“Para que exista el equilibrio entre mis pensamientos y mis emociones, hoy sembré la semilla de la confianza en mí misma”, escribió Cecilia Jaramillo Bell en“Hoy”; uno de los poemas con el que la pintora solía describir su labor como creadora.
Nacida el 19 de Julio de 1955 en Ocotlán, Jalisco; Bell murió a los 64 años el pasado viernes en Querétaro, víctima de un infarto y en la comodidad de su casa”, informó su hermano, Benjamín Jaramillo, quien sin entrar en más detalles, compartió con este periódico, que a la ceremonia solo asistieron familiares cercanos de la artista, y sus restos fueron depositados en la cripta familiar.
Con más de 30 exposiciones en su trayectoria, Cecilia fue reconocida por difundir la belleza de la biznaga, el garambullo y de algunas cactáceas endémicas de la entidad como la Mammillaria mathildae; una especie considerada actualmente en peligro de extinción por la desaparición de su hábitat.
Además, Bell llevó al arte pictórico la belleza arquitectónica de las cinco misiones franciscanas: Tancoyol, Landa, Jalpan, Landa, Tilaco, Tancoyol y Concá, construidas entre 1950 y 1960, y declaradas en 2003 por la UNESCO como Patrimonio Cultural de la Humanidad.
Como una “pintura fragmentaria costumbrista del siglo XX”,fue que la artista definió su trabajo, luego de que se integrara a un equipo de investigación antropológica y etnográfica, en el que, bajo la guía del especialista Fidel Jarquín, pudo adentrarse en la complejidad de la simbología de las danzas tradicionales, así como en las costumbres y cosmogonías de diferentes culturales; y trasladarlas al lienzo.
Otro de los temas de la ganadora del Premio Xochiquétzal como “Pintora del Año” (1992), fueron los concheros; cuyas ceremonias rituales, así como danzas y vestimenta tradicional fueron documentados por el pincel de la autora.
“La obra de Cecilia Jaramillo podemos contemplarla desde un trasfondo de poderío, gloria, riqueza, hasta percibir el aroma de jardines, de flores, de frutas, hasta sentir las manos de un anciano, percibir la arenilla en una roca, el cosquilleo de una pluma de un penacho, el picor de una espina, o quizás temer a las sombras que se levantan y avanzan hacia el final de los siglos”, escribió en abril sobre la jalisciense, Heidy Wagner, colaboradora de DIARIO DE QUERÉTARO.
La obra de Cecilia Jaramillo Bell ha sido expuesta a lo largo y ancho del país; en estados como Durango, Aguascalientes, Zacatecas, Guanajuato, Ciudad de México, Hidalgo y Quintana Roo, además de Estados Unidos y España.