/ martes 15 de enero de 2019

Marx, Weber y Durkheim

El libro de cabecera

En nuestra pasada entrega definimos los modelos de la realidad, así como las características fundamentales de los tres modelos más relevantes: el modelo de Karl Marx, el de Max Weber y el de Emile Durkheim. El motivo principal de presentar dicho modelos es abonar a la certeza y a la cordura antes de usarlos a la menor provocación en el ring de la opinocracia política.

Siguiendo la ruta esquemática, aquella que es sencilla más no simple, y que ayuda efectivamente a comprender, en este caso, los modelos de realidad, trazaremos un mapa con la definición de cada uno de los elementos que configura cada modelos: actores, objetivos, procesos y relaciones entre actores.

Los tres modelos ofrecen una representación simplificada de la realidad pero desde su propio enfoque. Un error común es determinar quién ofrece el mejor modelo, no tanto como una forma epistemológica de abordar la realidad, sino desde la superioridad moral y corrección política de las filias y fobias ideológicas, tan frecuente en estos días. En realidad los tres modelos son parte del mismo esfuerzo que desde las Ciencias Sociales clásicas se ha configurado para comprender la realidad. Déjese de determinismos, de los tres modelos tenemos todavía mucho que aprender.

Comencemos hablando de los actores. Mientras que en el modelo de Marx los actores son las clases sociales, para Durkheim y Weber los actores son los propios individuos, acentuándose más en propuesta de éste último. Para Marx, el proletariado era el sujeto de la historia, su objetivo principal era apropiarse de los medios de producción para conjurar la explotación por parte de la clase dominante. ¿Qué motiva al proletariado para tratar de eliminar la explotación? La posibilidad de apropiarse del producto de su trabajo. Para Marx el proceso social se limita a un conflicto entre clases: la burguesía, dueña de los medios de producción, que se aprovecha de este conflicto para explotar al proletariado, para conseguirlo configura un aparato político y legal llamado Estado. De esta manera, los procesos físicos y técnicos se dan a través de las denominadas relaciones de producción. El proceso de desarrollo es el resultado de dichas relaciones.

Por su parte, Max Weber consideraba que los individuos, y no las clases sociales, eran los actores fundamentales. Su acción podía estar animada por uno de los siguientes tipos de motivación: instintiva, tradicional o racional. No obstante, Weber consideraba que no era sencillo entrar a dichos motivos, ya que depende de la motivación interna de cada individuo. ¿Es posible que los tipos de motivos puedan combinarse? Sí, como lo fue el caso de los protestantes (motivo tradicional) capitalistas (motivo racional).

A diferencia de Marx, para Weber el proceso de desarrollo es un asunto de equilibrio estre las decisiones personales y las organizaciones sociales que han fraguado los actores. En este sentido, no podemos hablar de un solo y definitivo capitalismo, ya que se trata de sistema en constante transformación; la racionalidad, entonces, no es más que un asunto meramente instrumental y, por ende, las organizaciones sociales son burocracias que configuran sus respectivas organizaciones de manera heterogénea.

Durkheim también creía que los actores principales eran los individuos, pero la sociedad es algo mucho más complejo que la suma de individuos. A esta complejidad de tipo cualitativo Durkheim la denominó conciencia colectiva, es decir, una forma de organización de las sociedades que afecta a las decisiones y objetivos de cada uno de sus miembros. Esta propuesta contrasta de forma directa la propuesta de las motivaciones instintiva, tradicional y racional de Weber, ya que, de acuerdo a Durkheim, si bien todos los individuos actuamos racionalmente, todos somos determinados por la conciencia colectiva.

Mientras que en la teoría de Marx los objetivos de los actores sociales (es decir, de las clases sociales) era tener la mayor parte de ganancia en la distribución del producto, en la de Weber estos objetivos se equilibran entre individuos y grupos sociales.

A excepción de Durkheim, Marx y Weber sí se encargaron de estudiar los procesos físicos y técnicos de la realidad: para el primero, estos procesos se dan a través de un avance técnico guiado por la plusvalía; para el segundo, los procesos son consecuencia generada por la tecnología y economía que establece el mercado.

En cuanto a la relaciones, podemos concluir que en Marx se daban a través del conflicto de clases (burguesía contra proletariado, esencialmente); en Weber en una tensión entre la competencia y el equilibro (sujeto/sociedad); y en Durkheim a través de las denominadas mecánicas orgánicas.

En la siguiente entrega concluiremos nuestra reflexión contrastando los tres modelos clásicos considerando un elemento clave que aún no hemos abordado: el poder. Asimismo, haremos un repaso acerca de los aportes y puntos debatibles de cada modelo. Mientras tanto, desocupado lector, lo invito a que se una a #Homero2019. Estaremos leyendo La Iliada (primera mitad del año) y La Odisea (segunda mitad del año) a razón de un canto por semana.

@doctorsimulacro

En nuestra pasada entrega definimos los modelos de la realidad, así como las características fundamentales de los tres modelos más relevantes: el modelo de Karl Marx, el de Max Weber y el de Emile Durkheim. El motivo principal de presentar dicho modelos es abonar a la certeza y a la cordura antes de usarlos a la menor provocación en el ring de la opinocracia política.

Siguiendo la ruta esquemática, aquella que es sencilla más no simple, y que ayuda efectivamente a comprender, en este caso, los modelos de realidad, trazaremos un mapa con la definición de cada uno de los elementos que configura cada modelos: actores, objetivos, procesos y relaciones entre actores.

Los tres modelos ofrecen una representación simplificada de la realidad pero desde su propio enfoque. Un error común es determinar quién ofrece el mejor modelo, no tanto como una forma epistemológica de abordar la realidad, sino desde la superioridad moral y corrección política de las filias y fobias ideológicas, tan frecuente en estos días. En realidad los tres modelos son parte del mismo esfuerzo que desde las Ciencias Sociales clásicas se ha configurado para comprender la realidad. Déjese de determinismos, de los tres modelos tenemos todavía mucho que aprender.

Comencemos hablando de los actores. Mientras que en el modelo de Marx los actores son las clases sociales, para Durkheim y Weber los actores son los propios individuos, acentuándose más en propuesta de éste último. Para Marx, el proletariado era el sujeto de la historia, su objetivo principal era apropiarse de los medios de producción para conjurar la explotación por parte de la clase dominante. ¿Qué motiva al proletariado para tratar de eliminar la explotación? La posibilidad de apropiarse del producto de su trabajo. Para Marx el proceso social se limita a un conflicto entre clases: la burguesía, dueña de los medios de producción, que se aprovecha de este conflicto para explotar al proletariado, para conseguirlo configura un aparato político y legal llamado Estado. De esta manera, los procesos físicos y técnicos se dan a través de las denominadas relaciones de producción. El proceso de desarrollo es el resultado de dichas relaciones.

Por su parte, Max Weber consideraba que los individuos, y no las clases sociales, eran los actores fundamentales. Su acción podía estar animada por uno de los siguientes tipos de motivación: instintiva, tradicional o racional. No obstante, Weber consideraba que no era sencillo entrar a dichos motivos, ya que depende de la motivación interna de cada individuo. ¿Es posible que los tipos de motivos puedan combinarse? Sí, como lo fue el caso de los protestantes (motivo tradicional) capitalistas (motivo racional).

A diferencia de Marx, para Weber el proceso de desarrollo es un asunto de equilibrio estre las decisiones personales y las organizaciones sociales que han fraguado los actores. En este sentido, no podemos hablar de un solo y definitivo capitalismo, ya que se trata de sistema en constante transformación; la racionalidad, entonces, no es más que un asunto meramente instrumental y, por ende, las organizaciones sociales son burocracias que configuran sus respectivas organizaciones de manera heterogénea.

Durkheim también creía que los actores principales eran los individuos, pero la sociedad es algo mucho más complejo que la suma de individuos. A esta complejidad de tipo cualitativo Durkheim la denominó conciencia colectiva, es decir, una forma de organización de las sociedades que afecta a las decisiones y objetivos de cada uno de sus miembros. Esta propuesta contrasta de forma directa la propuesta de las motivaciones instintiva, tradicional y racional de Weber, ya que, de acuerdo a Durkheim, si bien todos los individuos actuamos racionalmente, todos somos determinados por la conciencia colectiva.

Mientras que en la teoría de Marx los objetivos de los actores sociales (es decir, de las clases sociales) era tener la mayor parte de ganancia en la distribución del producto, en la de Weber estos objetivos se equilibran entre individuos y grupos sociales.

A excepción de Durkheim, Marx y Weber sí se encargaron de estudiar los procesos físicos y técnicos de la realidad: para el primero, estos procesos se dan a través de un avance técnico guiado por la plusvalía; para el segundo, los procesos son consecuencia generada por la tecnología y economía que establece el mercado.

En cuanto a la relaciones, podemos concluir que en Marx se daban a través del conflicto de clases (burguesía contra proletariado, esencialmente); en Weber en una tensión entre la competencia y el equilibro (sujeto/sociedad); y en Durkheim a través de las denominadas mecánicas orgánicas.

En la siguiente entrega concluiremos nuestra reflexión contrastando los tres modelos clásicos considerando un elemento clave que aún no hemos abordado: el poder. Asimismo, haremos un repaso acerca de los aportes y puntos debatibles de cada modelo. Mientras tanto, desocupado lector, lo invito a que se una a #Homero2019. Estaremos leyendo La Iliada (primera mitad del año) y La Odisea (segunda mitad del año) a razón de un canto por semana.

@doctorsimulacro

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