Repudia Diego Monroy que México esté lleno de sangre

IRIS MAYUMI OCHOA HERRERA

  · jueves 19 de julio de 2018

El exrector de la Basílica de Guadalupe emitió un mensaje a las peregrinas queretanas. Fotos: Hugo Camacho

JILOTEPEC, Estado de México.- Han pasado 486 años y miren cómo está el país, no le hemos cumplido a la Señora del Cielo, aseveró el rector del Santuario de San Juan Diego, Diego Monroy Ponce, al encabezar la homilía que se realizó como parte del quinto día de camino de la columna femenina de la Peregrinación al Tepeyac.

En compañía de Faustino Armendáriz Jiménez, obispo de la Diócesis de Querétaro; Diego Monroy reconoció que la actual situación del país no concuerda con el encargo que la Virgen de Guadalupe hizo a San Juan Diego: construir una casita sagrada.

“486 años y miren cómo está el país de México, qué vergüenza, qué pena, lleno de sangre, de violencia, lleno de mentiras, corruptelas, narcotráfico, vandalismo, secuestros; qué pena, qué vergüenza, no le hemos cumplido a la Señora del Cielo el encargo que ella nos pidió que le construyamos una casita sagrada y esa casita sagrada somos cada uno de nosotros los que vivimos en este gran país de México, en esta nuestra querida Diócesis de Querétaro”, afirmó Monroy Ponce.

En este sentido, explicó que la Virgen de Guadalupe eligió a Juan Diego para ser su confidente y mensajero fiel porque él dijo que sí y así como lo hizo ahora pide a cada uno de los católicos ser sus mensajeros, por ello pidió a las peregrinas ser las “Juan Dieguitas del tercer milenio” y decirle que sí a la Virgen Morena.

Juventud y experiencia en la peregrinación conjunta el grupo de Ana Karen. Fotos: Hugo Camacho

“Ustedes después de la peregrinación volverán a sus diócesis y es ahí donde se va a ver si de verdad con gusto cumplen esta misión que les confía la Señora del cielo (…), el testimonio de vida que deben dar debe seguir impulsando la construcción de la nación mexicana, de un Querétaro que vaya por caminos de justicia, de paz, verdad y progreso compartido”, agregó.

Se dijo esperanzado que cada peregrina pueda llevar esas rosas que la Guadalupana entrega para dar paso a un nuevo Querétaro y una nueva nación, toda vez que los tiempos que se viven son difíciles, pero se pueden superar con la madre que cada mexicano tiene, porque “con esta madre ¿qué nos puede faltar?, sólo el que no tenga madre ya saben lo que le pasa”, finalizó.