A Norma
Te celebro en las mañanas
cuando apareces como si fueras sol,
despeinada y risueña tras la puerta.
*
Y escucho muy temprano tus palabras
sencillas, llenas de sabiduría,
siempre pensando en cómo están los otros.
*
Celebro tus pasos que escucho
y reconozco aunque los oyera venir
desde la frontera más lejana.
*
Y tu suave voz como un arrullo,
justo como un canario matutino
dispuesta al amor personal, social y cósmico.
*
Me conduces a valorar cada instante
que reposa en esa gota de miel
y en el rocío de esa brizna de hierba.
*
Amanecer así no tiene precio
y no hay tesoro que pueda pagar
lo majestuoso, lo inefable.
*
Lucero matinal, luz boreal,
palabra sin acentos,
tu sonrisa es un espejo.