Niños que todavía no terminaban el desayuno y otros que lloraron desconsoladamente en la puerta de las escuelas fueron algunas de las escenas que se vivieron en el regreso a clases de este lunes, mientras que muchas maestras y maestros regalaron dulces o recibieron a grupos de estudiantes con porras o pompas de jabón.
El recorrido para algunos pequeños inició antes de las 7 de la mañana y algunos relataron que “salieron de noche de sus casas”, para no llegar tarde y porque extrañaban a sus compañeros, a quienes tenían mucho tiempo sin ver.
Con el inicio de clases de 461 mil 620 alumnos de nivel básico, en tres mil 682 escuelas publicas y privadas de preescolar, primaria y secundaria, regresaron también más de 18 mil profesores y la rutina del tráfico y las carreras de la mañana.
Avenidas como prolongación Corregidora, Hidalgo y el mismo centro regresaron a la normalidad con padres de familia que corrían con las mochilas de sus hijos para llegar a tiempo a clases y madres que todavía peinaban a las niñas y a los niños una cuadra antes de llegar a la escuela.
Madres y padres de familia contaron con orgullo que llegaron a tiempo porque prepararon todo la noche del domingo. “Revisamos la mochila, el uniforme, preparamos el lunch, sabíamos que calles estaban cerradas y nos estacionamos antes para caminar”, decían algunas.
No fue así para todos. Sobre avenida Universidad varios padres corrían de la mano de sus hijas e hijos con las mochilas a la espalda porque el camión se había tardado “y el tráfico estaba imposible”.
En avenida Hidalgo, una de las que más “sufrió” el regreso a clases, eran frecuentes los grupos de estudiantes que se ponían al tanto de lo que hicieron de vacaciones mientras los profesores los animaban a entrar ya a la escuela y seguir platicando adentro.
Las primarias también se prepararon para recibir a los estudiantes. En la colonia Niños Héroes unas escuelas recibieron a las alumnas y alumnos con porras y aplausos de sus profesores, en otra, las profesoras se disfrazaron de la mujer maravilla para recibirlos con pompas de jabón y música.
“Para los pequeños ya es difícil saber que se les acabaron las vacaciones, por lo menos que regresen con gusto”, dijo una maestra que repartía dulces en la entrada de la escuela.
Con más formalidad, algunas directoras y directores daban recomendaciones a los padres de familia para la salida y para entorpecer el paso vehicular lo menos posible.
Por la tarde, la salida de las niñas y los niños fue igual o más estruendosa que en la mañana: las risas, los gritos, las peticiones de panes y papás porque tenían mucha hambre y los avisos de “te veo mañana” para los compañeros, ante papás y mamás impacientes por el calor.