/ miércoles 6 de diciembre de 2023

Zoon politikón | El lamento de la educación mexicana


En el marco del Informe de la Prueba PISA 2022, los resultados revelados por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) han desatado una dolorosa realidad para la educación en México. Es innegable que la calidad educativa está en entredicho, y mientras el resto del mundo avanza, nuestro país retrocede, poniendo en tela de juicio la efectividad de las políticas de la Cuarta Transformación en esta área crítica.

México, de los 81 países participantes, ha ocupado la posición 51 en Matemáticas, Lectura y Ciencias. Este desempeño pobre no solo es vergonzoso, sino también alarmante, ya que revela una brecha educativa que sigue ensanchándose. No podemos ignorar que la educación es la piedra angular para el desarrollo de una sociedad, y los resultados de arrojan una sombra oscura sobre el futuro de nuestra nación.

En Matemáticas, el panorama es desolador. Retrocedimos 20 años, alcanzando una puntuación de 395 puntos, colocándonos apenas por encima de Costa Rica y Colombia. Este declive no solo es numérico, sino que representa un estancamiento educativo que nos sitúa en niveles del 2002. ¿Cómo es posible que en dos décadas no hayamos avanzado, sino que hayamos regresado al punto de partida?

La situación no mejora en Lectura y Ciencias, donde vemos un retroceso de cinco y nueve puntos respectivamente, comparados con los resultados de 2018. Solo el 34% de los estudiantes mexicanos superaron el Nivel 1 de matemáticas, mientras que la media de la OCDE es del 69%. Esto significa que menos de la mitad de nuestros jóvenes pueden interpretar y reconocer, sin instrucciones directas, situaciones matemáticas simples. ¿Qué tipo de ciudadanos estamos formando si la mayoría no puede desenvolverse en un ámbito tan fundamental?

El alto rendimiento en matemáticas se considera si se alcanzan los niveles 5 o 6. Sin embargo, en México, esto solo representó el 0.7% de los estudiantes. Mientras tanto, países como Singapur, Taipei y Hong Kong superan ampliamente estos porcentajes. Estamos relegados a la cola de la educación global, incapaces de competir en un mundo cada vez más impulsado por el conocimiento y la innovación.

En Lectura, tampoco alcanzamos la media global de la OCDE. El 53% de los estudiantes mexicanos superaron el Nivel 1, mientras que el promedio de la organización es del 74%. Solo el 1% de los estudiantes mexicanos obtuvieron calificaciones de Nivel 5 o superior, mientras que el promedio de la OCDE es del 7%. Estamos fallando en cultivar habilidades esenciales para la comprensión crítica y el análisis de textos, dejando a nuestros jóvenes rezagados en un mundo donde la información es poder.

La situación se repite en Ciencias, donde el 49% de los estudiantes alcanzaron el Nivel 2 o superior, frente al 76% de la OCDE. En México, casi ningún estudiante obtuvo un alto rendimiento en Ciencias, mientras que el promedio de la OCDE es del 7%. Estamos formando ciudadanos que no pueden aplicar de forma creativa y autónoma sus conocimientos científicos en situaciones desconocidas, dejándolos a la zaga en un mundo que demanda pensadores críticos y solucionadores de problemas.

La situación se vuelve más frustrante al observar que, a pesar de estos resultados alarmantes, el informe destaca una percepción positiva por parte de los estudiantes hacia sus maestros. El 77% de los estudiantes informaron que sus maestros muestran interés en su aprendizaje, y el 79% dijo que los maestros brindan ayuda adicional cuando se necesita. Esto plantea la pregunta: ¿Estamos fallando en proporcionar los recursos y las metodologías adecuadas, o es la implementación de políticas educativas la que está socavando los esfuerzos de los maestros?

La resiliencia de los alumnos de escasos recursos es un rayo de esperanza en medio de la oscuridad. Aproximadamente el 12% de los estudiantes desfavorecidos en México lograron obtener puntajes en el cuarto superior del desempeño en matemáticas, siendo considerados "académicamente resilientes" por la OCDE. Sin embargo, este logro no puede enmascarar la magnitud del problema educativo que enfrentamos como país.

La realidad es que la educación en México está en crisis, y es responsabilidad del gobierno federal, por tomar medidas arbitrarias, poco efectivas y muchas de ellas regresivas.

Lo vimos con la eliminación de las Escuelas de Tiempo Completo, lo hemos visto con la asfixia presupuestal a las universidades y los centros de investigación, lo corroboramos con la pésima calidad de los libros de texto gratuitos construidos desde el sesgo ideológico.

No podemos permitirnos el lujo de seguir retrocediendo en un mundo que avanza a pasos agigantados. Se requiere una revisión profunda de las políticas educativas, una inversión significativa en recursos y una colaboración estrecha entre el gobierno, los educadores y la sociedad en su conjunto. Nuestro futuro como nación depende de ello, y la Prueba PISA 2022 ha dejado en claro que no hay tiempo que perder.


*Diputado local PRI


En el marco del Informe de la Prueba PISA 2022, los resultados revelados por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) han desatado una dolorosa realidad para la educación en México. Es innegable que la calidad educativa está en entredicho, y mientras el resto del mundo avanza, nuestro país retrocede, poniendo en tela de juicio la efectividad de las políticas de la Cuarta Transformación en esta área crítica.

México, de los 81 países participantes, ha ocupado la posición 51 en Matemáticas, Lectura y Ciencias. Este desempeño pobre no solo es vergonzoso, sino también alarmante, ya que revela una brecha educativa que sigue ensanchándose. No podemos ignorar que la educación es la piedra angular para el desarrollo de una sociedad, y los resultados de arrojan una sombra oscura sobre el futuro de nuestra nación.

En Matemáticas, el panorama es desolador. Retrocedimos 20 años, alcanzando una puntuación de 395 puntos, colocándonos apenas por encima de Costa Rica y Colombia. Este declive no solo es numérico, sino que representa un estancamiento educativo que nos sitúa en niveles del 2002. ¿Cómo es posible que en dos décadas no hayamos avanzado, sino que hayamos regresado al punto de partida?

La situación no mejora en Lectura y Ciencias, donde vemos un retroceso de cinco y nueve puntos respectivamente, comparados con los resultados de 2018. Solo el 34% de los estudiantes mexicanos superaron el Nivel 1 de matemáticas, mientras que la media de la OCDE es del 69%. Esto significa que menos de la mitad de nuestros jóvenes pueden interpretar y reconocer, sin instrucciones directas, situaciones matemáticas simples. ¿Qué tipo de ciudadanos estamos formando si la mayoría no puede desenvolverse en un ámbito tan fundamental?

El alto rendimiento en matemáticas se considera si se alcanzan los niveles 5 o 6. Sin embargo, en México, esto solo representó el 0.7% de los estudiantes. Mientras tanto, países como Singapur, Taipei y Hong Kong superan ampliamente estos porcentajes. Estamos relegados a la cola de la educación global, incapaces de competir en un mundo cada vez más impulsado por el conocimiento y la innovación.

En Lectura, tampoco alcanzamos la media global de la OCDE. El 53% de los estudiantes mexicanos superaron el Nivel 1, mientras que el promedio de la organización es del 74%. Solo el 1% de los estudiantes mexicanos obtuvieron calificaciones de Nivel 5 o superior, mientras que el promedio de la OCDE es del 7%. Estamos fallando en cultivar habilidades esenciales para la comprensión crítica y el análisis de textos, dejando a nuestros jóvenes rezagados en un mundo donde la información es poder.

La situación se repite en Ciencias, donde el 49% de los estudiantes alcanzaron el Nivel 2 o superior, frente al 76% de la OCDE. En México, casi ningún estudiante obtuvo un alto rendimiento en Ciencias, mientras que el promedio de la OCDE es del 7%. Estamos formando ciudadanos que no pueden aplicar de forma creativa y autónoma sus conocimientos científicos en situaciones desconocidas, dejándolos a la zaga en un mundo que demanda pensadores críticos y solucionadores de problemas.

La situación se vuelve más frustrante al observar que, a pesar de estos resultados alarmantes, el informe destaca una percepción positiva por parte de los estudiantes hacia sus maestros. El 77% de los estudiantes informaron que sus maestros muestran interés en su aprendizaje, y el 79% dijo que los maestros brindan ayuda adicional cuando se necesita. Esto plantea la pregunta: ¿Estamos fallando en proporcionar los recursos y las metodologías adecuadas, o es la implementación de políticas educativas la que está socavando los esfuerzos de los maestros?

La resiliencia de los alumnos de escasos recursos es un rayo de esperanza en medio de la oscuridad. Aproximadamente el 12% de los estudiantes desfavorecidos en México lograron obtener puntajes en el cuarto superior del desempeño en matemáticas, siendo considerados "académicamente resilientes" por la OCDE. Sin embargo, este logro no puede enmascarar la magnitud del problema educativo que enfrentamos como país.

La realidad es que la educación en México está en crisis, y es responsabilidad del gobierno federal, por tomar medidas arbitrarias, poco efectivas y muchas de ellas regresivas.

Lo vimos con la eliminación de las Escuelas de Tiempo Completo, lo hemos visto con la asfixia presupuestal a las universidades y los centros de investigación, lo corroboramos con la pésima calidad de los libros de texto gratuitos construidos desde el sesgo ideológico.

No podemos permitirnos el lujo de seguir retrocediendo en un mundo que avanza a pasos agigantados. Se requiere una revisión profunda de las políticas educativas, una inversión significativa en recursos y una colaboración estrecha entre el gobierno, los educadores y la sociedad en su conjunto. Nuestro futuro como nación depende de ello, y la Prueba PISA 2022 ha dejado en claro que no hay tiempo que perder.


*Diputado local PRI