al Hospital, se lo llevaron a Aguascalientes y murió en el camino o allá…”

Eduardo Luque, primo hermano de Ramírez Luque, y quien posteriormente fuera gobernador interino de Querétaro, afirmaría haber sido testigo: "El jefe de la policía, enviado por el gobernador Joaquín de la Peña, se acercó en un caballo y ordenó a unos gendarmes que abrieran fuego contra Ramírez Luque y sus acompañantes. Desconcertados, los policías se quedaron inmóviles, lo que provocó la ira de su superior. "¡Así se dispara, cabrones!", les gritó, al momento que descargaba tres balazos sobre mi primo". La manifestación se dispersó y la fiesta se trocó en tragedia.

En aquel entonces, relataba Camacho Montiel “se tenía miedo de ir al Hospital. Nadie quería ir, entonces había qué operar en las casas a los pacientes; en una ocasión tuve qué operar a un funcionario de gobierno en una de las salas de Palacio… Así eran esos tiempos”.

Contaba de una ocasión especial en que la emoción fue “distinta y muy intensa: Saturnino Osornio era de mentalidad de que aquel que se operaba debía salir bien. Entonces yo estaba operando y sabía que afuera había policías quizá dispuestos a tirarme de balazos si la intervención no salía bien. Afortunadamente salí adelante y por eso Saturnino me trató siempre bien”.

Ese era el doctor Gustavo Camacho Montiel quien laboró 38 años en el Hospital Civil y 18 en el Seguro Social; quien fundó el primer sanatorio de Querétaro con el doctor José Luis Delgado en 1937; y quien lamentaba sólo que ya no hubiera amistad entre médico y paciente y que ahora el trato fuera “más seco, más distante…”

En su honor, la clínica 13 del IMSS lleva hoy su nombre.

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