Los escenarios citadinos de hace poco más de un siglo nos dan la posibilidad de revisar los procesos de identidad cultural. En este caso para manifestar la pertenencia a un grupo social en el que se comparten costumbres, valores y creencias. Desde luego la identidad no es un concepto fijo, se recrea individual y colectivamente. Se construye permanentemente con influencias del exterior.
Serenata. El 20 de diciembre de 1903 a las seis treinta de la tarde, “apenas oscureció” se dieron cita en el jardín Zenea los invitados especiales –al decir del redactor de la Sombra de Arteaga, José M. Carrillo–; al "peladaje" se le mantuvo alejado de estos eventos a través de las tropas especiales. El jardín se encontraba adornado profusamente, el “efecto era deslumbrador y fantástico.” La iluminación eléctrica la formaban millares de bombillas de colores, los árboles lucían grandes festones y faroles venecianos. El trazo de su perímetro y de sus glorietas se marcó con caprichosas y ligeras construcciones revestidas de luces policromas que simulaban fachadas y pabellones. A las ocho de la noche fue recibido el presidente de la República y su esposa con las notas del Himno Nacional y con el aplauso general. Una comisión especial obsequió a las señoras recuerdos y a la Sra. Carmen Romero Rubio un ramo de camelias y orquídeas. Brevemente Don Porfirio tomo asiento en un estrado. Más tarde asistirían a un banquete que ofrecía el gobernador y su esposa.
Banquete en Palacio. En uno de los salones se dispuso adorno para el banquete en honor al presidente y su esposa. El adorno consistía en frescos follajes, flores y cactáceas traídas de la sierra queretana. José M. Carillo describe: "Los muros quedaron revestidos con artísticas formas recubiertas de musgo y ornamentadas con palmas de airoso follaje y profusos rosetones de una planta que imita el color y la tersura del marfil." En el fondo del salón fue colocado un gran cuadro dorado con dos huecos elípticos, donde estaban los bustos de tamaño natural de Porfirio Díaz y Carmen Romero. " Sobre el cuadro, y ornado graciosamente su borla superior, descendía una gran bandera nacional; la parte inferior tenía también elegantes adornos tricolores." La mesa se dispuso con cubiertos para 220 invitados; la mesa de honor estaba al fondo del salón en arco de círculo, de donde partían dos extensas mesas paralelas. Además de la luz eléctrica, las mesas contenían gran numero de candelabros de bronce con bujías. La comida fue servida por Sylvain Daumont bajo el siguiente.
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Banquete ofrecido al Sr. Presidente de la República, Gral. D. Porfirio Díaz y su distinguida Esposa la Sra. Doña Carmen Romero Rubio de Díaz, por el Gobierno del Estado.
- Xeres…………….Potage crème d´ asperges
- Rissoles á la Russe
- Gravées……………Saumon sauce hollandaise
- Papa Clément…….Poulardes pöuleés Maréchale
- Jambon glacé aux petits pois Rodel,
- Galatine de dindes truffées.
ROT
- Mersault……………….Roast beef au Cresson.
- Salade Saison.
- Artichaut dis Lyonnaise,
- Champagnes………..Savarin Montmorency,
- Doyen a Duming Glace Anna
- Extra Dry Liqueurs DESSERTS.
A las diez de la noche llegó Porfirio Díaz –El Cesar de Tuxtepec–, "acompañado de su esposa, vistiendo frac; ella un vestido color nácar de seda francesa y discretos accesorios de perlas." Fueron recibidos con estruendosos aplausos. El banquete se desarrolló festejando los licores y la culinaria francesa, en el lucimiento de trajes a la moda, en la referencia a los viajes a Europa y a las exposiciones americanas, en la reafirmación de lealtades para sus negocios y la filiación política para seguir sustentando el poder y todos los privilegios inherentes. Estuvo en fin; “tan animado como correcto,” al decir del cronista.
El maestro Aguilar Fuentes y su orquesta, así como la banda de Rurales del Estado interpretaron las piezas de moda. El gobernador hizo una alocución al desarrollo y progreso del estado así como de los beneficios obtenidos del gobierno federal a través de Porfirio Díaz en su brindis; asimismo una reseña histórica de los momentos cruciales de la historia mexicana que habían tenido como escenario las tierras queretanas. Por su parte Díaz, que había estado en esta ciudad en la hacienda de la Capilla en 1876; inicialmente propuso su brindis por las damas y señoritas “Ángeles del hogar”, agradeció las demostraciones de afecto. El banquete concluyó a las 21:30 horas.
Don Porfirio de visita por la ciudad. La Colonia Queretana radicada en la ciudad de México fue recibida por el “Héroe del Progreso Nacional”, en las instalaciones del palacio de gobierno del Estado a las 9:00 horas. Los comisionados hicieron una bienvenida y le entregaron en un lujoso estuche de terciopelo: "una tarjeta de oro y plata de 19 x 12 centímetros […] que tiene como ilustraciones los escudos de armas de la Nación y de Querétaro, una vista de la hacienda de la capilla y otra del monumental acueducto de Querétaro."
Porfirio Díaz estuvo en el Palacio Federal –Hoy Museo de Arte–, donde alabó “la maravillosa arquitectura de su patio, monumento de belleza del arte antiguo”. Estuvo en la Academia donde recorrió en el salón oval una exposición de pinturas ejecutadas por las “señoritas queretanas”, de igual manera una “colección de lienzos antiguos del famoso Cabrera.” En ese espacio se le comentó que fue donde se desarrollaron los debates del Congreso Nacional en 1847, para la cuestión de la guerra o la paz con los Estados Unidos. En el ex convento de la Cruz, adecuado en ese tiempo de la visita de Díaz como cuartel, se evocaron las escenas de la capitulación de Luaces ante Iturbide en 1821 y del sitio de 1867.
En el Colegio Civil fue recibido por comisiones de alumnos, ex alumnos y directivos. Con “una ovación, animada y simpática,” una vez en el Salón de Actos, donde lo acompañaban los miembros de su gabinete el gobernador local y los gobernadores invitados el director Adolfo de la Isla expresó unas cuantas palabras y le pidió al Presidente que firmara el principio del Libro de Matriculas del año escolar de 1904. “El verdadero patriotismo de un pueblo consiste en su afán por ilustrarse V., está sembrando patriotismo”. Fue la dedicatoria de Díaz.
Reflexión: La identidad supone un reconocimiento y apropiación de la memoria histórica, del pasado. Un pasado que puede ser reconstruido o reinventado, pero que es conocido y apropiado por todos. El valorar, restaurar, proteger el patrimonio cultural es un indicador claro de la recuperación, reinvención y apropiación de una identidad multicultural.
Desde Anbanica - Teocalhueyacan. Diciembre de MMXXI.
