/ jueves 7 de julio de 2022

Querétaro en Francia: la exposición universal de París-1889

Cartografía del tiempo y la memoria

[…] Saliendo de México, todo es Cuautitlán. / Saliendo de París, todo es México. / Para no hacer comparaciones, mejor es quedarse en Cuautitlán. / Así no se olvida el castellano, ni se destroza el francés. / En cuanto a bicicletas, polainas y flores para el ojal, también las hay aquí, / en Cuautitlán. / ¿Para qué ir, pues, a la capital de Francia?

Amado Nervo


Hace 133 años, para celebrar el Centenario de la toma de la Bastilla –acontecimiento tradicionalmente considerado como el símbolo del comienzo de la Revolución francesa–, Francia organizó la Exposición Universal en 1889, convocando a los países con los que sostenían relaciones diplomáticas a participar en la fiesta. Desde luego las autoridades y la oligarquía de nuestro país y de la comarca queretana se aprestaron para asistir. El príncipe de la paz, Porfirio Díaz, tendría la oportunidad de tener un escaparate para dar a conocer el progreso, la tranquilidad y el orden, en una inestable y salvaje nación tropical. Por otra parte, la cultura francesa era el prototipo a seguir para ciertos sectores sociales, que orientaban su ideología y sensibilidad a conseguir el artificio. Pero también, según Samuel Ramos, el espíritu revolucionario de Francia ofrecía a los jóvenes mexicanos “los principios necesarios para combatir el pasado contra la opresión política, el liberalismo; contra el estado monárquico, la república democrática; contra el clericalismo, el jacobismo”. [ Perfil del Hombre y la Cultura en México: 1972].

Los queretanos se inscribieron y de inmediato comenzaron los preparativos para participar con decoro. Así encontramos entre los artículos: vestido indígena de Tolimán; maderas y mármoles muestras de madroño, pino, ébano y palo escrito; mármol, uno negro y otro blanco, aperlado, terso y consistente; carbón de piedra y ópalos […] los ópalos son bellos y de iris admirables. También se llevaron a la Exposición: vinos, licores, cereales, dulces y artesanías. Los vinos de membrillo y naranja con “elegantes etiquetas: Mezcal del agostadero. Los dueños de El Ave del Paraíso prepararon varios botes de cristal con lujosas etiquetas conteniendo los famosos camotes. Van también cajas elegantemente adornadas conteniendo los dulces prensados y cubiertos. Objetos de arte e industria se enviaron a París: cajas de filigrana, bordados, escobetas con adornos de seda y oro, canastos de vara de Tequisquiapan, objetos de ixtle y reatas; telas indígenas, fotografías históricas de Muñoz Flores; […] dibujos de gran mérito, ejecutados por las alumnas de la Academia. [La Sombra de Arteaga.1889].

Gendarme y tlachiquero en la Comisión Mexicana: A la Ciudad Luz, de la Ilustración, del Romanticismo y el Modernismo, arribaron 38 comisiones de mexicanos, además de la legación mexicana en Francia y 20 “personalidades distinguidas”. Al grupo hay que agregar la colonia mexicana en París, turistas y familiares de los comisionados. En fin, un nutrido grupo. Se incluyeron a dos obreros, uno de la Fundición Nacional y otro de la Fábrica Nacional de Armas, un gendarme y un tlachiquero.

Foto: Cortesía | Edgardo Moreno

Mexique Curieux. El 23 de junio de 1889 fue inaugurado el pabellón mexicano, diseñado por Antonio M. Anza y el Antonio Peñafiel, que representaba un teocali, “ricamente decorado con ornatos […] y relieves históricos y simbólicos”. El interior estaba compuesto de columnas, escaleras de hierro y tragaluces de cristal. (La construcción ocupaba 2 159 metros cuadrados, con dos pabellones y un salón central. Las escaleras de rampa doble conducían a las galerías superiores.) Después de haber tocado La Marsellesa, se hicieron las alocuciones previstas y ya en el interior del pabellón se interpretó el Himno Nacional Mexicano. Dos figuras de bronce y zinc, obra de Jesús Contreras, representaban las “dos civilizaciones” del sur y el norte de México. Mientras se idealizaba el espíritu guerrero en este discurso, por otro lado, era perseguido y marginado el indígena de carne y hueso. El pabellón fue de los más visitados; los personajes típicos, el arte precolombino, los cigarros, las cervezas y el aguardiente que se elaboraba en el interior fueron una sensación. También llamaron la atención los Atlas y fotografías de un exótico país; los muebles, el decorado, los materiales, productos agrícolas, condimentos, plantas, flores, frutos y pieles. Los ópalos queretanos tuvieron gran demanda entre el público y los joyeros.

Queretanos premiados. En el último tercio del siglo XIX, regido por el tradicionalismo victoriano y el desparpajo de la Bella Época, los queretanos obtuvieron varios premios y reconocimientos en diversas “clases” y “grupos”. Educación de la niñez, enseñanza primaria y enseñanza de adultos: medalla de plata; Instrumentos de música: medalla de oro; Cartas y aparatos de geografía y cosmografía, topografía y estadística: mención honorífica; Obras de tapicería y decoración: medalla de plata; Hilos y tejidos de algodón: medalla de plata; Vestidos: medalla de bronce; Joyería y orfebrería: medalla de plata; Juguetería: medalla de bronce; Industrias extractivas, productos brutos de la naturaleza: medalla de plata; Productos agrícolas no alimenticios: mención honorífica; Licores: medalla de plata.

Eiffel y su “candelero hueco”. La idea de construir una torre metálica en medio de Paris fue de Maurice Koechlin y su colega Émile Nouguier, quienes le presentaron el proyecto a Gustav Eiffel, quien sin estar muy seguro, permitió que se continuara con el proyecto. Barthordi y el Comisario General para las Artes Decorativas de la Exposición examinaron los planos en el otoño de 1884. El proyecto fue aceptado, consistía en exponer el diseño de la torre. Entonces Eiffel se asoció al proyecto. En la solicitud de Patente de Invención registrada en septiembre de 1884, él aparece como el asociado principal y en un principio se iba a llamar La Torre de los 330 metros.

Los parisienses vieron levantar la estructura de hierro en las orillas del Sena. El aspecto insólito que presentaba la estructura salía por completo de los cánones. Originando desde críticas, comentarios irónicos hasta violentos ataques de artistas e intelectuales que vieron a la torre como: “lámpara verdaderamente trágica”, “candelero hueco”, “esqueleto de campanario”; entre otras cosas; pese a la resistencia, la Torre Eiffel fue inaugurada el 31 de marzo de 1889 y pronto se convirtió en el símbolo principal de la Exposición Universal sirviendo además como arco de entrada a la Feria.

Foto: Cortesía | Edgardo Moreno

La Exposición Universal de París (1889) tuvo lugar en París, Francia del 6 de mayo al 31 de octubre de 1889. La Exposición cubrió un área total de 96 hectáreas, incluyendo el Campo de Marte (Champ de Mars), el Trocadéro, la estación de Orsay, una parte del Sena, y la explanada de los Inválidos (Hotel des Invalides). Gastos: 41.255.267,59 francos; Visitantes: 32.250.297; Expositores: más de 61.722, de los cuales el 55 % fueron franceses; Países participantes: 35. Los productos queretanos siguieron exhibiendo en las grandes exposiciones: Chicago 1894, París 1900, Buffalo 1901, San Luis Misuri 1905. Con muy buenos resultados. En Querétaro se organizaron dos Exposiciones regionales, en 1882 y 1901.


Desde Anbanica - Teocalhueyacan.

Julio de MMXXII.


[…] Saliendo de México, todo es Cuautitlán. / Saliendo de París, todo es México. / Para no hacer comparaciones, mejor es quedarse en Cuautitlán. / Así no se olvida el castellano, ni se destroza el francés. / En cuanto a bicicletas, polainas y flores para el ojal, también las hay aquí, / en Cuautitlán. / ¿Para qué ir, pues, a la capital de Francia?

Amado Nervo


Hace 133 años, para celebrar el Centenario de la toma de la Bastilla –acontecimiento tradicionalmente considerado como el símbolo del comienzo de la Revolución francesa–, Francia organizó la Exposición Universal en 1889, convocando a los países con los que sostenían relaciones diplomáticas a participar en la fiesta. Desde luego las autoridades y la oligarquía de nuestro país y de la comarca queretana se aprestaron para asistir. El príncipe de la paz, Porfirio Díaz, tendría la oportunidad de tener un escaparate para dar a conocer el progreso, la tranquilidad y el orden, en una inestable y salvaje nación tropical. Por otra parte, la cultura francesa era el prototipo a seguir para ciertos sectores sociales, que orientaban su ideología y sensibilidad a conseguir el artificio. Pero también, según Samuel Ramos, el espíritu revolucionario de Francia ofrecía a los jóvenes mexicanos “los principios necesarios para combatir el pasado contra la opresión política, el liberalismo; contra el estado monárquico, la república democrática; contra el clericalismo, el jacobismo”. [ Perfil del Hombre y la Cultura en México: 1972].

Los queretanos se inscribieron y de inmediato comenzaron los preparativos para participar con decoro. Así encontramos entre los artículos: vestido indígena de Tolimán; maderas y mármoles muestras de madroño, pino, ébano y palo escrito; mármol, uno negro y otro blanco, aperlado, terso y consistente; carbón de piedra y ópalos […] los ópalos son bellos y de iris admirables. También se llevaron a la Exposición: vinos, licores, cereales, dulces y artesanías. Los vinos de membrillo y naranja con “elegantes etiquetas: Mezcal del agostadero. Los dueños de El Ave del Paraíso prepararon varios botes de cristal con lujosas etiquetas conteniendo los famosos camotes. Van también cajas elegantemente adornadas conteniendo los dulces prensados y cubiertos. Objetos de arte e industria se enviaron a París: cajas de filigrana, bordados, escobetas con adornos de seda y oro, canastos de vara de Tequisquiapan, objetos de ixtle y reatas; telas indígenas, fotografías históricas de Muñoz Flores; […] dibujos de gran mérito, ejecutados por las alumnas de la Academia. [La Sombra de Arteaga.1889].

Gendarme y tlachiquero en la Comisión Mexicana: A la Ciudad Luz, de la Ilustración, del Romanticismo y el Modernismo, arribaron 38 comisiones de mexicanos, además de la legación mexicana en Francia y 20 “personalidades distinguidas”. Al grupo hay que agregar la colonia mexicana en París, turistas y familiares de los comisionados. En fin, un nutrido grupo. Se incluyeron a dos obreros, uno de la Fundición Nacional y otro de la Fábrica Nacional de Armas, un gendarme y un tlachiquero.

Foto: Cortesía | Edgardo Moreno

Mexique Curieux. El 23 de junio de 1889 fue inaugurado el pabellón mexicano, diseñado por Antonio M. Anza y el Antonio Peñafiel, que representaba un teocali, “ricamente decorado con ornatos […] y relieves históricos y simbólicos”. El interior estaba compuesto de columnas, escaleras de hierro y tragaluces de cristal. (La construcción ocupaba 2 159 metros cuadrados, con dos pabellones y un salón central. Las escaleras de rampa doble conducían a las galerías superiores.) Después de haber tocado La Marsellesa, se hicieron las alocuciones previstas y ya en el interior del pabellón se interpretó el Himno Nacional Mexicano. Dos figuras de bronce y zinc, obra de Jesús Contreras, representaban las “dos civilizaciones” del sur y el norte de México. Mientras se idealizaba el espíritu guerrero en este discurso, por otro lado, era perseguido y marginado el indígena de carne y hueso. El pabellón fue de los más visitados; los personajes típicos, el arte precolombino, los cigarros, las cervezas y el aguardiente que se elaboraba en el interior fueron una sensación. También llamaron la atención los Atlas y fotografías de un exótico país; los muebles, el decorado, los materiales, productos agrícolas, condimentos, plantas, flores, frutos y pieles. Los ópalos queretanos tuvieron gran demanda entre el público y los joyeros.

Queretanos premiados. En el último tercio del siglo XIX, regido por el tradicionalismo victoriano y el desparpajo de la Bella Época, los queretanos obtuvieron varios premios y reconocimientos en diversas “clases” y “grupos”. Educación de la niñez, enseñanza primaria y enseñanza de adultos: medalla de plata; Instrumentos de música: medalla de oro; Cartas y aparatos de geografía y cosmografía, topografía y estadística: mención honorífica; Obras de tapicería y decoración: medalla de plata; Hilos y tejidos de algodón: medalla de plata; Vestidos: medalla de bronce; Joyería y orfebrería: medalla de plata; Juguetería: medalla de bronce; Industrias extractivas, productos brutos de la naturaleza: medalla de plata; Productos agrícolas no alimenticios: mención honorífica; Licores: medalla de plata.

Eiffel y su “candelero hueco”. La idea de construir una torre metálica en medio de Paris fue de Maurice Koechlin y su colega Émile Nouguier, quienes le presentaron el proyecto a Gustav Eiffel, quien sin estar muy seguro, permitió que se continuara con el proyecto. Barthordi y el Comisario General para las Artes Decorativas de la Exposición examinaron los planos en el otoño de 1884. El proyecto fue aceptado, consistía en exponer el diseño de la torre. Entonces Eiffel se asoció al proyecto. En la solicitud de Patente de Invención registrada en septiembre de 1884, él aparece como el asociado principal y en un principio se iba a llamar La Torre de los 330 metros.

Los parisienses vieron levantar la estructura de hierro en las orillas del Sena. El aspecto insólito que presentaba la estructura salía por completo de los cánones. Originando desde críticas, comentarios irónicos hasta violentos ataques de artistas e intelectuales que vieron a la torre como: “lámpara verdaderamente trágica”, “candelero hueco”, “esqueleto de campanario”; entre otras cosas; pese a la resistencia, la Torre Eiffel fue inaugurada el 31 de marzo de 1889 y pronto se convirtió en el símbolo principal de la Exposición Universal sirviendo además como arco de entrada a la Feria.

Foto: Cortesía | Edgardo Moreno

La Exposición Universal de París (1889) tuvo lugar en París, Francia del 6 de mayo al 31 de octubre de 1889. La Exposición cubrió un área total de 96 hectáreas, incluyendo el Campo de Marte (Champ de Mars), el Trocadéro, la estación de Orsay, una parte del Sena, y la explanada de los Inválidos (Hotel des Invalides). Gastos: 41.255.267,59 francos; Visitantes: 32.250.297; Expositores: más de 61.722, de los cuales el 55 % fueron franceses; Países participantes: 35. Los productos queretanos siguieron exhibiendo en las grandes exposiciones: Chicago 1894, París 1900, Buffalo 1901, San Luis Misuri 1905. Con muy buenos resultados. En Querétaro se organizaron dos Exposiciones regionales, en 1882 y 1901.


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