/ lunes 24 de abril de 2023

Pedro y los lobos | El “PanchoDome” y su jonrón


La Liga Mexicana de Beisbol (LMB) que nació en 1925 con 6 equipos (hoy tiene 16), casi llega a 100 años arrastrando pérdidas económicas. Las franquicias nacen y desaparecen. El beisbol tiene muchos aficionados de corazón o casuales, pero muy pocos en las gradas.

Los mecenas del beisbol mexicano. Las familias Peralta, Ley o Harp perdieron millones de pesos inyectándole oxígeno al llamado “rey de los deportes”. Han cumplido decenas de temporadas con números rojos.

Plinio Escalante, un viejo presidente de la LMB, dijo a Forbes que no hay un solo club que no termine la temporada con pérdidas.

Un equipo de medio pelo ocupa 40 mdp para hacer una temporada. En entradas y patrocinios, recuperará sólo 12 mdp. Pierde $700 mil, de cada millón que invierte.

La LMB calcula que sus equipos afiliados pierden unos 200 mdp por temporada.

Los jugadores ganan entre $15 mil y $150 mil mensuales y el roster es de hasta 30.

Una serie final de beisbol (con 7 partidos) tiene en TV un aproximado de 3 millones de espectadores. Un sólo juego de final de futbol, prende 50 millones de televisiones.

Ante un beisbol profesional que no es negocio, los mecenas se cansan y se van, y los gobiernos llegan a soportar las pérdidas. El interés es político, no deportivo.

En 4 años, Andrés Manuel López Obrador ya le invirtió 2 mil 66 mdp del dinero de todos los mexicanos, para remodelar estadios y construir academias de beis, con recursos de Sedatu.

Tener un equipo de beisbol hoy es darse un tiro en el pie. No fue, ni es ni será negocio.

Lo que se construye en las 6 hectáreas del rancho del exgobernador Pancho Domínguez en Huimilpan, no es un estadio de beisbol que los números (históricos) aseguran que fracasará como negocio beisbolero, aunque sean campeones. Lo que se edifica es un negocio inmobiliario.

Pancho, que dice hoy es un político en la banca convertido en empresario, primero logró que la alcaldía de Huimilpan invirtiera 90 mdp en ampliar de 2 a 4 carriles el boulevard de 14 km que llega hasta su rancho La Cruz de Mayo y hoy aportó 60 mil metros cuadrados para construir el estadio de beisbol de los “Conspiradores” de Querétaro, en el mismo predio donde está su granja porcina.

Lo que menos importa es el beisbol. El pretexto para conseguir fondos públicos es el deporte. Y su buena relación con el inquilino de Palacio Nacional es evidente. El incidente con “Memito”, su exsecretario particular, se olvidó.

El famoso estadio de 6 mil butacas y 96 palcos será un centro de espectáculos. Afuera un hotel y un centro comercial y en la segunda fase un desarrollo tipo Zibatá.

El “PanchoDome” lo podría inaugurar Maluma en un año.

El dueño del equipo y Domínguez Servién ocupan mil mdp para arrancar primera etapa.

“… para que quede claro, y nadie ande chismeando como les gusta… yo lo único que hice es, ahora como empresario, atraer inversión. Generar empleo para Querétaro”, explica Pancho a reporteros.

El jonrón está fuera del diamante. Que no lo engañen las señales del catcher.




La Liga Mexicana de Beisbol (LMB) que nació en 1925 con 6 equipos (hoy tiene 16), casi llega a 100 años arrastrando pérdidas económicas. Las franquicias nacen y desaparecen. El beisbol tiene muchos aficionados de corazón o casuales, pero muy pocos en las gradas.

Los mecenas del beisbol mexicano. Las familias Peralta, Ley o Harp perdieron millones de pesos inyectándole oxígeno al llamado “rey de los deportes”. Han cumplido decenas de temporadas con números rojos.

Plinio Escalante, un viejo presidente de la LMB, dijo a Forbes que no hay un solo club que no termine la temporada con pérdidas.

Un equipo de medio pelo ocupa 40 mdp para hacer una temporada. En entradas y patrocinios, recuperará sólo 12 mdp. Pierde $700 mil, de cada millón que invierte.

La LMB calcula que sus equipos afiliados pierden unos 200 mdp por temporada.

Los jugadores ganan entre $15 mil y $150 mil mensuales y el roster es de hasta 30.

Una serie final de beisbol (con 7 partidos) tiene en TV un aproximado de 3 millones de espectadores. Un sólo juego de final de futbol, prende 50 millones de televisiones.

Ante un beisbol profesional que no es negocio, los mecenas se cansan y se van, y los gobiernos llegan a soportar las pérdidas. El interés es político, no deportivo.

En 4 años, Andrés Manuel López Obrador ya le invirtió 2 mil 66 mdp del dinero de todos los mexicanos, para remodelar estadios y construir academias de beis, con recursos de Sedatu.

Tener un equipo de beisbol hoy es darse un tiro en el pie. No fue, ni es ni será negocio.

Lo que se construye en las 6 hectáreas del rancho del exgobernador Pancho Domínguez en Huimilpan, no es un estadio de beisbol que los números (históricos) aseguran que fracasará como negocio beisbolero, aunque sean campeones. Lo que se edifica es un negocio inmobiliario.

Pancho, que dice hoy es un político en la banca convertido en empresario, primero logró que la alcaldía de Huimilpan invirtiera 90 mdp en ampliar de 2 a 4 carriles el boulevard de 14 km que llega hasta su rancho La Cruz de Mayo y hoy aportó 60 mil metros cuadrados para construir el estadio de beisbol de los “Conspiradores” de Querétaro, en el mismo predio donde está su granja porcina.

Lo que menos importa es el beisbol. El pretexto para conseguir fondos públicos es el deporte. Y su buena relación con el inquilino de Palacio Nacional es evidente. El incidente con “Memito”, su exsecretario particular, se olvidó.

El famoso estadio de 6 mil butacas y 96 palcos será un centro de espectáculos. Afuera un hotel y un centro comercial y en la segunda fase un desarrollo tipo Zibatá.

El “PanchoDome” lo podría inaugurar Maluma en un año.

El dueño del equipo y Domínguez Servién ocupan mil mdp para arrancar primera etapa.

“… para que quede claro, y nadie ande chismeando como les gusta… yo lo único que hice es, ahora como empresario, atraer inversión. Generar empleo para Querétaro”, explica Pancho a reporteros.

El jonrón está fuera del diamante. Que no lo engañen las señales del catcher.