/ sábado 16 de septiembre de 2017

Merkel necesita una coalición leal y audaz para forjar la herencia que le dejará a Alemania

A una semana de las elecciones legislativas del 24 deseptiembre, Angela Merkel tiene asegurada una victoria que lepermitirá seguir gobernando Alemania en los próximoscuatro años. La única duda que subsiste es qué tipode coalición deberá formar para conservar la mayoríadel Bundestag (Parlamento).

 

 Resolver esa cuestión será vital para lacanciller, que aspira a utilizar su cuarto periodo —que será probablemente el último— para realizar una profunda transformación del país ydejar una herencia imborrable de su paso por el poder.

  

Si el resultado del próximo domingo confirma las tendenciasinsinuadas por las últimas encuestas (ver aparte), Merkel nologrará el control de la Cámara de Diputados ydeberá recurrir a una alianza para mantenerse en el poder. Enese contexto, solo tiene dos alternativas posibles.

  

La primera consistiría en repetir la  grosseKoalition  (gran coalición) que mantiene con el SPDdesde que accedió al poder en 2005. Entre ambos partidospodrían controlar 63% de los 630 escaños del Parlamento,es decir unos 397. El principal problema reside en que,después de 12 años de  matrimonio forzado ,la canciller aspira a contar con un margen de maniobra másimportante del que tenía hasta ahora y a obtener mayorlibertad para aplicar una política más coherente con suideología liberal.

  

Otra contrariedad consiste en que parte de la opiniónpública comienza a interpretar ese reparto del poder comoanti-democrático. También cree que Merkel y Schulzevitaron deliberadamente evocar temas conflictivos durante lacampaña, e incluso en el único debate portelevisión, para no hipotecar la eventualidad de una nuevacoalición, explica Peter Lösche, profesor de cienciaspolíticas en la universidad de Göttingen y especialistadel SPD.

  

Algunos politólogos suelen comparar el sistema imperante enAlemania desde 2005 a la gran coalición formada en Austriadesde hace décadas por el Partido Conservador (centro derecha)y la socialdemocracia (centro izquierda) que terminó porbloquear el sistema y favorecer el ascenso del Partido Liberal(FPÖ) de extrema derecha.

  

Para Merkel, la variante para escapar a ese dilema seríaformar una coalición de la coalición cristiana CDU-CSUcon los liberales del FDP y los Verdes, que podría controlar57% de escaños en el Bundestag (359). En ese caso, por primeravez sería posible integrar una  JamaikaKoalition , así llamada porque el color de loscomponentes recuerda la bandera jamaiquina: el negro que identificaa la democracia cristiana, el amarillo a los liberales y el verde alos ecologistas.

  

Un pacto de esa naturaleza no parece contra natura porquefunciona sin grandes sobresaltos desde las elecciones regionales dejunio pasado en el “laboratorio” deSchleswig-Holstein. En cambio, si Merkel acude a esa solucióndespués del próximo domingo, sería una novedad anivel federal.

  

La hipótesis no es descabellada porque, desde el primergobierno formado por Konrad Adenauer en 1949, los liberalesparticiparon en numerosas coaliciones, tanto con la CDU-CSU comocon el SPD. Los Verdes, por su parte, una vez que cerraron sucapítulo de izquierdismo juvenil a fines de los años 90,fueron leales aliados del socialdemócrata Gerhard Schroederentre 1998 y 2005.

  

En el estado actual de la opinión pública, no existeninguna otra fórmula posible capaz de asegurar una alianza degobierno estable.

  

En este cuarto periodo de gobierno, Merkel considera muyimportante apoyarse en una coalición leal y audaz. Suambición consiste en tratar de impulsar un ambicioso programade transformación económica y social del país, comofue la llamada Agenda 2010, lanzada por Gerhard Schroeder en 2003,que permitió restablecer la competitividad de la industriaalemana.

  

La transformación de ese modelo para adecuarlo a los nuevosdesafíos de la economía mundial requiere un amplioconsenso nacional, que solo puede darlo una coalición conamplia base social. El SPD no aparece como el socio ideal para esaaventura, que exigirá grandes sacrificios a los asalariadosdel sector industrial, núcleo de la base electoralsocialdemócrata.

  

En cambio, por ideología y por  realpolitik ,los liberales y los Verdes podrían ofrecer una variantemás apropiada y confiable para ayudar a Angela Merkel a dejaruna herencia perdurable de su paso por el poder.

A una semana de las elecciones legislativas del 24 deseptiembre, Angela Merkel tiene asegurada una victoria que lepermitirá seguir gobernando Alemania en los próximoscuatro años. La única duda que subsiste es qué tipode coalición deberá formar para conservar la mayoríadel Bundestag (Parlamento).

 

 Resolver esa cuestión será vital para lacanciller, que aspira a utilizar su cuarto periodo —que será probablemente el último— para realizar una profunda transformación del país ydejar una herencia imborrable de su paso por el poder.

  

Si el resultado del próximo domingo confirma las tendenciasinsinuadas por las últimas encuestas (ver aparte), Merkel nologrará el control de la Cámara de Diputados ydeberá recurrir a una alianza para mantenerse en el poder. Enese contexto, solo tiene dos alternativas posibles.

  

La primera consistiría en repetir la  grosseKoalition  (gran coalición) que mantiene con el SPDdesde que accedió al poder en 2005. Entre ambos partidospodrían controlar 63% de los 630 escaños del Parlamento,es decir unos 397. El principal problema reside en que,después de 12 años de  matrimonio forzado ,la canciller aspira a contar con un margen de maniobra másimportante del que tenía hasta ahora y a obtener mayorlibertad para aplicar una política más coherente con suideología liberal.

  

Otra contrariedad consiste en que parte de la opiniónpública comienza a interpretar ese reparto del poder comoanti-democrático. También cree que Merkel y Schulzevitaron deliberadamente evocar temas conflictivos durante lacampaña, e incluso en el único debate portelevisión, para no hipotecar la eventualidad de una nuevacoalición, explica Peter Lösche, profesor de cienciaspolíticas en la universidad de Göttingen y especialistadel SPD.

  

Algunos politólogos suelen comparar el sistema imperante enAlemania desde 2005 a la gran coalición formada en Austriadesde hace décadas por el Partido Conservador (centro derecha)y la socialdemocracia (centro izquierda) que terminó porbloquear el sistema y favorecer el ascenso del Partido Liberal(FPÖ) de extrema derecha.

  

Para Merkel, la variante para escapar a ese dilema seríaformar una coalición de la coalición cristiana CDU-CSUcon los liberales del FDP y los Verdes, que podría controlar57% de escaños en el Bundestag (359). En ese caso, por primeravez sería posible integrar una  JamaikaKoalition , así llamada porque el color de loscomponentes recuerda la bandera jamaiquina: el negro que identificaa la democracia cristiana, el amarillo a los liberales y el verde alos ecologistas.

  

Un pacto de esa naturaleza no parece contra natura porquefunciona sin grandes sobresaltos desde las elecciones regionales dejunio pasado en el “laboratorio” deSchleswig-Holstein. En cambio, si Merkel acude a esa solucióndespués del próximo domingo, sería una novedad anivel federal.

  

La hipótesis no es descabellada porque, desde el primergobierno formado por Konrad Adenauer en 1949, los liberalesparticiparon en numerosas coaliciones, tanto con la CDU-CSU comocon el SPD. Los Verdes, por su parte, una vez que cerraron sucapítulo de izquierdismo juvenil a fines de los años 90,fueron leales aliados del socialdemócrata Gerhard Schroederentre 1998 y 2005.

  

En el estado actual de la opinión pública, no existeninguna otra fórmula posible capaz de asegurar una alianza degobierno estable.

  

En este cuarto periodo de gobierno, Merkel considera muyimportante apoyarse en una coalición leal y audaz. Suambición consiste en tratar de impulsar un ambicioso programade transformación económica y social del país, comofue la llamada Agenda 2010, lanzada por Gerhard Schroeder en 2003,que permitió restablecer la competitividad de la industriaalemana.

  

La transformación de ese modelo para adecuarlo a los nuevosdesafíos de la economía mundial requiere un amplioconsenso nacional, que solo puede darlo una coalición conamplia base social. El SPD no aparece como el socio ideal para esaaventura, que exigirá grandes sacrificios a los asalariadosdel sector industrial, núcleo de la base electoralsocialdemócrata.

  

En cambio, por ideología y por  realpolitik ,los liberales y los Verdes podrían ofrecer una variantemás apropiada y confiable para ayudar a Angela Merkel a dejaruna herencia perdurable de su paso por el poder.

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