/ sábado 16 de marzo de 2024

Lo que no nos define | El acero entre fronteras


En el entramado de las relaciones comerciales internacionales, cada movimiento adquiere una importancia que va más allá de las cifras y los porcentajes. En este sentido, la reciente propuesta de senadores estadounidenses de imponer un arancel del 25% a las importaciones de acero mexicano ha desencadenado un debate cargado de implicaciones económicas y políticas que merecen una reflexión profunda.

El proyecto de ley presentado por los senadores Tom Cotton y Sherrod Brown, bajo el nombre de “Ley para Detener el Aumento del Acero Mexicano”, ha sido respaldado por un grupo bipartidista de legisladores preocupados por lo que perciben como un incumplimiento por parte de México en cuanto a los acuerdos comerciales previos.

Según argumentan, los niveles actuales de importaciones de acero provenientes de México son insostenibles y están perjudicando de manera significativa a la industria siderúrgica estadounidense al inundar el mercado con productos a precios deslealmente bajos, lo cual refleja la preocupación por el impacto que estas importaciones podrían tener en la economía y el empleo en Estados Unidos.

Por otro lado, México ha respondido a estas acusaciones defendiendo su posición y argumentando que ha cumplido con los acuerdos comerciales establecidos. Raquel Buenrostro, secretaria de Economía de México, ha sostenido conversaciones con la representante Comercial de Estados Unidos, Katherine Tai, en un esfuerzo por resolver estas tensiones comerciales de manera diplomática.

Sin embargo, las negociaciones parecen haber alcanzado un punto muerto, y la posibilidad de la imposición de aranceles al acero mexicano se vislumbra cada vez más cerca, lo cual plantea una serie de preguntas y desafíos tanto para México como para Estados Unidos.

En primer lugar, es importante considerar los posibles efectos de estos aranceles en la economía mexicana, especialmente en un momento en el que la recuperación económica tras la pandemia es una prioridad. El sector siderúrgico mexicano, que ha sido señalado como el principal afectado, podría enfrentar dificultades adicionales en un escenario de aranceles elevados.

Por otro lado, la relación entre Estados Unidos y México, dos socios comerciales fundamentales en América del Norte, podría verse afectada por estas tensiones comerciales. Todo esto en el entendido de que el T-MEC debe buscar fortalecer la integración económica y comercial en la región, más aún en un entorno de disputas comerciales que podrían poner en riesgo estos avances.

En un panorama global caracterizado por la incertidumbre y la rivalidad entre países, mantener las relaciones comerciales es fundamental para garantizar la estabilidad y promover el desarrollo económico. Este suceso nos recuerda la importancia de buscar soluciones dialogadas y colaborativas frente a los desafíos comerciales. La diplomacia económica y la búsqueda de un equilibrio justo en las relaciones comerciales son pilares fundamentales para el desarrollo sostenible y la prosperidad compartida en la región.

¿O será el acero lo que no nos define?


  • Consultor y profesor universitario

  • Twitter: Petaco10marina

  • Facebook: Petaco Diez Marina

  • Instagram: Petaco10marina



En el entramado de las relaciones comerciales internacionales, cada movimiento adquiere una importancia que va más allá de las cifras y los porcentajes. En este sentido, la reciente propuesta de senadores estadounidenses de imponer un arancel del 25% a las importaciones de acero mexicano ha desencadenado un debate cargado de implicaciones económicas y políticas que merecen una reflexión profunda.

El proyecto de ley presentado por los senadores Tom Cotton y Sherrod Brown, bajo el nombre de “Ley para Detener el Aumento del Acero Mexicano”, ha sido respaldado por un grupo bipartidista de legisladores preocupados por lo que perciben como un incumplimiento por parte de México en cuanto a los acuerdos comerciales previos.

Según argumentan, los niveles actuales de importaciones de acero provenientes de México son insostenibles y están perjudicando de manera significativa a la industria siderúrgica estadounidense al inundar el mercado con productos a precios deslealmente bajos, lo cual refleja la preocupación por el impacto que estas importaciones podrían tener en la economía y el empleo en Estados Unidos.

Por otro lado, México ha respondido a estas acusaciones defendiendo su posición y argumentando que ha cumplido con los acuerdos comerciales establecidos. Raquel Buenrostro, secretaria de Economía de México, ha sostenido conversaciones con la representante Comercial de Estados Unidos, Katherine Tai, en un esfuerzo por resolver estas tensiones comerciales de manera diplomática.

Sin embargo, las negociaciones parecen haber alcanzado un punto muerto, y la posibilidad de la imposición de aranceles al acero mexicano se vislumbra cada vez más cerca, lo cual plantea una serie de preguntas y desafíos tanto para México como para Estados Unidos.

En primer lugar, es importante considerar los posibles efectos de estos aranceles en la economía mexicana, especialmente en un momento en el que la recuperación económica tras la pandemia es una prioridad. El sector siderúrgico mexicano, que ha sido señalado como el principal afectado, podría enfrentar dificultades adicionales en un escenario de aranceles elevados.

Por otro lado, la relación entre Estados Unidos y México, dos socios comerciales fundamentales en América del Norte, podría verse afectada por estas tensiones comerciales. Todo esto en el entendido de que el T-MEC debe buscar fortalecer la integración económica y comercial en la región, más aún en un entorno de disputas comerciales que podrían poner en riesgo estos avances.

En un panorama global caracterizado por la incertidumbre y la rivalidad entre países, mantener las relaciones comerciales es fundamental para garantizar la estabilidad y promover el desarrollo económico. Este suceso nos recuerda la importancia de buscar soluciones dialogadas y colaborativas frente a los desafíos comerciales. La diplomacia económica y la búsqueda de un equilibrio justo en las relaciones comerciales son pilares fundamentales para el desarrollo sostenible y la prosperidad compartida en la región.

¿O será el acero lo que no nos define?


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