El teatro no puede desaparecer, porque es el único arte donde la humanidad se encuentra a sí misma
A. Miller.
Querétaro se encuentra en las ciudades con mayor oferta teatral y de artes escénicas de la República mexicana, pero veamos el trayecto del accidentado proceso que tuvo en la región.
RUMBO AL COLISEO
El fraile crucífero, Margil de Jesús, acompañado de la comunidad del Colegio de Propaganda Fide, bajó de la suave cuesta del Sangremal entonando salmos y cantos penitenciales; se dirigió al sitio donde estaban los cómicos, una vez ahí con voz enérgica y autoritaria arengó al público reunido, hablándoles de las consecuencias que les podía acarrear el estar como espectadores durante las “abominables representaciones”.
La crónica franciscana nos pone en la escena: [...] “Esta dolorosa experiencia obligó al venerable Padre a empeñarse a que en la ciudad no se estableciera una compañía de farsantes que con ese fin se había introducido en ella; y para apartar al pueblo de la seducción, con que se alucina, viendo aplaudido como diversión tan escandaloso intento, salió una tarde con toda la Comunidad Misionando, y al llegar a las puertas del pretendido y aceptado Coliseo comenzó a fulminar rayos en vez de voces, y arrebatado de un impulso extraordinario, aseguró al auditorio que con aquella compañía de farsantes, había entrado a la ciudad una legión de Demonios”.
MARGIL A MITAD DEL FORO
La habilidad histriónica desarrollada por el fraile, aunado a su experiencia de misionar entre “gentiles”, le permitió captar la conmoción que había causado su sorpresiva visita – convirtiéndose en un personaje disruptivo en escena- y a mitad del foro interpretó profesionalmente su papel.
Siguiendo al cronista seráfico de finales del siglo XVII encontramos: “y como a ese tiempo se le inmutó el rostro, pareciendo sus mexillas [sic] unas encendidas asquas, y conminó a los farsantes y a sus protectores que no se obstinaran en su perversa idea, convidando a los exércitos [sic] del cielo a la defensa de la causa de Dios y del bien de las almas, fue tal la conmoción del auditorio, que aterrado y confundido, se persuadieron muchos a que el señor le había manifestado algún grave castigo que amenazaba a todos los que fomentaban y asistían a las comedias; y así se desbarataron los designios con que entraron los farsantes, y las astucias con que les introduxeron [sic] los demonios “.
La retórica de los predicadores décadas adelante fue cuestionada por la prelados y clérigos. Criticaban los efectos teatrales, en procesiones de sangre, misiones en la plaza pública y sermones en celebraciones especiales.
PARAJE DE LAS COMEDIAS EN EL SIGLO XVII
Convencidos de su dogma, los frailes del Colegio de Propaganda Fide misionaban en el lugar donde tenían su centro de trabajo los artistas. Entre bancos y tablones de madera, carromatos y manteados. Refiere Arricivita:
“Este mismo estilo ha observado siempre el Colegio, enviando Misión al parage [sic] de las comedias; pero con la misma pensión de murmuración, desaires e injustas quexas [sic] con que han tirado a difamarle con los superiores; pero podían los autores y patronos de tan impía causa que siendo ellos poderosos, y los misioneros unos pobres, en todos sus recursos la mano de Dios los ha sostenido, y no ha permitido que sea infructuoso su zelo”. [Sic]
REFLEXIÓN
Estos son algunos rasgos de las manifestaciones del teatro y de las artes escénicas, que fueron reprimidas por siglos. Las construcciones del imaginario colectivo, la creación, las motivaciones de la sociedad fueron dirigidas a los aspectos místicos y religiosos, sin embargo, en la cotidianidad de los queretanos siempre hubo un espacio para las fugas, los juegos y los divertimientos plagados de metáforas. Sin embargo, permanecieron los escenarios físicos de las diversiones y las transgresiones a cánones y dogmas.
Aquí se presenta tan solo una parte de esa fenomenología, que en parte nos explica las reacciones de la sociedad aparentemente morigerada, en cuanto a su rechazo a los cómicos y titiriteros trashumantes; vigilados siempre por el celo apostólico y también otra vertiente a la sublimación de la mentalidad de los queretanos de aquella época; que son al final de cuentas parte de ese proceso social del que derivamos. Nos da luz sobre los orígenes del teatro en la ciudad de Querétaro, siempre en vilo, siempre en lucha, siempre a contracorriente…
La vida no es más que un interminable ensayo, de una obra que jamás se va a estrenar.
Desde Anbanica - Teocalhueyacan.
Marzo de MMXXIII.