/ miércoles 26 de mayo de 2021

¿Quién fue José Guadalupe Ramírez Álvarez?

Eclipsado por el escándalo y las habladurías de una sociedad conservadora, la vida y obra de este queretano ilustre es desconocida por las generaciones actuales; sin embargo, a cien años de su natalicio, la Universidad Autónoma ha publicado un libro que reúne las memorias de quien fuera escritor, periodista, ex rector de la UAQ y fundador de DIARIO DE QUERÉTARO, para dar cuenta de su legado y paso por la historia.

Desde lo alto del Cerro de las Campanas, un hombre vislumbra el panorama de lo que más tarde se convertiría en la sede principal de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ). El hombre trajeado y contemplativo que se observa en la fotografía es José Guadalupe Ramírez Álvarez, a quien no solo se le reconoce por ser el artífice de la autorización, planeación y construcción del centro universitario, sino también por su labor dentro de la educación, la investigación histórica y el periodismo en el estado.

La escena descrita se puede encontrar en el libro “Memorias. José Guadalupe Ramírez Álvarez, a 100 años de su nacimiento 1920-1986”, que la UAQ editó para visibilizar el paso de este personaje por la historia de Querétaro.

Sus páginas incluyen textos de Juan Trejo Guerrero, cronista de la UAQ, y de Mario León Leyva, periodista y director de esta Casa Editorial, cuyas líneas son acompañados por antiguas fotografías que atestiguan la vida y simiente que el también ex rector de la UAQ dejó en diversas generaciones de queretanos.

Además, se incluye un capítulo donde él mismo narra sus andanzas con ayuda de la pluma de Pedro Jesús Montiel, quien fuera elegido por el maestro para escribir sus memorias entre febrero y abril de 1982.

A pocas semanas de que salgan de la imprenta nuevos ejemplares de esta edición, Juan Trejo platica con BARROCO acerca de la importancia de esta obra, que abona a la deuda histórica que aún permanece vigente con este prócer queretano.

“Si hacemos un recuento de todo lo que significó para Querétaro el maestro Ramírez Álvarez, en materia periodística, en materia de investigación histórica, en materia educativa y de muchas otras disciplinas que ejerció, sabremos que es un personaje de excepción. La verdad no encuentro otro queretano que le pueda llegar a los talones y ¡vaya que hay muchos y muy brillantes!. Pero dime de alguien que haya fundado tres periódicos (El Día, Amanecer y Diario de Querétaro), o que haya gestionado la construcción del Centro Universitario (…) Sin duda él tiene los suficientes méritos”, asevera el también coordinador de esta gesta editorial.

Sin embargo, pese a las grandes hazañas de este personaje, el cronista lamenta que el escándalo y las habladurías sobre su vida privada hayan eclipsado su legado.

“Su condición sexual pudo haber influido, digamos que los ex gobernadores fueron sus principales detractores (…) Mantuvieron el temor de reivindicar una figura que la sociedad no aceptaba (…) Siempre he dicho que sus gestiones personales no nos corresponden, lo que nos toca es evaluar su obra. Porque cada quien tiene derecho a ser como quiera (…) Lamentablemente le tocó una sociedad totalmente cerrada, conservadora y sin embargo, supo cómo abrirse paso. Él era de una familia muy humilde como se escribe en el libro, y un hombre muy apegado a las tradiciones, a la familia, muy interesado en sus orígenes y en la historia”.

Foto: Donna Oliveros | Diario de Querétaro

De acuerdo con el prólogo del libro, José Guadalupe Ramírez Álvarez fue hijo de un humilde cambayero de San Miguel de Allende y de una vendedora de atole y de tamales en el barrio queretano de Santa Ana.

Fue el menor de 12 hermanos, y aunque su niñez y juventud no fueron nada fáciles, sobre todo porque se esperaba que él se convirtiera en un artesano, Ramírez Álvarez decidió virar su destino.

“Fui empleado en una tienda de abarrotes, aprendiz en una zapatería, aprendiz de cambayero e intentaron enviarme a la carpintería de mi tío Demetrio Rivera; en fin, mi papá trataba de inclinarme hacia las artesanías y yo me defendí como gato panza arriba”.

Desde muy pequeño descubrió su vocación por la letras y su afición por el periodismo, dos antecedentes que lo llevarían a tomar las riendas de El Día en 1950, y tras su cierre, fundar Amanecer y luego Diario de Querétaro, en marzo de 1963.

“En una tienda de abarrotes propiedad de don José Puga, ubicada en el barrio de la estación del ferrocarril, un jovencito que trabajaba de empleado descubrió su vocación por las letras y su afición por el periodismo. Cuando cortaba periódicos para armar cucuruchos el chamaco hizo pausa en su trabajo para leer una nota que le llamó la atención en medio de tanto cliente que demandaba ser atendido. El dueño del tendajo, al ver la escena le recriminó: `No contemple y póngase a despachar´”.

Fue autor de 29 libros sobre la historia de Querétaro y sus personajes, y también pasó a la historia como el primer cronista del estado.

Foto: Cortesía | Universidad Autónoma de Querétaro

“Mi pasión, más que afición a la Historia, la despertaron en mí, mis padres y la época en que viví mi niñez. Viví intensamente la época de los cristeros. Era un niño, pero ya me daba cuenta y muy bien… y que hablaban de los fusilados y de las batallas. Que subrepticiamente se vendía el periódico El hombre libre. Y que el boicot y que esto y que lo otro. Y que la Revolución y que el Sitio, todo eso mi mamá lo comentaba. Nadie sabe el impacto que fue en Querétaro, el Sitio… ¡Terrible! Toda la gente hablaba del Sitio en el año veintitantos. Toda la gente… que cuando el Sitio esto, que cuando el Sitio lo otro, que en el año del hambre. Que el señor Rosas. Que cuando entró Venustiano, que Villa, que Obregón (…) Y luego todas las leyendas: que la Llorona, que el soldado sin cabeza, los nahuales, que ya le dije, las brujas, espantos… Que en la noche ya estábamos ahí y que luego llega uno con pavor a dormir. Espantoso. Y que la casa de tal parte, que la Zacatecana y que se oyó esto y que unas cadenas se arrastran. No hombre, era un mundo de fantasía a veces perniciosa, ¡eh!, pero… a mí no me dio por lo pernicioso yo… más bien que me dio por lo otro, por la historia”.

Quien se aproxime a las Memorias de José Guadalupe Ramírez Álvarez, asevera el cronista, también podrá encontrar una radiografía de la sociedad en la que desenvolvió su quehacer: “no deja nada a la imaginación”.

Para difundir el legado de nuestro fundador, Diario de Querétaro y Suplemento Barroco tienen cuatro ejemplares listos para irse con los primeros lectores que se pongan en contacto con la editorial al número 442 368 1100 o a través de nuestra página oficial de Facebook: @DiarioQro.

Asimismo, pronto la UAQ dará a conocer la disponibilidad de la obra en sus librerías universitarias. Para más información, ver en: @libreriauaq.

Desde lo alto del Cerro de las Campanas, un hombre vislumbra el panorama de lo que más tarde se convertiría en la sede principal de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ). El hombre trajeado y contemplativo que se observa en la fotografía es José Guadalupe Ramírez Álvarez, a quien no solo se le reconoce por ser el artífice de la autorización, planeación y construcción del centro universitario, sino también por su labor dentro de la educación, la investigación histórica y el periodismo en el estado.

La escena descrita se puede encontrar en el libro “Memorias. José Guadalupe Ramírez Álvarez, a 100 años de su nacimiento 1920-1986”, que la UAQ editó para visibilizar el paso de este personaje por la historia de Querétaro.

Sus páginas incluyen textos de Juan Trejo Guerrero, cronista de la UAQ, y de Mario León Leyva, periodista y director de esta Casa Editorial, cuyas líneas son acompañados por antiguas fotografías que atestiguan la vida y simiente que el también ex rector de la UAQ dejó en diversas generaciones de queretanos.

Además, se incluye un capítulo donde él mismo narra sus andanzas con ayuda de la pluma de Pedro Jesús Montiel, quien fuera elegido por el maestro para escribir sus memorias entre febrero y abril de 1982.

A pocas semanas de que salgan de la imprenta nuevos ejemplares de esta edición, Juan Trejo platica con BARROCO acerca de la importancia de esta obra, que abona a la deuda histórica que aún permanece vigente con este prócer queretano.

“Si hacemos un recuento de todo lo que significó para Querétaro el maestro Ramírez Álvarez, en materia periodística, en materia de investigación histórica, en materia educativa y de muchas otras disciplinas que ejerció, sabremos que es un personaje de excepción. La verdad no encuentro otro queretano que le pueda llegar a los talones y ¡vaya que hay muchos y muy brillantes!. Pero dime de alguien que haya fundado tres periódicos (El Día, Amanecer y Diario de Querétaro), o que haya gestionado la construcción del Centro Universitario (…) Sin duda él tiene los suficientes méritos”, asevera el también coordinador de esta gesta editorial.

Sin embargo, pese a las grandes hazañas de este personaje, el cronista lamenta que el escándalo y las habladurías sobre su vida privada hayan eclipsado su legado.

“Su condición sexual pudo haber influido, digamos que los ex gobernadores fueron sus principales detractores (…) Mantuvieron el temor de reivindicar una figura que la sociedad no aceptaba (…) Siempre he dicho que sus gestiones personales no nos corresponden, lo que nos toca es evaluar su obra. Porque cada quien tiene derecho a ser como quiera (…) Lamentablemente le tocó una sociedad totalmente cerrada, conservadora y sin embargo, supo cómo abrirse paso. Él era de una familia muy humilde como se escribe en el libro, y un hombre muy apegado a las tradiciones, a la familia, muy interesado en sus orígenes y en la historia”.

Foto: Donna Oliveros | Diario de Querétaro

De acuerdo con el prólogo del libro, José Guadalupe Ramírez Álvarez fue hijo de un humilde cambayero de San Miguel de Allende y de una vendedora de atole y de tamales en el barrio queretano de Santa Ana.

Fue el menor de 12 hermanos, y aunque su niñez y juventud no fueron nada fáciles, sobre todo porque se esperaba que él se convirtiera en un artesano, Ramírez Álvarez decidió virar su destino.

“Fui empleado en una tienda de abarrotes, aprendiz en una zapatería, aprendiz de cambayero e intentaron enviarme a la carpintería de mi tío Demetrio Rivera; en fin, mi papá trataba de inclinarme hacia las artesanías y yo me defendí como gato panza arriba”.

Desde muy pequeño descubrió su vocación por la letras y su afición por el periodismo, dos antecedentes que lo llevarían a tomar las riendas de El Día en 1950, y tras su cierre, fundar Amanecer y luego Diario de Querétaro, en marzo de 1963.

“En una tienda de abarrotes propiedad de don José Puga, ubicada en el barrio de la estación del ferrocarril, un jovencito que trabajaba de empleado descubrió su vocación por las letras y su afición por el periodismo. Cuando cortaba periódicos para armar cucuruchos el chamaco hizo pausa en su trabajo para leer una nota que le llamó la atención en medio de tanto cliente que demandaba ser atendido. El dueño del tendajo, al ver la escena le recriminó: `No contemple y póngase a despachar´”.

Fue autor de 29 libros sobre la historia de Querétaro y sus personajes, y también pasó a la historia como el primer cronista del estado.

Foto: Cortesía | Universidad Autónoma de Querétaro

“Mi pasión, más que afición a la Historia, la despertaron en mí, mis padres y la época en que viví mi niñez. Viví intensamente la época de los cristeros. Era un niño, pero ya me daba cuenta y muy bien… y que hablaban de los fusilados y de las batallas. Que subrepticiamente se vendía el periódico El hombre libre. Y que el boicot y que esto y que lo otro. Y que la Revolución y que el Sitio, todo eso mi mamá lo comentaba. Nadie sabe el impacto que fue en Querétaro, el Sitio… ¡Terrible! Toda la gente hablaba del Sitio en el año veintitantos. Toda la gente… que cuando el Sitio esto, que cuando el Sitio lo otro, que en el año del hambre. Que el señor Rosas. Que cuando entró Venustiano, que Villa, que Obregón (…) Y luego todas las leyendas: que la Llorona, que el soldado sin cabeza, los nahuales, que ya le dije, las brujas, espantos… Que en la noche ya estábamos ahí y que luego llega uno con pavor a dormir. Espantoso. Y que la casa de tal parte, que la Zacatecana y que se oyó esto y que unas cadenas se arrastran. No hombre, era un mundo de fantasía a veces perniciosa, ¡eh!, pero… a mí no me dio por lo pernicioso yo… más bien que me dio por lo otro, por la historia”.

Quien se aproxime a las Memorias de José Guadalupe Ramírez Álvarez, asevera el cronista, también podrá encontrar una radiografía de la sociedad en la que desenvolvió su quehacer: “no deja nada a la imaginación”.

Para difundir el legado de nuestro fundador, Diario de Querétaro y Suplemento Barroco tienen cuatro ejemplares listos para irse con los primeros lectores que se pongan en contacto con la editorial al número 442 368 1100 o a través de nuestra página oficial de Facebook: @DiarioQro.

Asimismo, pronto la UAQ dará a conocer la disponibilidad de la obra en sus librerías universitarias. Para más información, ver en: @libreriauaq.

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